La historia de una pareja que se van de luna de miel y allí conocen a otras parejas que podrían ser unos asesinos, no es muy novedosa pero aún puede dar algo de juego. Igualmente el rollo de las dobles identidades, el asesino escondido y el juego del gato y del ratón están muy vistos pero pueden ser válidos hoy en día si se saben elaborar.
Pero en La escapada perfecta los citados elementos se van desarrollando de forma torpe y rutinaria. Se deja ver durante la primera media hora gracias a los paisajes. Pero enseguida uno va intuyendo que en breve nos a intentar colar un giro argumental que se ve desde lejos. El problema se acentúa cuando la sorpresa argumental llega demasiado pronto, cuando al film aún le queda media hora de innecesarios flashbacks. Es como si se hubieran dicho, nos ha quedado la peli muy corta, vamos a explicarle todo el asunto al espectador como si fuera tonto. El tedio se apoderó de mí irremediablemente en el tramo final. Tanta situación vista miles de veces aburre al más pintado.
El guión es bastante plano y fracasa al tejer la tela de araña en la que intenta atraparnos, dando una sensación bastante penosa. Ni siquiera han intentado sorprendernos de una forma original, han tirado por lo fácil (engañando burdamente al espectador) al más puro estilo de El sexto sentido pero con resultados muchísimo más pobres que en el film de Shyamalan.
Una mala película, no la veáis, ni siquiera vale la pena para los fans de Milla. Sólo dura hora y media pero aún así se hace larga.
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