miércoles, 30 de septiembre de 2009

AÑO UNO


Zed (Jack Black) y Oh (Michael Cera) son expulsados de su poblado por comer la fruta prohibida. Alí descubrirán un mundo nuevo.


Ya no es suficiente, no basta con que Jack Black (Tropic thunder, Rebobine por favor) siga interpretando su papel de golfillo graciosete. Tampoco nos conformamos con un Michael Cera (Juno) que con sólo tres películas ya se ha encasillado en el papel de pardillo (aunque con esa cara a pocos papeles más puede optar). A mí los dos me caen muy bien, pero deben elegir mejor sus papeles. Año uno es una comedia fallida y mira que con estos dos tipos es fácil partirte la caja.

Harold Ramis fue director de alguna comedia bastante interesante (Atrapado en el tiempo) y alguna estupidez (Una terapia peligrosa), amén de haber salido en Cazafantasmas y preparar la tercera parte de dicha saga (horror me da sólo el pensarlo). Sea como fuere, Ramis parece haber perdido el toque (hace mucho tiempo) y se muestra en Año uno como un escritor y director bastante limitado, incapaz de sacar partido a los actores.

El problema es que el guión de Ramis es bastante pobre, abusa de situaciones mil veces vistas y se muestra incapaz de hacernos reír. Sólo cuando se pone soez consigue arrancarnos alguna carcajada, normalmente no pasa de la mera sonrisa. No sé si se ha rebajado el tono de algunas escenas para ampliar el público potencial o la cosa no daba para más, pero la peli naufraga entre gags inconexos y chistes fáciles. Ni el buen hacer de los actores antes citados hace levantar a este despropósito. La situaciones pretenden ser divertidas paro están muy vistas, el típico chiste sobre homosexuales o genitales ya cansa. Supongo que a los adolescentes les hará gracia, pero aún así no creo que pueda competir con otras comedias recientes.


También juega en contra de la peli que el tema bíblico ha sido parodiado con mucha mejor fortuna otras veces. Recurrir siempre a Caín y Abel o Sodoma y Gomorra está ya muy trillado, hombre.

En cuanto a los actores, Jack Black se supone que es la estrella de la función pero esta vez sus muecas y gestos sobreactuados no consiguen el efecto deseado. Sigue haciendo su papel de siempre pero ya cansa y si encima la historia no está a la altura…

También aparecen en escena Christopher Mintz-Plasse (el inolvidable McLovin de Supersalidos) y Olivia Wilde (la 13 de House) aunque están bastante desaprovechados. Tambien aparece en escena Kyle Gass, compañero de Jack Black en el grupo Tenacious D. Oliver Platt (El desafío, Frost contra Nixon) tiene el papel más jugoso como un sumo sacerdote bastante curioso.

Decepcionante.
4

lunes, 28 de septiembre de 2009

Trailer de ROBOGEISHA


Buscando en las oscuras redes de internet, he encontrado este divertidísimo trailer de un film alucinante llamado Robogeisha. La peli no tiene mala pinta (si te va el tema japonés bizarro), me la apunto para verla. Seguro que a Tarantino le hubiera encantado dirigir esta peli.





sábado, 26 de septiembre de 2009

Libre de pecado


Pocos países encontraremos en el mapa tan mezquinos y envidiosos como el llamado España.
No le vale al país con montar una cuestión de estado cada vez que una folclórica se echa novio o cuando a éste lo meten en la cárcel por chorizo o cuando un torero se lía con una modelo operada de arriba a abajo, no. De cualquier nimiedad hay que hacer burla y escarnio.

Ahora le ha tocado el turno a las hijas del presidente Zapatero. No voy a entrar a valorar la labor de Zapatero como presidente, por no asustar al respetable más que nada y porque no soy analista político. Pero el revuelo montado con las fotos y con su posterior manipulación me parece fascinante. Además parece que la foto se ha filtrado por error.

Entiendo que la hijas menores del presidente pertenezcan a cualquier tribu urbana que les de la gana. Cada uno es muy libre de vestir como quiera. Si de adolescente no puedes vestir con libertad, ten claro que nunca lo podrás hacer. A mí que vistan de negro riguroso o sean góticas, heavies, satánicas o se bañen en leche de murciélago me parece muy bien. Están en todo su derecho, yo mismo sólo visto de negro desde hace 25 años y reconozco haber llevado de adolescente unas pintas bastante raritas. Hace poco incluso me volví a comprar un cinturón con tachuelas, que ahora parece que vuelven a estar de moda.


Al grano, que me parece muy bien que las mozas se hicieran una foto con Obama (el tipo más poderoso del mundo) de esa guisa. Vieron la oportunidad y la aprovecharon. Yo lo veo como un desafío, una broma frente a tanto protocolo y tanta tontería que no llevan a ningún sitio. Además a Obama y su señora no parece molestarles la vestimenta de la chicas si juzgamos que llevan puesta su sonrisa standard.

Parece que lo que más ha molestado a la gente es que no sean supermodelos, vaya, es que la Bruni ya está cogida. Además, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. No creo que haya sido ninguna supermodelo la que ha hecho los crueles fotomontajes que circulan por la red, más bien habrá sido algún lerdo sin nada mejor que hacer que reírse de dos menores, sin importar el daño que les pueda causar. Que por ser adolescente y vestir de negro no se ataca al estado ni nos van a invadir los países del eje del mal. Las chicas son adolescentes, sólo eso. Que ellas y sus padres pecaron de ingenuos, visto lo visto, parece obvio.

No olvidemos que son menores de edad y que su imagen se debe proteger igual que la de cualquier hijo de los famosillos sin oficio ni beneficio que pululan por este cutre país. Zapatero al menos no ha hecho nunca un reportaje a todo lujo en ninguna revista al estilo "el señor ZP y su señora nos presentan (previo pago de una millonada) a sus hijas pijas de la muerte en su mansión de la hostia y nos cuentan intimidades estúpidas para que te mueras de envidia, imbécil". Eso sí que me da asco.


Que las chicas vieron la oportunidad de hacerse la foto y punto. Que no van vestidas de forma ortodoxa... y qué pasa?? Todas las demás disquisiciones, burlas, montajes y parodias creo que están totalmente fuera de lugar.

Que se retire su padre (peor no lo puede hacer) y se presenten ellas para la presidencia del gobierno, que yo les votaré.

viernes, 25 de septiembre de 2009

El club de la lucha (Fight club)


 El club de la lucha (Fight club) es una de las películas más perturbadoras de década de los 90. Basado en la novela de Chuck Palahniuk (Choke), el film de Fincher es tan transgresor como fascinante. Un film que hoy no creo que ningún gran estudio quisiera financiar.

 El narrador (nunca se dice el nombre del personaje de Edward Norton) lleva una vida aburrida, vive en un apartamento que paga gracias a un anodino trabajo en una aseguradora. Su vida es gris, demasiado gris, y carece de sentido. Lo de tener un trabajo para pagar las deudas y los muebles de los que se encapricha no le satisface. El consumismo le ha acabado produciendo un profundo sentimiento de vacío. Busca algo más que poseer cosas que no llevan a la felicidad. Busca sentirse bien, no sentirse dirigido por un consumismo sin sentido. Busca no ser sólo un número, no sentirse como un cordero dentro de un rebaño. Quizás por eso acude a terapias de grupo para afrontar cánceres que él no padece. Para sentir que hay alguien que es realmente más desdichado que él. Y encima con motivos.
 Pero la vida del narrador cambiará cuando conozca a Marla Singer (Helena Bonham Carter), otra paria social que acude a terapias que no necesita. En ella verá a su igual a su alter ego, su amarga media naranja.
Pero su vida cambiará aún más cuando conozca a Tyler Durden (un Brad Pitt magnífico en todos los sentidos), un tipo realmente fascinante. Su afición es insertar fotos de penes en las películas infantiles provocando un efecto subliminal en la audiencia. También vende jabones que el mismo elabora con la grasa que roba de las clínicas de liposucciones. Tyler les devuelve a las ricachonas sus enormes culos en forma de pastillas de jabón. Reciclar es el futuro.



Tyler es independiente, no parece sentir afecto por nadie y es más listo (mucho más listo) que la media de personas que viven encerradas dentro de la jaula de oro del capitalismo. Tyler arrastrará a nuestro amigo el narrador hasta un oscuro submundo de peleas y auto destrucción. Para Tyler no tiene sentido buscar el sentido de la vida. Todo es mentira, nada vale realmente la pena. La sociedad crea unos miedos y unas estúpidas normas morales para mantener a los corderos dentro del redil. Pero Tyler no es sólo un loco elocuente, es un terrorista decidido a acabar con la sociedad empezando por su propio cuerpo. La autodestrucción es la respuesta. Tyler quiere imponer su nueva doctrina a base de explosivos caseros.

David Fincher (Zodiac, Seven, El curioso caso de Benjamin Button) imprime un ritmo vertiginoso al film logrando que atrape al espectador desde el principio y no te suelte hasta el final. Fincher usa magistralmente todo tipo de trucos narrativos, sonoros, visuales y hasta digitales para plasmar el universo Palahniuk: flashbacks, saltos temporales, la omnipresente voz en off, fotografía en tonos verdes, un montaje endiablado, etc.

A destacar ciertas escenas como la que ocurre en la oficina del jefe, los discursos, las escenas inicial y final (que no dejan de ser la misma) y un largo etcétera de momentos difícilmente olvidables.
 Sólo pasados 2 tercios del film baja algo de ritmo, pero es momentáneo, un paso atrás para coger carrerilla hasta un final sorprendente. Un final que nos hace preguntarnos quienes somos realmente y qué parte de nuestra personalidad es impostada. Todos deseamos ser otra persona o, al menos, mejorar ciertos aspectos de nuestra personalidad ¿o no?. Todos tenemos complejos y aspectos que nos gustaría mejorar. ¿Seríamos mejores personas si superáramos nuestros complejos? ¿No sería más fácil aceptarnos como somos que mostrarnos ante los demás como algo que no somos? ¿Qué pasa si nos inventamos una personalidad que sea tal y como nos gustaría ser a ojos de los demás?
Fincher gastó 50 millones de dólares en una película que es toda una patada entre las piernas del capitalismo y la sociedad de consumo. Aún no entiendo cómo un gran estudio se decidió a financiar una película así en 1999. Lástima que la corriente puritana que asoló a Hollywood (y al mundo entero) tras el 11-S hiciera que otros films transgresores se quedaran en el tintero. Por suerte, Fight club se rodó a tiempo. No olvidemos que en una escena de esta película un edificio se derrumba de forma bastante parecida a la que lo harían las torres gemelas dos años después. Tras el 11-S hubiera sido imposible rodar un film así.

1999 fue el año de Matrix pero yo creo que la propuesta formal y de fondo de Fight club es mucho más interesante. Han pasado los años y sigo pensando que Fight club es un gran film, divertido y subversivo y con un mensaje aún válido.

Usa jabón.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Malditos Bastardos (Inglourious Basterds)


Esta vez Tarantino se va a la Francia ocupada para contarnos la historia de un grupo de judíos americanos que se dedica a matar nazis.

Desde luego malditos bastardos no es un film histórico, es un western ambientado en la segunda guerra mundial. Tarantino deforma la historia para ajustarla a su peculiar estilo. Estilo que ya daba muestras de agotamiento en Deathproof y este film es la prueba patente. Ocurre que en Malditos bastardos el amigo Quentin sigue fiel a sus principios de toda la vida: mezcla de géneros, historia dividida en capítulos, homenajes constantes, cameos, música de Morriconne, diálogos ingeniosos y violencia.
No hay nada nuevo dentro de la forma de rodar y montar la película. Da igual que sitúe la película en la Francia de hace 65 años, su estilo sigue invariable. A Tarantino le basta con ser él mismo, o eso piensa él.

Obviamente, la película tiene un par de momentos de gran cine, pero sólo un par. La escena del inicio o la de la taberna son dos pequeñas joyas en las que Tarantino brilla como narrador. Además usa sabiamente en la primera de ellas la técnica de Hitchcock para crear suspense, es decir, te muestra lo que hay bajo la mesa. Poco a poco la tensión va creciendo hasta límites insoportables.
Estas 2 escenas son memorables pero el conjunto acaba cojeando bastante. Las dos horas y media se pasan rápido, es cierto, pero uno espera que la peli te sobresalte como ya lo hizo este tipo en films anteriores, no es el caso. Si exceptuamos los momentos mencionados, el film no engancha lo que debiera. Es demasiado disperso e impreciso. La acción avanza a trompicones, con continuos paros y acelerones que le confieren un ritmo muy irregular.

Además de los homenajes cinéfilos y musicales habituales (hasta repite alguna canción ya usada en Kill Bill) Tarantino se toma la libertad de ofrecernos un videoclip ochentero a ritmo del Cat people (Putting out fire) de David Bowie (usada ya en El beso de la pantera), no está mal pero es un innecesario parón que lastra el ritmo del film, ya de por sí bastante imperfecto. Tampoco el clímax final está suficientemente logrado.

Tarantino se enreda en diálogos y cambios de idioma olvidándose de desarrollar personajes, supongo que no le interesa. Los bastardos quedan totalmente desdibujados, son los personajes más atractivos del film y apenas nos cuenta la historia de uno de ellos. Ni siquiera sabemos quién es Aldo o donde consiguió el de Tennessee la cicatriz que adorna su cuello. A destacar Brad Pitt imitando a Marlon Brando en El padrino (algodones en la mandíbula incluidos) pero con acento sureño.

Al menos cuando se centra en los personajes nos regala una interpretación genial como la de Christoph Waltz en el papel del astuto Hans Landa. El resto de los actores están correctos, entre la caricatura y la ironía propias de un film que no se debe tomar demasiado en serio. Me gustó mucho August Diehl (Los falsificadores) en la escena de la cantina.
Lamentablemente Mélanie Laurent y Daniel Brühl no acaban de encajar en la trama y Diane Kruger sale poco. Como simples anécdotas creo que quedan las apariciones de Mike Myers y Rod Taylor.

Tarantino ha realizado otra macarrada de las suyas con 2 grandes escenas y un villano antológico (algo que no sucede todos los días). Así pues, sopesando lo bueno y lo malo.. le doy un....

6

miércoles, 23 de septiembre de 2009

BAILAR EN LA OSCURIDAD (Dancer in the dark, 2000)

En su afán de destrozar costumbres cinematográficas, Lars von Trier se atrevió con el musical en el año 2000. La triste historia de una inmigrante checa en Estados Unidos que trabaja en una fábrica no parece lo más adecuado para un musical. Además su vida da un vuelco al enterarse de que se está quedando ciega, una dolencia que su hijo parece haber heredado.


La mano del trágico destino se cierne sobre la garganta de Selma. Selma adora los musicales y en ocasiones cree vivir escenas de éstos dentro de su propia vida. Probablemente sus alucinaciones de bailarines en los momentos más inapropiados sean desvaríos propios de una mente enferma.
Lars rueda de forma desapasionada y fría esta durísima historia. El guión no muestra piedad ni clemencia en ningún momento por Selma ni por el público. En los musicales siempre había un happy end, Lars no cede ni en eso. No hay giros forzados ni milagros. Toda la fuerza de la injusta justicia americana cae sobre Selma.
Por cierto, Von Trier fue criticado por rodar un film ambientado en Estados Unidos sin haber estado nunca en dicho país, parece ser que sufre una terrible fobia a volar. Von Trier contestó que no es necesario conocer un país (ni siquiera haber estado allí) para rodar una película sobre él. No olvidemos que los sentimientos son universales y Casablanca no se rodó en África.


Von Trier nos muestra un mundo hostil que se aprovecha de los débiles. El trabajo es un infierno de ruido y deshumanización, nada de realización humana. El trabajo en una industria es un peligro para la integridad física y es insuficiente para salir adelante. Así como en Rompiendo las olas, el trabajo es el origen de la tragedia. Von Trier ataca la revolución industrial frontalmente y sin reparos.

Los números musicales de Selma son para ella una huida de la cruel realidad y un respiro para el espectador. Son preciosas canciones durante las cuales Selma es feliz. Puede que si no eres fan de Björk no te entusiasmen pero a mí me parecieron geniales. A pesar de estar rodados con cámaras digitales, hay números tan logrados como el del tren, la fábrica, el juzgado o el final en el que Selma/Björk va contando los pasos que va andando hacia su destino. Un emotivo tema (107 steps) cuya letra no dice nada, sólo números.



Del tremendo y agónico final sólo diré que me hizo llorar de lo lindo y me puso los pelos como escarpias. Inolvidable Björk y su sufrida interpretación. No se me ocurre una elección mejor que Björk para el papel de Selma, era la única elección posible. Por otro lado, Catherine Deneuve, Joel Grey, David Morse o Peter Stormare están francamente bien.


Un film muy duro y sin contemplaciones, pero dolorosamente hermoso. Como la vida misma.
8

lunes, 21 de septiembre de 2009

MR73


El detective Louis Schneider (Daniel Auteuil) está pasando una mala época, bebe demasiado, los recuerdos le atormentan, ha sido degradado y casi no le quedan amigos. Además debe enfrentarse a un escurridizo asesino en serie y a otro que atrapó hace 25 años y está a punto de salir en libertad.

Me gustan las películas con antihéroes. Me suelen resultar gratificantes y hasta cierto punto las prefiero frente aquellas en las que el protagonista es un tipo inmaculado y perfecto. Prefiero ver que el protagonista es humano y que tiene las mismas debilidades que cualquiera de nosotros, a veces incluso más.

Daniel Auteuil (Cache, La reina Margot) compone un personaje realmente complejo que va cavando su tumba mientras intenta resolver un misterio que le supera. En condiciones normales el caso sería ya de por sí difícil, pero en su lamentable estado actual adquiere dimensiones trágicas. Agobiado por una situación personal y profesional realmente dura el personaje intentará salir a flote y redimirse atrapando a un asesino. Pero un entorno hostil, lleno de policías corruptos y burócratas no se lo pondrán nada fácil. Sólo una joven superviviente al asesinato de sus padres hace 25 años confiará en él.

Basada en un hecho real, el film de Oliver Marchal funciona casi a la perfección dentro de las directrices del género policíaco. Yo pasé un buen rato, las pelis europeas de policías no suelen entretenerme tanto como ésta. La oscuridad y la sordidez de la trama me atraparon desde la primera escena en el autobús. Las referencias a Dios, la culpa y la redención me parecieron muy acertadas. Mientras el policía va renegando cada vez más de Dios, el asesino preso usa su supuesto acercamiento a Dios para salir de la cárcel. La misma idea sirve para fines muy distintos. Por otro lado, los personajes están bastante bien dibujados, muchas cosas no se cuentan explícitamente, se insinúan con miradas o gestos.

Me gustó la fotografía del film, muy oscura pero nada artificiosa, casi siempre es de noche o está lloviendo, a pesar de lo cual el prota siempre lleva gafas de sol.

Es una pena que hacia el final la peli pierda algo de fuelle y se haga algo confusa. En el epílogo de film asistimos a demasiados hechos en poco tiempo cuando ya el espectador ha perdido casi el interés.
Quizás un montaje algo más compensado hubiera hecho a la peli más llevadera.
Al igual que pasó con Memories of murder, con esta peli queda patente que se pueden hacer thrillers mejores que los de Hollywood y con mucho menos dinero.




6,5


domingo, 20 de septiembre de 2009

Tropa de élite (2007)




1997, Río de Janeiro, el capitán Nascimento quiere dejar su cargo en el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) un cuerpo de élite que entra allí donde la policía no se atreve. El stress se está apoderando de su vida, va a tener un hijo y sabe que está quemado. Debe encontrar pronto un sustituto y limpiar las favelas para que no haya problemas en la inminente visita de Juan Pablo II.



Una de mis películas favoritas de los últimos años es Ciudad de Dios, tanto Tropa de Élite como Cuidad de Dios comparten el tema de la droga y la violencia en las favelas de Río. Mientras Ciudad de Dios nos muestra el día a día de los traficantes, Tropa de élite se centra en la policía. La otra cara de la moneda, o quizás no.

Los protagonistas son policías de carne y hueso, personas reales que deben vivir con un sueldo mísero jugándose el tipo contra unos traficantes armados hasta los dientes. Es un caldo de cultivo ideal para que la corrupción germine y se extienda ahogando cualquier atisbo de honradez. El sistema creará sus propias reglas, si no entras en el juego las cosas se pueden poner muy feas.


No creo la peli que tome partido por ninguna de las partes, sólo denuncia una realidad terrible. De hecho nadie queda bien parado: los grandes traficantes, los camellos, los consumidores de droga, las ONGs, la policía, los políticos, etc todos tienen su parte de culpa. La peli se centra en las fuerzas policiales de élite, sus brutales métodos de selección y entrenamiento, así como en su total falta de respeto por los derechos humanos, pero el resto de la sociedad tampoco se va de rositas.
La película es dura, muy dura y pesimista. La dirección del novel José Padilha es más que correcta aunque marea un poco a veces por el uso de la cámara al hombro. Tiene un inevitable parecido a La chaqueta metálica por lo del duro entrenamiento y también me recordó a El Padrino por la planificación de alguna escena que no puedo desvelar. También tiene puntos en común con la posterior Gomorra. Todas son pelis bastante desgarradoras y recomendables.


El guión es simplemente excelente. Me gustó mucho el feroz retrato de la corrupción generalizada y la evolución de los personajes de Neto y Matías que pasan de la ingenuidad al cinismo a base de encontronazos con la realidad.


Como anécdota diré que tres meses antes de su estreno en Brasil alguien robó una copia de la distribuidora en DVD. La copia fue pirateada y vista por 9,5 millones de espectadores. En salas de cine sólo la vieron 5 millones.


Una película totalmente recomendable que demuestra que Brasil es mucho más que fútbol y Samba. Si se te pasó en su día, no dejes de verla.
7,5


jueves, 17 de septiembre de 2009

MOBY: Wait for me


Ya hace unos meses que salió el último disco de Moby, Wait for me. Pero hasta ahora no había tenido tiempo de hincarle el diente como se merecía.


Recuerdo que me hice fan de Moby hace bastantes años cuando escuché su versión del New dawn fades de Joy Division. Luego lo vi en directo en un festival y, a pesar de su fama de techno adicto, Moby se lanzó a las guitarras y demostró que no existe barrera real entre estilos. Eran los tiempos del Animal rights (1996). Luego vino su consagración definitiva con Play (1999), un álbum imprescindible de finales de los 90. Moby repitió fórmula en el decepcionante 18 (2002), se pasó al rock guitarrero cantado por él mismo en Hotel (2005) para volver al sonido disco en Last night (2008).
Ahora Moby nos ofrece un disco tranquilo, sosegado, grabado en su estudio y con colaboraciones vocales de vecinas suyas. No es un albúm pretencioso, es sólo lo que a Moby le apetecía grabar con sus amigos y vecinos, sin ninguna ambición comercial o concesión de cara al público.

Los paisajes sonoros que Moby nos ofrece en Wait for me siguen siendo los de siempre. Su fórmula no ha variado un ápice. Tiene momentos más logrados que otros, siendo los más flojos aquellos que recuerdan sin remedio a canciones como Porcelain o Why does my heart feel so bad. Moby sigue entregando temas ideales para escuchar tirado en la cama o conduciendo pero no son mejores que los de discos anteriores. El problema del disco reside en que suena a ya oído, a repetido, y acaba aburriendo. Los tiempos medios y las instrumentales siguen estando bien pero ya nos hemos cansado de ellos. Demasiados temas instrospectivos sin ninguna cosa que los haga destacables.
Por supuesto, hay buenos temas como Wait for me, Shot in the back of the head o Mistake pero no son nada nuevo bajo la luna. Al final el disco se hace demasiado largo, lento y poco arriesgado ¿Quién nos iba a decir hace 10 años que acabaríamos diciendo esto?

Moby pide que le esperemos, yo ya me estoy cansado.

martes, 15 de septiembre de 2009

DISTRITO 9


Hace 20 años que una gran nave espacial se posó sobre Johannesburgo (Sudáfrica). Hoy sus tripulantes viven hacinados en un gueto a punto de explotar, el distrito 9.

Dentro de la crisis creativa que padecen los grandes estudios (empeñados en repetir fórmulas) el género de la ciencia ficción es uno de los más afectados. Entre remakes (Ultimátum a la tierra) y tonterías varias (Transformers, GI Joe) cuando llega un film que se toma la cosa en serio se produce una expectación inusitada.

La verdad es que Distrito 9 es un buen film de ciencia ficción, no creo que sea una obra maestra como apuntan algunos, pero es un film digno y no toma al espectador por idiota. Además cuenta con una interesante premisa argumental, lo de la nave / patera no deja de ser un hallazgo.
El film tiene un arranque realmente poderoso. Como si de un documental se tratase, recorre los testimonios de las personas implicadas en los hechos que vamos a ver. Mediante un montaje vertiginoso y cámara en mano nos sitúa en mitad del gueto alienígena sin darnos cuenta. Allí nos abandona a nuestra suerte, con un protagonista poco fiable, en un vertedero infecto lleno de bichos y humanos de la peor calaña.

Las metáforas que se plantean son obvias pero efectivas: inmigración ilegal, apartheid, los campos de refugiados, los intereses de las grandes empresas armamentísticas, drogas, tráfico de armas... El distrito 9 es toda una metáfora de lo peor de nuestro mundo. Un microcosmos de pesadilla.

Luego el film va por caminos bastante más trillados dentro del género. Al menos la historia logra mantener el interés. El debutante Neill Blomkamp se muestra bastante hábil en las escenas de acción y con los impresionantes efectos especiales. Es cierto que los villanos están un poco estereotipados y que los secundarios extraterrestres daban para bastante más juego, apenas se nos cuenta nada sobre ellos. Quizás también sobre algún tiroteo pero creo estos puntos negativos no acaban por estropear el conjunto.

Por suerte no han querido hacer un film de ciencia ficción más. Ni el protagonista es un machote (o el típico jovenzuelo inexperto), ni hay chicas monas gritando, ni historias de amor forzadas, ni tan siquiera secundarios graciosos. No han querido hacer una peli para todos los públicos y es algo que se agradece.

Al final me dio la impresión de que el film de Blomkamp se podría ver como una adaptación de La metamorfosis de Kafka en un suburbio tercermundista. Me gustó la idea. Peter Jackson ha invertido 30 millones de dólares en esta historia, le alabo el gusto, una vez más Jackson consigue aunar diversión y calidad.

Un film curioso y superior a la media.

7

domingo, 13 de septiembre de 2009

Leonard Cohen: Everybody Knows

Nunca es tarde si la dicha es buena. Leonard Cohen ha salido de su retiro en un templo budista y ha vuelto a la carretera con casi 75 años (parece ser que su administrador se ha ventilado su fortuna) y es buen momento para reivindicar su legado. Para mí esta canción es una de las mejores de su autor, una letra cínica y pesimista como pocas.
Sí ya sé que este hombre nunca ha tenido una gran voz, ni es un gran virtuoso de la guitarra y que no pasaría de la primera ronda de Factores X, Operaciones triunfos o chorradas similares, pero no le hace falta.





viernes, 11 de septiembre de 2009

ANTICRISTO (Antichrist)


Tengo que reconocer que Lars von Trier es uno de mis directores favoritos. Para muchos es un pirado o un timador y para otros un genio. Es cierto que su cine es a veces hermético y difícil de asimilar pero el danés siempre ha demostrado unas innegables ganas de provocar. Ya desde el movimiento Dogma 95 que lideró en los años 90, en el que propugnaba un retorno a los orígenes del cine a través de 10 normas básicas, Von Trier no ha dejado nunca indiferente a nadie.


Su cine puede ser irreverente (Los idiotas), formalmente experimental (Dogville), exasperante (Rompiendo las olas) o musical (Bailar en la oscuridad), pero siempre es innovador. Las ganas de Lars de criticar a la sociedad y sus duras convicciones morales y religiosas se nos presentan de forma abrupta, con escenas muy duras y/o desagradables pero efectivas. Aún recuerdo los últimos minutos de Bailar en la oscuridad: unos dolorosos e interminables minutos de angustia. Pocas veces lo he pasado tan mal viendo una peli.

Ahora Lars nos ofrece una nueva vuelta de tuerca a sus obsesiones de siempre: religión, culpa y sexo. Tras un prólogo formalmente perfecto en blanco y negro, Von Trier nos sumerge en una pesadilla que cada vez se torna más insoportable. El dolor y el vacío existencial que sufre la pareja protagonista acaba traspasando la pantalla y el film se convierte en una experiencia bastante dura. Avisados estáis: no es un film fácil de ver. Poco a poco la pareja se va convirtiendo en una amenaza para sí mismos. La creciente tensión y los extraños presagios nos hacen pensar que algo no va bien. Anticristo no es un film fantástico ni de terror pero tiene ciertos toques de ambos géneros. Tiene escenas que aterran sólo con un plano fijo de un bosque y unos ruidos terribles (al más puro estilo David Lynch). El film consigue que la naturaleza nos inquiete mucho más que ese intento fallido de Shyamalan con El incidente.
Pero en Anticristo la amenaza no viene del exterior. El enemigo está dentro de nosotros o, mejor dicho, nosotros somos el enemigo o, mejor dicho aún, el enemigo duerme con nosotros.


Las relaciones de pareja se convertirán en una tortura psíquica y física. A mí me sacó de quicio la serenidad del personaje de Willem Dafoe, en contraposición con el dolor de su esposa (genial Charlotte Gainsbourg). Sus personajes podrían interpretarse como la eterna lucha entre la razón (o la ciencia identificada con el marido) y los sentimientos (o la superstición identificada en la esposa). Ella somatiza su dolor y sufre lo indecible mientras su marido se obstina en tratarlo todo de forma racional. Pero las premoniciones y visiones serán visibles por ambos, por lo que nadie está a salvo.

Es cierto que puede parecer que el film identifica a la mujer con el mal (o lo irracional), pero no es nada nuevo, ya en la Biblia se identifica a Eva con el pecado, es ella la que trae la perdición al paraíso ofreciendo la manzana a Adán. Otras muchas expresiones religiosas van por el mismo camino. Von Trier sólo se hace eco de esa visión maléfica de la feminidad. Podríamos debatir y hablar durante horas de la ingente cantidad de referencias religiosas y metafóricas de la peli, cada persona que ve el film saca sus propias conclusiones, pero no creo que lleguemos a ninguna totalmente satisfactoria.
Lars rueda lo que le da la gana y cómo le da la gana, une imagenes bellísimas con momentos de auténtica bestialidad, su cine es así. Si tiene que mostrar unos genitales, pues los muestra (sus padres eran nudistas por lo que mostrar el cuerpo humano tal y como es no le supone ningún problema). Si tiene que mostrar violencia, pues la muestra (al fin y al cabo forma parte de nuestra naturaleza, como el sexo). Si tiene que escenificar un sueño precioso, pues lo muestra. Los convencionalismos y lo políticamente correcto no tienen mucho sentido para Lars. Sabe que provocará reacciones encontradas pero no parecen preocuparle, al contrario, parecen divertirle. Hace bien.

Desde luego el film no es perfecto y peca de pretencioso y crudo en muchos momentos. Yo destacaría las imágenes oníricas y/o surrealistas del film, a veces unidas a momentos realmente desagradables, me recordó al Jodorowsky más desatado.

Sólo por su valentía y sus ganas de provocar (algo que siempre hay que valorar entre tanto remake y tanto efecto especial sin alma) me parece que este film áspero y brutal vale la pena.

7
Si eres de los que buscan cine para pasar el rato y olvidarte de las penas, huye de esta película, siempre te quedarán Transformers y GIJoes.


jueves, 10 de septiembre de 2009

Genesis: I Know What I Like (In Your Wardrobe)

Genesis ha sido siempre un grupo a tener en cuenta, pero mi época favorita es la de Peter Gabriel con sus maquillajes y sus teatrales puestas en escena. Tras su marcha, Phil Collins pasó a ser el cantante oficial y llevó al grupo hacia terrenos mucho menos experimentales y más comerciales.



miércoles, 9 de septiembre de 2009

Coco: De la rebeldía a la leyenda de Chanel



El principal problema del cine francés suele ser que es bastante aburrido aunque hay excepciones, por supuesto. En el caso que nos ocupa el film intenta mantener nuestro interés sobre una historia que no es ninguna maravilla. A mí la historia de Coco Chanel me pareció bastante simple.


Entiendo que los franceses quieran aprovechar a los grandes mitos de su cultura del siglo XX pero la historia de Coco Chanel, en mi humilde opinión, no es tan apasionante. Vale que se convirtió en un mito de la moda y un icono para millones de mujeres, pero su historia no se me antojó para nada apasionante. Al menos no el tramo de su vida que se nos narra Anne Fontaine en su película.


Coco se nos presenta como una advenediza sin oficio ni beneficio que se aprovecha de ciertas relaciones sexuales y amistades para subir de escalafón social. No se presentan grandes gestas dignas de mención aunque sí un amor imposible. No sé si la persona real estaba a la altura del mito, por lo representado en el film me parece que no.



El problema del guión es que el personaje no se nos presenta atractivo ni logramos identificarnos con ella. En su lucha por lograr el reconocimiento social e imponer sus gustos estéticos el personaje se nos torna algo frío y calculador (quizás fue así realmente) siempre atenta a quien podía ayudarla en su empeño. Sólo cuando el amor se cruza en su camino se nos muestra más humana.

Es cierto la historia está narrada de forma correcta, esta misma historia podría haber sido un ladrillo de cuidado en otras manos, pero no es suficiente. Ni siquiera el placer de ver a Audrey Tautou salva el film, esta vez su mirada no transmite demasiado y no se nos presenta creíble. Quizás nunca podamos dejar de verla como Amèlie.


Me gustó mucho más el personaje de Ètienne Balsan interpretado por Benoît Poelvoorde, un personaje mucho más complejo y atractivo a ojos del espectador, a veces le odias y otras le comprendes.


Un film que intenta hacer interesante una historia que quizás no lo sea.
4'5

domingo, 6 de septiembre de 2009

Arrástrame al infierno (Drag me to hell)


Tras estar unos años metido en el cine comercial con saga de Spider-man, Sam Raimi parece que ha querido desquitarse y ha vuelto al cine de terror de serie B con el que triunfó en los ochenta. Pelis como Posesión infernal o Terroríficamente muertos contaban con muy pocos medios pero resultaban muy entretenidas y crearon escuela.

La cosa es que Arrástrame al infierno funciona bastante bien. No aporta nada nuevo al género de terror pero al menos entretiene sobradamente. La peli se ve con agrado, tiene buenos sustos y el ritmo no decae en ningún momento. Por lo menos a mí me hizo pasar un rato de lo lindo.
Raimi sabe cómo desarrollar una historia no del todo original, hace años leí un libro de Stephen King llamado Maleficio cuyo argumento y desarrollo es muy parecido al de este film.

Raimi se muestra cómodo y ágil dentro del género que le vio nacer como director, sin ataduras comerciales que obliguen al film a buscar una catalogación de apta para menores de 7 ó 13 años. Raimi sigue usando de forma imaginativa baratos efectos visuales (las sombras, el viento) que siguen siendo muy efectivos. Quizás lo cutre de ciertos efectos sea algo que haga al film todavía más entrañable y divertido. Hay cables poco disimulados y mucho maquillaje, algo que siempre ha funcionado en el cine de terror más clásico. Aún me acuerdo de los patéticos resultados de Soy Leyenda al intentar recrear digitalmente a los vampiros/zombies y la risa que provocaban. Mejor sacar un buen partido a los efectos de toda la vida que usar grandes presupuestos sin nada de imaginación.


Raimi nos regala algunas escenas propias de su mejor cine (el parking, el cementerio, el velatorio), escenas realmente desagradables o violentas, pero siempre rodadas con un negro sentido del humor marca de la casa que nos hace disfrutar de ellas. El tono casi de comedia que Raimi imprime a su puesta en escena es algo que se echaba de menos en el cine de terror moderno.
Por cierto, me gustó mucho que por una vez los bancos se vean acosados por sus clientes, aunque sea sólo en el cine. Es una experiencia gratificante.

Alison Lohman me gustó en su papel de sufrida protagonista, tiene una cara bastante expresiva y no cae en la sobreactuación ni el grito estridente. También Justin Long (La jungla 4, ¿Hacemos una porno?) está bastante correcto como el novio de la chica. Aunque la estrella de la función creo que es la veterana Lorna Raver, su papel de Sylvia Ganush es desde ya un clásico del género gracias a una acertada caracterización y a la mala leche propia del mejor Raimi.

Así pues, Raimi sigue siendo un tipo muy a tener en cuenta dentro del cine de terror. No busca nuevos caminos sólo divertirse rodando una peli de miedo que nos haga pasar un buen rato. Objetivo cumplido.
6


viernes, 4 de septiembre de 2009

SEX DRIVE


Pues en mi periplo vacacional por las comedias veraniegas me decidí por ver Sex drive. Ya sabes, cosas del calor y las ganas de reírte un rato sin más.


Si con Resacón en las vegas la cosa funcionó bastante bien, con Sex drive la experiencia no fue tan gratificante. No es que el film sea flojo, es muy flojo (tampoco es una novedad dentro del género de comedias de adolescentes en busca de experiencias sexuales) y no me hizo reír demasiado, pero al menos se me hizo rápida.

El protagonista es el típico pardillo que nunca logra su objetivo y es el hazmerreír de allá donde va. Es objeto de bromas y burlas (algunas bastante divertidas) incluso de su insoportable hermano mayor. Resulta que por internet conoce a una chica (o eso dice ser) y decide ir en coche a conocerla. Por supuesto cogerá prestado el coche de su hermano. Obviamente en el viaje se verá acompañado por el típico amigo salidorro (habitual en toda comedia de adolescentes norteamericana). Nada nuevo bajo el sol.
Por el camino se verán envueltos en bastantes líos y conocerán gente de lo más dispar. Lo dicho, nada nuevo.

Pues eso, una peli de carretera con jóvenes americanos con las hormonas alteradas al estilo de Viaje de pirados (ya es triste que dicho film sea usado como referencia). Tiene algún momento divertido a base de chistes sexistas y homófobos. Obviamente es un film dirigido a un público masculino adolescente (preferentemente heterosexual). No hay mucho más que contar. Funciona a ratos y tiene gags bastante más logrados que otros (el de los chicles es mi favorito).

Supongo que a los adolescentes les hará gracia, yo me reí un par de veces, la mayoría de los gags te los ves venir y no sorprenden demasiado. Pero lo que no me esperaba yo era que al final la cosa derivara hacia la comedia romántica y perdiera toda la acidez. Un fallo casi imperdonable.

Los actores tampoco son ninguna maravilla, Amanda Crew (Exorcismo en Connecticut) da el papel de amor platónico del pardillo protagonista, un Josh Zuckerman bastante acertado debido a la cara de panoli que tiene el pavo.

Pues eso, sólo recomendable para los que disfruten con las comedias para adolescentes salidorros.

4

jueves, 3 de septiembre de 2009

DANZAD, DANZAD, MALDITOS (They shoot horses, don’t they?,1969)



No hace mucho falleció Sidney Pollack y en diversos medios emitieron películas suyas como Memorias de África o Kramer contra Kramer. Pero mi película favorita de Pollack es Danzad, danzad, malditos. Curiosamente es una de las pocas ocasiones en las que el título en castellano me parece mejor que el original.



Basada en la novela “They shoot horses, don’t they?” publicada en 1935 por Horace McCoy la película narra el desarrollo de un maratón de baile que tan populares se hicieron en la Norteamérica de la Gran depresión.  Los concursantes solían ser personas desesperadas que estaban dispuestos a pasar días enteros sin dejar de bailar a cambio de comida y con la esperanza de ganar un suculento premio. Poco a poco el cansancio y el hastío se irán apoderando de los concursantes y del espectador.

El público asistente estaba formado por personas solitarias que para buscar algo de emoción en sus vidas se identificaban con una pareja de concursantes. Igual que los gladiadores en el circo romano, los toreros, un equipo de fútbol o los asistentes al Diario de Patricia, los concursantes sirven de diversión al pueblo. Cuanto mayor sean el sufrimiento y la emoción, más disfrutará el público. Me impactó mucho una escena en la que una anciana muestra su incondicional apoyo a una sorprendida pareja que no entiende la identificación que dicha señora siente por ellos. Muchas veces se tiende a interiorizar un hecho ajeno a nuestras vidas (y a menudo bastante trivial) para magnificarlo y convertirlo en un acontecimiento histórico ¿Os acordáis de la última Eurocopa o el último Mundial?

La influencia de los medios de comunicación a la hora de crear héroes y los patrocinadores comerciales en busca del negocio a base de los sufrimientos ajenos son temas muy actuales que la novela y la película ya avanzaron hace bastantes décadas.

Pocas veces he estado tan en tensión y me he agobiado tanto viendo una película. Acabas identificándote con los personajes y sientes su sufrimiento como propio. Hay personajes especialmente memorables (el presentador, la embarazada, el marinero) que logran transmitir una gran carga de patetismo. La eterna tortura a la que son sometidos acaba por traspasar la pantalla y el espectador se agobia sin remedio.

Técnicamente el film es impecable. Sidney Pollack dirige magistralmente a los actores y sabe crear un ambiente cada vez más opresivo gracias al uso de travellings, escenas a cámara lenta, flashbacks, etc. Danzad, danzad, malditos recibió 9 nominaciones al Oscar, aunque sólo ganó 1 por la genial interpretación de Gig Young como el repulsivo presentador del evento. Las interpretaciones de Jane Fonda, Susanah York y Michael Sarrazin son igualmente formidables y merecedoras de elogio.

En la década de los 60 el cine americano empezó a cambiar y comenzó a tratar temas que eran tabú en décadas anteriores. Grandes directores como Sidney Pollack innovaron no sólo en los temas elegidos, sino también en la forma de rodar y en el montaje. La visión del mundo se hizo mucho más pesimista y los finales felices empezaron a escasear (Bonnie and Clyde, Días de Vino y rosas). El cine clásico dio paso al cine moderno. Había nacido el cine de autor.

Un gran film. Imprescindible.
9

martes, 1 de septiembre de 2009

El mundo de los perdidos



El científico Dick Marshall (Will Ferrell) intenta descubrir cómo aprovechar la energía que reside entre las dimensiones.


Reconozco que no soporto a Will Ferrel, es uno de estos supuestos cómicos que no suelen hacerme gracia. Igual es que yo soy muy raro o que la peña se ríe de cualquier cosa. No sé. El hecho es que huyo de su filmografía como de la gripe A. Pero al igual que pasa con la gripe A, aunque no quieras y por mucho que corras, tarde o temprano acabas cayendo en sus redes. Tiempo al tiempo.

El mundo de los perdidos es un remake (otro más) de una famosa serie de televisión de los 60. Lo mejor de la adaptación es que han intentado mantener visualmente el tono ingenuo (naif) de la serie original. Se ha intentado hacer una cinta de aventuras para toda la familia, pero con toques de humor adulto ideal para los fans de Will Ferrell (que supongo que alguno tendrá).

El problema es que el film naufraga en ambos terrenos. Yo ni siquiera la recomendaría para los más pequeños de la casa debido al lenguaje algo soez que se gastan los protagonistas. El film se queda atrapado en una tierra de nadie (como sus protagonistas) en la que no satisface a nadie. Un ejemplo: a los adultos les parecerá ridículo el personaje de Cha-ka y los niños igual no entienden la afición de dicho personaje por los pechos de Anna Friel.

El film tiene un ritmo ágil (no dejan pasar cosas en ningún momento) pero el guión es demasiado ridículo y obvio. ¿No hay otra especie de dinosaurio aparte del tiranosaurio rex y el pterodáctilo? ¿Siempre debe haber una chica mona y un secundario gracioso? ¿No había un villano de la función menos risible?

Lo peor es que no acaba de definirse entre la comedia adulta, la aventura o el cine infantil. Es una fallida mezcla de varios estilos que hemos visto mucho mejor mezclados otras veces. Se me vienen a la cabeza pelis de aventuras de los 80 tipo Willow o Howard el pato que eran mucho más entretenidos. Incluso otros films de su director Brad Silberling como Una serie de catastróficas desdichas o Casper funcionan mucho mejor y son muy recomendables.

Por supuesto, Will Ferrell pone sus caras de siempre, pero está comedido (o pasa bastante desapercibido entre tanto efecto especial) y no estropea demasiado un conjunto de por sí decepcionante.

4