jueves, 23 de mayo de 2013

El infierno (2010)



Tras veinte años al otro lado de la frontera, Benjamín García regresa a México para descubrir que la violencia domina su pueblo natal.

Benjamín es un personaje del cual no sabemos realmente qué le pasó al otro lado de la frontera, sólo sabemos que no llamó ni escribió una sola vez a su familia, quizás estuvo en la cárcel, y que fue finalmente deportado. Sin ilusiones y con los sueños rotos, Benito sólo desea reencontrarse con su madre y su hermano menor. Pero al llegar descubre que tras 20 años las cosas están mucho peor. Nada más emprender su viaje de regreso dentro de México, Benjamín es asaltado en el autobús que lo lleva a su pueblo. Acto seguido es registrado en un control militar y los militares se quedan con el dinero oculto en los calzoncillos que los asaltantes no habían descubierto. Así es la realidad que nos presenta esta película. Un infierno de violencia y corrupción.


El descubrimiento de que su hermano (o carnal) acabó siendo un peligroso narco apodado El diablo y que fue salvajemente asesinado y la existencia de un sobrino harán que Benito decida cuidar de lo que queda de su familia. Benjamín decide evitar a toda costa que su sobrino siga los pasos de su progenitor, pero el único modo de evitarlo es entrar al servicio del narco. Paradojas del destino. Sus intenciones son buenas pero como bien dice: en México no se hace lo que uno quiere sino lo que puede. Benito deberá pagar una cuantiosa cantidad para evitar que su sobrino vaya a prisión, probablemente todo sea una artimaña para forzarle a entrar al servicio del patrón José Reyes. Benito pasará a llamarse Benny y empezará a vivir esa vida de chantajes, lujo y violencia propia de los narcos y que es alabada en los narco corridos. La única manera de sobrevivir parece ser entrando en el peligroso negocio del narcotráfico. No hay otra salida. Incluso su mejor amigo de la juventud es ahora un peligroso narco, el Cochiloco, un personaje digno del mejor cine de gangsters.

Benny tiene en común bastantes puntos de partida con el Michael Corleone de El Padrino, ambos prefieren mantenerse al margen y no entrar en negocios turbios. Pero finalmente, se verán obligados a ello para defender a su familia. Tampoco faltan similitudes con el Carlito Brigante de Atrapado por su pasado, ambos deciden estar al margen pero no podrán evitar mancharse las manos. Quieren conseguir dinero rápido para escapar de la violencia y la muerte que les rodea, pero la huida no será nada fácil.
También tiene puntos en común con el Travis de Taxi driver, sobre todo al final del film. El onírico final deja a las claras la intención del film, tanto el poder político, como el militar como el religioso están bajo el dominio de los narcos. Quizás la última parte del film sea una ensoñación o un final alternativo, pero el mensaje queda claro y de ahí que se incluyera en el metraje final.

Luis Estrada dirigió (no sin problemas) esta recomendable película en 2010. Tomando como ejemplo el buen cine sobre la mafia de maestros como Copola o Scorsese, Estrada elaboró una interesante trama que adapta las constantes de este género a la realidad del México actual. El tratamiento del personaje principal y los secundarios es digno del mejor Scorsese y opino que su film no desmerece demasiado de los clásicos del género perpetrados por sus vecinos gringos del norte. Ocurre que el ser humano es igual en todas partes y en todas las épocas: egoísta, violento y fácilmente sobornable. Estrada incluye elementos propios de su tierra como los narcocorridos, el gusto por las enormes sepulturas, la religión, etc. Especialmente curiosa es la escena en la que un cura bendice las armas de los protagonistas, ni Coppola podría haber reflejado mejor la paradójica unión de religión y violencia
El hecho de que los miembros de la familia del clan de los Reyes se llamen como la Sagrada Familia no deja de ser un ejemplo del estrecho vínculo entre religión y narcotráfico. Estrada tiñó todo el film de un humor negro (negrísimo) y una fina ironía que lo hacen muy disfrutable. 
Todos los actores están muy bien. Especialmente me quedo con Damián Alcázar, excelente en su recreación de las contradicciones de El Benny, y Joaquín Cosio como El Cochiloco. También cabe destacar la breve pero demoledora intervención de uno de mis actores favoritos, Daniel Giménez Cacho. Como en toda buena película de cine negro, debe haber una femme fatale que lleve de cabeza a nuestro protagonista. En esta ocasión es una prostituta y madre del sobrino del Benny, interpretada por Elizabeth Cervantes.

 Obviamente el film no gustó a las autoridades gubernamentales, ni a la iglesia, ni a los narcos, hubo presiones y amenazas para que se retirara de las salas de proyección. Aún así, fue todo un éxito en México, siendo el film más visto en el 2010, el año del bicentenario de la independencia de México.

 No se pierdan esta película, amigos, fiel reflejo de lo peor del alma humana. Una película que los gobernantes no quieren que veas, no les hagas caso.

8

2 comentarios:

Anónimo dijo...

parece interesante

Anónimo dijo...

Muuy buena.

Si al final hasta le coges cariño al cachiloco :D