lunes, 30 de mayo de 2011

Caperucita Roja (¿A quién tienes miedo?) (Red riding Hood)


La historia de caperucita roja ha servido de inspiración a varias películas e incluso anuncios. Para mí la más interesante fue En compañía de lobos de Neil Jordan, un film que mostraba el lado más adulto y perverso del famoso cuento infantil. El problema de esta nueva adaptación es que se queda a medio camino, en un film para adolescentes.


Tras el éxito de Crepúsculo, era de esperar que Hollywood explotara otras historias con triángulos amorosos con hombres lobo de por medio y chic@s guap@s. Así pues, no es de extrañar que la directora Catherine Hardwicke haya sido la elegida para esta adaptación del mito de caperucita. Al estar destinada a un público adolescente, la película evita planos escabrosos o sangrientos, decantándose por un meloso tono light que no le sienta nada bien a la historia. Los aficionados al cine de terror se verán bastante decepcionados entre tanto chico guapo, tanto amor descafeinado y tanto lobo hecho por ordenador. Supongo que esta historia en manos de Tim Burton hubiera sido algo más macabra, no es difícil ver las analogías entre esta película y Sleepy Hollow, pero en manos de Hardwicke se ha convertido en un film palomitero adolescente, aunque no llega a la tontería de la saga Crepúsculo.
La verdad es que la historia de caperucita está aquí metida con calzador, es una versión muy libre y no han dejado casi nada del cuento original. Incluso me pareció ridículo cómo se introduce el famoso pasaje de “Abuelita, que ojos más grandes tienes”. El guión es demasiado ingenuo, no define algunos personajes (la abuela, el padre) y tiene algunos giros inverosímiles. Al menos, el adecuado ritmo del film consigue que la peli nunca se haga pesada. Algo es algo.
Personalmente, el espectacular apartado visual (cercano al mejor Burton) y los enormes ojos de Amanda Seyfried consiguieron atraparme. También aparece en escena el gran Gary Oldman en uno de esos personajes gesticulantes y con tendencia al cabreo que parecen escritos para él. Hardwicke cuenta una vez más con Billy Burke para el papel de padre de la protagonista y nos presenta al guapo Shiloh Fernandez en el papel de chico rebelde.

A pesar de su excesiva inclinación al público joven, la peli se deja ver si no le exiges demasiado.

4,5

sábado, 28 de mayo de 2011

Iron Butterfly: In-A-Gadda-Da-Vida

Este tema del grupo californiano Iron Butterfly es todo un clásico, considerado un precursor del sonido heavy (es de 1968) y versioneado miles de veces, hasta por los Simpson.

Cuenta la leyenda que el grupo iba tan drogado cuando la grabaron que no sabían como acabarla (dura 17 minutos en el LP) y que el cantante y compositor Doug Ingle no podía ni pronunciar bien el título original (In the garden of Eden). Al final le cambiaron el título a lo que pronunciaba el colega.



También la lluvia


Año 2000, Cochabamba, Bolivia. La historia de la llegada a América de los españoles y de la explotación indígena pretende ser narrada por un equipo de rodaje con un presupuesto muy ajustado.


El guión de Paul Laverty (guionista habitual en las últimas películas de Ken Loach como Looking for Eric o En un mundo libre) es comprometido socialmente y denuncia una vez más una situación injusta, no podía ser de otra manera. Laverty dota a sus guiones de una veracidad y una fluidez en los diálogos como pocos guionistas hoy día.
Tampoco Icíar Bollaín es una directora que se dedique a aburrirnos con sus insustanciales pensamientos sobre personajes cargantes, para eso ya está la niña pedante de Isabel Coixet. Bolláin usa la cámara como denuncia de las injusticias de este mundo en el que vivimos. El cine puede ser sólo una evasión temporal para el espectador, pero también puede ser un reflejo de las injusticias y puede mover la conciencia del espectador. El cine puede ser un arma para dar a conocer la historia pero no por ello debe caer en las mismas injusticias que critica. La unión de Laverty y Bollaín ha dado como fruto una película más que recomendable.
Bolláin realiza un gran trabajo, una película sentida y emotiva que no elude una profunda auto-crítica al mundo del cine. Todos los contratiempos del rodaje así como los esfuerzos del productor y el director por llevar el film a buen puerto me parecieron de una veracidad poca veces vista en una película sobre el mundo del cine. Pero no sólo de cine habla esta película, habla de muchas otras cosas: habla de los distintos tipos de explotación, de hipocresía, de mirar hacia otro lado, de personas a las que les ha quitado todo, de luchar por sobrevivir, etc.

Los actores están todos muy bien, con unos personajes tan bien definidos en el guión hubiera sido un crimen desaprovecharlos. Tanto Luis Tosar como Gael García Bernal están muy bien aunque el que sale ganador es Karra Elejalde en su compleja recreación de un prestigioso actor de vuelta de todo. Se evidencia una vez más que el problema del cine español no son los actores sino las malas historias. Cuando hay un buen guión, los actores cumplen y con nota.

¿Cine sobre cine? ¿Cine denuncia? Da igual. Aún quedan causas por las que luchar. El agua es la vida. El cine sólo es cine.


7,5

viernes, 27 de mayo de 2011

Españistán: Este país se va a la mierda


No tiene el rigor de Inside Job pero este vídeo sobre la crisis económica dice unas cuantas verdades como puños. El vídeo es la presentación del cómic Españistán de Aleix Saló. Muy recomendable.




miércoles, 25 de mayo de 2011

Dune (1984)


David Lynch no considera a Dune como una película suya. Aceptó el encargo de dirigir la adaptación de la novela de Frank Herbert pero no se sintió nada contento con el resultado. La historia detrás de esta película es mucho más fascinante que la película en sí.




Publicada en 1965, Dune nos sitúa en una galaxia gobernada por un decadente imperio dividido en múltiples casas que luchan entre ellas por el poder. El imperio basa su economía en una especia que se saca de un planeta desértico, Arrakis, también llamado Dune. Dicha especia (o melange) es necesaria para los viajes de las aeronaves y quien controle la especia controla la galaxia. La especia también es usada por la orden religiosa de las Bene Gesserit como potenciador de poderes mentales, por lo que el valor de la especia es aún mayor.

Los habitantes de Arrakis, los fremen, viven en tribus diseminadas por las arenas de su desértico mundo pero en armonía con el medio. Los fremen extraen la especia de los enormes gusanos del desierto. En medio de una gran inestabilidad política, la casa Atreides se instala en Arrakis para garantizar el suministro de melange para la cofradía o CHOAM, la compañía que tiene el derecho en exclusiva de explotación de la especia. Tanto los Fremen como las Bene Gesserit buscan la llegada de un mesías (Muad’Dib para los fremen y Kwisatz Haderach para las Bene Gesserit). Quizás Paul Atreides sea el mesías esperado por unos y temido por otros.

A pesar de estar situada en el lejano planeta de Arrakis, en Dune no es difícil encontrar las analogías con nuestro mundo. Obviamente, el melange se asemeja sospechosamente al petróleo, el imperio se parece a Estados Unidos y la Cofradía podría ser la OPEP.

Herbert tiñó hábilmente su novela de religión, misticismo, drogas y profecías, configurando una fascinante obra de ciencia ficción. La novela se toma su tiempo en presentar a los personajes y el inestable equilibrio de poderes de la galaxia. La introducción se puede hacer bastante lenta para el lector. Pero pasado el primer tercio del libro, éste atrapa como si de un agujero negro se tratara. Dune ganó los premios Hugo y Nébula en 1966 y se convirtió en una obra clave de la ciencia ficción de la segunda mitad del siglo XX, pero adaptarla a la gran pantalla podía ser una tarea titánica.


El primer intentó fue del productor Arthur P. Jacobs (productor de la saga de El planeta de los simios) quien compró los derechos del libro pero murió en 1973 a causa de un infarto.

Los derechos fueron comprados por el multimillonario francés Michel Seydoux que ya había distribuido otros films de Alejandro Jodorowsky como El topo. Dice Jodorowsky que una noche soñó que debía rodar Dune incluso antes de leer el libro, Seydoux tampoco lo había leído pero accedió a comprar los derechos ante el entusiasmo de Jodorowsky. Éste quería hacer un film alucinógeno que hiciera sentir al público como si hubiera tomado LSD y abriera su mente a nuevos niveles de consciencia, casi nada.
Aunque parezca increíble, llegó a tener muy avanzado el proyecto. Incluso tenía contratado a Salvador Dalí para interpretar al emperador. Dalí hizo honor a su sobrenombre de ávida dollars y pidió 100.000 dólares por hora, convirtiéndose en el actor mejor pagado del mundo. Jodorowsky modificó el guión haciendo que el emperador usara un robot como señuelo, así la presencia del emperador en pantalla se veía bastante reducida y contrató a Dalí sólo por una hora. Las excéntricas exigencias de Dalí incluían rodar en su casa de Cadaqués y que su personaje se sentara en un trono/inodoro de su propio diseño formado por dos delfines. Una locura surrealista.

También Jodorowsky logró contratar a Orson Welles para interpretar al pérfido barón Harkonnen. Welles estaba muy descontento con el cine de la época. Ya no era un arte, lo consideraba un mero negocio sin alma en manos de gente que pensaban únicamente en hacer dinero. La época actual le hubiera horrorizado. Jodorowsky le convenció asegurándole durante todo el rodaje los servicios del cocinero favorito del orondo autor de Ciudadano Kane.
No sólo genios como Welles o Dalí estaban implicados: Pink Floyd iban a realizar la banda sonora, los efectos especiales serían de Douglas Trumbull (2001, una odisea del espacio), las naves serían diseñadas por Chris Foss, los decorados correrían por cuenta de H.R. Giger (por recomendación de Dalí) y el dibujante Moebius diseñó cientos de personajes y se encargó del story board para el film. El elenco artístico no podía ser mejor ni más ecléctico.

Como en casi todos los proyectos de Jodorowsky, la financiación acabó esfumándose y el proyecto se canceló. Se habían gastado varios millones de dólares y aún no habían empezado a rodar ni una sola toma. Jodorowsky aprendió que no se deben hacer películas con gente que no necesita ganar dinero con ellas, pueden abandonar el proyecto cuando quieran. Una verdadera pena, opino que Jodorowsky hubiera sido el director ideal. El tema y el tono del libro casan bastante con el transgresor surrealismo propio de Jodorowsky.
No todo se perdió, en Alien de usaron los diseños de Giger, mientras que Jodorowsky y Moebius plasmaron muchas de las ideas que surgieron durante la elaboración de Dune en el imprescindible cómic El incal.
Por cierto, en Cannes 2011 se ha presentado un documental sobre este mítico proyecto fallido: Jodorowsky's Dune.



  Los derechos sobre Dune cayeron en manos del productor Dino De Laurentiis en 1976, un año antes del fulminante éxito de Star Wars. A principios de los 80 De Laurentiis vio que era el momento ideal, con toda la fiebre por la ciencia ficción y el espacio que había generado la saga de George Lucas. Para dirigir Dune se pensó en Ridley Scott quien había ya creado dos clásicos de la ciencia ficción como Alien y Blade runner, pero Scott no se entendió con De Laurentiis y se le sustituyó por un joven David Lynch.
Lynch había logrado un éxito enorme con El hombre elefante (1980) aunque Eraserhead se hubiera convertido en una rareza inclasificable. Lynch era un director joven con talento pero excesivamente rarito e inexperto.
El desafío de adaptar la novela de Herbert era demasiado para alguien que sólo había dirigido 2 películas. El enorme presupuesto, los decorados, los efectos especiales, las localizaciones en México, etc pueden ser algo fácil de controlar para un director experto en grandes superproducciones, pero Lynch no estaba preparado. El rodaje se alargó demasiado, los gastos iban en aumento y el material rodado no tenía demasiada vida. Pensando en la taquilla, De Laurentiis decidió rodar escenas adicionales y eliminar otras, por lo que nunca sabremos cómo hubiera sido el Dune que David Lynch hubiera hecho con total libertad.
Lynch acabó muy descontento con las injerencias externas de De Laurentiis y con el montaje final del film, renegando del mismo y de todo lo que tuviera que ver con Dune. Lynch ha admitido que se vendió por dinero en Dune y que nunca más lo haría, para un artista es indispensable el control total sobre su obra. Incluso en las múltiples ediciones posteriores para DVD o televisión con metraje aumentado, no aparece el nombre de David Lynch en los créditos sino Alan Smithee o Judas Booth.

El film se inicia con una voz en off nos pone en situación puliéndose cientos de páginas del libro en apenas un minuto. Los personajes no son presentados convenientemente, costando empatizar con ellos. Sus problemas no nos preocupan por lo que el film pierde interés rápidamente. El ritmo lento del film y las interpretaciones entre ausentes y distantes logran que la trama no enganche. El libro acaba atrapando al espectador pero la película no lo logra en casi ningún momento. Tiene escenas puntuales muy impactantes (los gusanos, el barón Harkonnen flotando) pero no tiene el ritmo adecuado. El film se hace aburrido y confuso. Tampoco la inexpresividad de Kyle MacLachlan ayudaba mucho a la cinta.

Desde luego, la música de Toto y Brian Eno no está mal y los diseños de Carlo Rimbaldi son espectaculares pero no consiguen levantar el film. Sólo el apartado técnico (los espectaculares trajes, decorados y efectos especiales) convierten a Dune en una película con un especial atractivo aunque haya envejecido bastante mal.


Obviamente es una adaptación fallida ya que no logra transmitir toda la riqueza de matices del libro pero es un film interesante. Yo la vi con 12 años y me fascinó todo el apartado visual aunque no entendí mucho de la trama. Bastantes años después leí el libro y me pareció muy superior.
La película fue un rotundo fracaso de taquilla en USA, aunque en Europa funcionó bastante mejor. De los 45 millones de dólares sólo recuperaron 27. El film se convirtió en un film de culto para los amantes de la ciencia ficción más adulta.
Sinceramente, creo que Jodorowsky hubiera convertido esta trama de traiciones palaciegas, mesías, alucinaciones, batallas y éxodos en una epopeya mística, pero De Laurentiis y Lynch la convierten en tedio. A pesar del fracaso de Dune, DeLaurentiis le produjo a Lynch una película barata sobre la que le dejó control absoluto: Blue Velvet

lunes, 23 de mayo de 2011

Medianoche en París (Midnight in Paris)



Woody Allen acude puntual a su cita anual y nos presenta su nueva película. Esta vez Woddy nos entrega un rendido homenaje a la ciudad de París. Antes de sus típicos títulos de crédito (música de jazz acompañando a letras blancas sobre fondo negro) Allen nos ofrece un prólogo con bellas imágenes de la ciudad de la luz sin una sola palabra ni nada que contar, sólo la belleza de una ciudad sin igual. Allen se sabe querido en Europa, especialmente en Francia, y decide dejarse querer ambientando una vez más una de sus películas en el viejo continente. Sabe que su cine es mejor recibido aquí que en su país natal, probablemente se deba a los subtítulos.


Ya entrados en materia, Allen nos presenta a su típico protagonista: escritor en crisis de identidad, incomprendido por su pareja, con tendencia a la hipocondría y a la automedicación. El típico personaje que Allen ha presentado en pantalla decenas de veces, esta vez en la piel de Owen Wilson. Woody ya está muy mayor para el papel y la verdad es que Wilson (al que le tengo bastante paquete) cumple sobradamente.
Allen elabora un entretenido guión con algunos momentos realmente hilarantes aunque el tono general del film es de ligera comedia romántica con toques fantásticos. No faltan en el guión las habituales puyas al partido republicano o los diálogos ingeniosos (aunque algo menos que otras veces). Allen no sólo homenajea al París actual sino que realiza un repaso por los personajes más interesantes del París de los años 20 del siglo pasado. Por la cinta veremos a Scott Fitzgerald, Cole Porter, Ernest Hemingway, Picasso, Dalí o Buñuel. Se nota que Allen ha disfrutado incluyendo a algunos de sus mitos en el guión. La complicidad del espectador se logra especialmente ante la excentricidad de Dalí (Adrien Brody) y la parquedad de Buñuel. A destacar el gag sobre El ángel exterminador. Es lógico que a Woddy Allen no lo quieran en su tierra, es demasiado intelectual.

Allen nos presenta un París idealizado y bohemio, un París lleno de los personajes que cambiaron la cultura del siglo XX. Es un París totalmente idealizado, el París que las películas americanas nos han presentado siempre, lleno de tópicos (incluso aparecen las chicas bailando el can-can) y exento de coches ardiendo o barrios marginales. Un París de ensueño para darnos a entender que los sueños son sólo sueños, es mejor aferrarse a la realidad e intentar ser feliz en la vida real. Cualquier tiempo pasado puede que fuera mejor pero nos ha tocado vivir el presente y no tiene sentido vivir amarrado a un pasado que no volverá. El protagonista vive encorsetado por unas normas y una relación que no le satisfacen.

Quizás no sea un mensaje habitual dentro de una comedia, pero Allen consigue siempre un saludable tono desenfadado que evita que el film caiga en la amargura. Puede que el genio neoyorkino esta vez no haya sido tan pesimista como en Match point, El sueño de Casandra o Encontrarás al hombre de sus sueños, pero se le nota bastante escéptico y de vuelta de todo.

En cuando a los actores, ya he comentado que Owen Wilson me ha sorprendido gratamente en su personificación del protagonista alleniano (hasta le han vestido igual). Me gustaron mucho Rachel McAdams (preciosa) y Marion Cotillard (espectacular). Aunque a mí lo que más alucinado me dejó fue la belleza de Léa Seydoux. Observamos con agrado que a Woddy Allen le siguen gustando las chicas guapas. Por cierto, también aparece Carla bótox Bruni, por suerte sale poco. Lo de hacer de primera dama se le da bastante mejor que actuar.

Resumiendo, un film para los fans de París y de Woody Allen, el resto del público quizás no le vean la gracia, sobre todo si no saben quienes eran Cole Porter o Scott Fitzgerald, ellos se lo pierden. No estamos ante el mejor Allen, pero se le acerca bastante.

7

sábado, 21 de mayo de 2011

Sin límites (Limitless)


No esperaba yo mucho de Sin límites, la verdad. Pensaba que sería el típico blockbuster simplón que te deja con la sensación de haber perdido el tiempo, pero me equivoqué. Necesito mi dosis diaria de NZT 48.


Sin límites es la adaptación de la novela The dark fields de Alan Glynn. No es que sea una gran peli pero se hace endiabladamente amena y además toca algún tema interesante. Su principal problema reside en que bebe de otras muchas películas y no innova nada nuevo. A mí me recordó mucho a El club de la lucha con esos continuos flashbacks, esa voz en off y el montaje acelerado. No olvidemos que Neil Burger es el director de la fallida El ilusionista, aquí la jugada le ha salido bastante mejor.
El tema de las drogas siempre ha dado mucho juego en el cine, desde El hombre del brazo de oro a Réquiem por un sueño las drogas, sus usos y sus consecuencias son un tema recurrente en el cine. Aquí vemos los efectos de una nueva droga que acelera y aumenta las capacidades cerebrales de quien la toma. No es un mal punto de partida. Aunque sea brevemente, el film plantea elementos como la relación entre la droga y política o las altas finanzas, insinuando que en realidad estamos en manos de yonkis. Igualmente los todopoderosos lobbies farmacéuticos tienen reciben también su buena dosis de crítica. Lástima que el tono general del film no sea más gamberro y/o subversivo quedándose en un curioso blockbuster algo más trabajado de lo habitual.
Lamentablemente, se nota que no han querido ir mucho más allá de lo establecido para el cine palomitero. Las escenas de sexo están resueltas de forma bastante pulcra (mostrando sólo los pies) evitando la temida clasificación R o para mayores de 17 años. También ciertos momentos del guión un tanto gore o escatológicos son salvados de forma bastante inteligente (por ejemplo: mostrando un vómito en un plano invertido). Esta historia en manos de otro director (Fincher o Aronofsky, por ejemplo) podría haber sido mucho más ácida en forma y contenido. Burger no tiene el talento necesario para hacer una gran película con este material pero le ha salido un film aceptable y entretenido.

Bradley Cooper está bien, el tipo es el guaperas de turno y aquí resulta muy creíble. Robert DeNiro está como siempre en los últimos 15 años, da igual lo que interprete, sus gestos y sus muecas son invariables. Necesita un retiro urgente. Abbie Cornish lo hace bastante bien.

Yo me sorprendí gratamente.
6


viernes, 20 de mayo de 2011

Blade runner / ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


A veces ocurre que cuando lees el libro en el que se basa una película que te gusta, te das cuenta que el libro es mucho mejor y que en la adaptación cinematográfica se han desaprovechado muchos elementos interesantes presentes en el libro. Hoy toca una vaca sagrada: Blade runner



Sí, ya sé que Blade runner es un clásico de la ciencia ficción y no pienso negarle ninguno de sus méritos. Yo mismo fuí un gran fan de la película de Ridley Scott, hasta que leí el libro. Desde que leí la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? se me cayó un mito al suelo y opino que el film podría haber sido mucho mejor.

Básicamente, Blade runner revolucionó la ciencia ficción por su impactante estética y su trama detectivesca. Ridley Scott llevó a cabo otra obra cumbre de la ciencia ficción tras hacer lo propio con Alien. Pero, más allá de la estética futurista (cyberpunk), la música de Vangelis y los costosos decorados, Blade runner no deja de ser una estupenda película de cine negro ambientada en el futuro.

La novela de Philip K. Dick se publicó en 1968 y transcurre en 1992, obviamente Dick fracasó en sus predicciones sobre el futuro al igual que Arthur C. Clarke. La tierra es un planeta casi inhabitable, un polvo radiactivo cubre el planeta y la ONU aconseja partir hacia las colonias en el espacio. Los varones llevan protecciones en sus genitales para evitar quedar estériles. Las ciudades están casi abandonadas, llenas de apartamentos vacíos. Miles de pequeños objetos inservibles (kippel) se acumulan por doquier. Muchas especies se han extinguido, tener una oveja o un perro como mascota es todo un lujo. Tener una réplica eléctrica es también un signo de status social. Si no tienes una mascota eléctrica, no eres nadie. La esposa de Rick Deckard quiere una de esas costosas mascotas eléctricas, sólo por ello Deckard acepta el encargo de encontrar a unos androides (nunca se menciona en el libro el término replicante) que se han escapado.

Dichos replicantes (usaremos este término en adelante) son robots de forma humana que se usan como esclavos para trabajar en el espacio y tienen una vida limitada. Algunos de estos replicantes han escapado y campan a sus anchas por la tierra. Deckard emprenderá la búsqueda de los replicantes. A través de unos tests se puede adivinar si un sujeto es o no un replicante, ya que muchas veces ni ellos mismos lo saben, sus recuerdos son implantados cuando son creados.

Los humanos son retratados como seres apáticos y deprimidos que necesitan cambiar su estado de ánimo de forma artificial gracias al Órgano de Ánimos Penfield. La percepción de la realidad (tema habitual en las novelas de Dick) es modificada a voluntad del usuario. Cuando alguien está deprimido, sólo tiene que desearlo y se encontrará animado. Muchas de las opciones de tan terrible aparato inducen a comprar o a ver más televisión. Precisamente en televisión triunfa un talk show diario de 23 horas en el que un cómico/telepredicador habla sin parar. Todo indica al lector que tal personaje es una gran estafa, nadie puede estar 23 horas en antena ininterrumpidamente y en directo. O va muy drogado o es una elaborada farsa... o es un replicante.

Tampoco la religión dominante se presenta como trigo limpio. Los ciudadanos tienen en su casa un aparato eléctrico o caja de empatía. Al agarrarse a las asas del aparato experimentan una especie de alucinación en la que entran en comunión con otros cientos de seres mientras sienten en primera persona el calvario, muerte y resurrección de Wilbur Mercer, el fundador del mercerismo. Los seres humanos dejan de sentirse abrumadoramente solos sólo durante los momentos en que se sienten parte de esa gran comunidad de personas enganchadas a esta máquina. Cuando los creyentes se funden, comparten sentimientos y experiencias, pudiendo sentir las emociones de los demás creyentes. Pero no olvidemos que lo hacen a través de una máquina electrónica, no hay magia ni sentimientos verdaderos en su religión, es pura tecnología controlada por alguién en beneficio propio. ¿Quiso Dick elaborar una crítica al instinto gregario del ser humano? ¿Es la religión el gran hermano de Orwell? Cuando las cosas se ponen feas es cuando el ser humano se aferra a lo intangible en busca de una respuesta o un sentido a una oscura realidad.

Así pues Dick no cree en la raza humana. Nos presenta un futuro muy negro en el que el ser humano se ha cargado el planeta y ha perdido totalmente su libertad. La libertad de sentirse mal, la libertad de poder estar triste y solo. Por medios externos, los humanos cambian artificialmente su humor pero, a la larga, acaban sumidos en una fuerte apatía y depresión. Aunque los recuerdos de los replicantes pueden ser artificiales, sus deseos y sus sentimientos son reales. Incluso muchas veces tienen más ganas de vivir que muchos humanos. Ellos son nuestro espejo, sienten nuestra misma angustia existencial: buscan respuestas sobre el sentido de su existencia y su caducidad. las mismas cuestiones que han aterrado al ser humano desde el inicio de los tiempos. Los replicantes buscan a su creador, pero su creador es sólo un hombre, están solos y sin respuestas. Su existencia no tiene sentido, sólo les queda la pataleta y aceptar su destino.
Los replicantes no se conectan a la caja de empatía y por ello mismo escapan del control del estado. Deckard nunca ha sentido una real empatía cuando se conecta ¿es por ello un replicante?. Nunca estamos realmente seguros de nada en la novela: las mascotas son eléctricas, los sentimientos son inducidos, la televisión miente, la religión es falsa e incluso es casi imposible distinguir a un replicante de un humano.

En el guión de Blade runner se eliminaron pasajes enteros del libro como el de la comisaría de policía formada integramente por replicantes. Las calles desiertas del libro se convirtieron en abarrotadas calles adornadas por anuncios publicitarios. Tampoco se traladó el hecho de que las replicantes Rachael y Pris son idénticas, en la película fueron interpretadas por Sean Young y Daryl Hanna, dos actrices muy diferentes. También hicieron cambios menores como convertir a Deckard en divorciado o transformar en bailarina exótica a una replicante que en el libro es una afamada cantante de ópera (Luba luft). Al morir ésta, Deckard se da cuenta que no tiene sentido eliminar a los replicantes ya que son capaces de crear e interpretar verdaderas obras de arte. Por una vez, Deckard siente empatía, pero no hacia un humano.

 En mi humilde opinión, en el guión de Blade runner se obviaron un buen montón de aspectos interesantes que hubieron mejorado aún más al film. Los animales eléctricos, el status social, la religión, los recuerdos, las drogas, la identidad y el poder sedante/controlador de los medios de comunicación son elementos que no se trasladaron a la pantalla. Philip K. Dick murió antes del estreno de Blade runner y no sabemos qué hubiera opinado de la adaptación que de su libro dirigió Ridley Scott. Tampoco sabemos qué hubiera opinado de películas que adaptaban relatos suyos como Desafío total o A scanner darkly, aunque tiendo a pensar que la primera no le hubiera gustado demasiado.

Desde luego, nadie puede negar que Blade runner es un gran film, pero creo que simplificó demasiado el complejo mundo creado por Philip K. Dick.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Oh, Jerusalén


Basada en el libro de Dominique Lapierre y Larry Collins, la película nos sitúa en 1948 y narra la interesante historia de la lucha por controlar la ciudad de Jerusalén (ciudad santa para tres de las religiones más importantes del mundo) así como la creación del estado de Israel y sus consecuencias. Las tensiones y guerras en Oriente Medio son el eje de la película. Si estos temas no te interesan, la película te puede aportar muy poco. Pero si te interesa saber qué pasa en el mundo en el que vives, esta película puede bastante esclarecedora.


Otras películas ya han tratado el tema del pueblo judío desde distintos puntos de vista: Paradise Now, Éxodo, incluso Spielberg lo hizo en Munich y La lista de Schindler. La verdad es que con un tema tan interesante es muy difícil hacer una mala película.
Y no es el caso, la película del francés Elie Chouraqui (Las flores de Harrison) es correcta y yo recomiendo su visionado, ya que aclara muchos hechos que probablemente muchos espectadores no conozcan. Hechos que son fundamentales para entender el mundo en el que vivimos debido a sus enormes consecuencias: petróleo, guerras, terrorismo, etc

El problema es que, cinematográficamente hablando, se pierde en tantos hechos históricos que se olvida de los personajes. Es un film con clara vocación didáctica y pacifista pero el mensaje que quiere transmitirnos acaba por ahogar a los personajes. No hay apenas unos diálogos decentes ni un ritmo adecuado para una película. Es más bien un documental que avanza a toda velocidad sin permitirnos conocer a los personajes. Éstos son meras comparsas para explicar acontecimientos históricos y no están suficientemente desarrollados.

Supongo que la historia daría para una teleserie o una peli de bastante más metraje. Se nota que han recortado muchas escenas para hacer el film llevadero, sólo dura 90 minutos, pero quizás un poco más de sosiego no hubiera venido mal. También el aire a coproducción juega algo en su contra, algunas escenas de acción o efectos especiales se notan faltas de presupuesto.
Tampoco creo que la película sea del todo imparcial entre los dos bandos, claramente hay muchos más protagonistas israelíes que árabes y me dio la sensación de que se inclina un poco por el bando judío. Desde luego, los peores parados son las grandes potencias coloniales (Inglaterra), la ONU y los grupos radicales de ambos bandos.

En cuanto al reparto, dentro de un film tan coral y con tantos actores yo destacaría al veterano Ian Holm (que está soberbio como siempre, haga de robot malvado en Alien, de Hobbit o del líder sionista David Ben-Gurión) y Maria Papas que tiene las dos mejores escenas de la peli.

Un film necesario y bienintencionado pero que adolece de cierta falta de emoción.
5′5

lunes, 16 de mayo de 2011

Sin identidad (Unknown)


Un profesor de viaje en Berlín sufre un accidente y cuando despierta en el hospital parece haber sido suplantado por otra persona.


Jaume Collet-Serra es un director a tener en cuenta, no es un genio (o no lo ha demostrado todavía) pero dota a las escenas de un ritmo y una tensión que ya quisieran muchos directores consagrados. El director catalán lleva casi 20 años en Hollywood aprendiendo, aceptando encargos y realizándolos de forma más que solvente. Tanto La huérfana como la casa de cera no dejan de ser encargos, películas de género que no han revolucionado la industria, pero son films correctos bastante bien resueltos. Esperemos a ver si acaba embarcándose finalmente en algún proyecto más personal. Creo que este director nos puede dar muchas alegrías.

Sin identidad es otro encargo resuelto de forma impecable. El film se te hace pasar un muy buen rato gracias a un guión con los suficientes giros (más o menos inesperados). Una vez, más la trama no es novedosa (recuerda a pelis recientes como The game y El caso Bourne o incluso a pelis del maestro Hitchcock tipo Con la muerte en los talones: un tipo normal metido en un lío horroroso sin comerlo y sin beberlo. Aunque creo que el mayor precedente de Sin identidad puede estar en el film Frenético de Polanski, en ambos un norteamericano debe resolver un misterio en una gran ciudad europea ayudado por una bella joven. La trama no es orignal, pero es el desarrollo el que salva la papeleta. La hábil dirección de Collet-Serra y el acertado montaje hacen muy entretenido al film, ideal para pasar un buen rato.

Por cierto, ni se os ocurra pensar mucho en la trama o intentar que todas las piezas del guión encajen. La historia tiene ciertos agujeros que no resisten un análisis pormenorizado, pero funciona perfectamente si te dejas llevar sin pensar demasiado. No recomiendo buscar la verosimilitud en este tipo de cine.

Parece que, tras Taken, Liam Neeson le ha pillado el gusto a hacer thrillers de acción. Aquí está bastante convincente, no tiene el típico físico de los héroes de estas pelis y se agradece. Obviamente, a nuestro confundido protagonista le ayudará una chica joven y guapa (Diane Kruger) y su mujer tampoco será nada fea (January Jones). También aparecen Frank Lagella, Aidan Quinn y los alemanes Bruno Ganz (El hundimiento) quien se lleva el mejor personaje de la peli, Sebastian Koch (La vida de los otros) y Karl Markovics (Los falsificadores) haciendo de secundarios.

Correcta y entretenida, que no es poco tal y como está el panorama.

6

sábado, 14 de mayo de 2011

Torrente 4



No voy a ser yo quien diga que Torrente 4 es una buena película. Ni lo es, ni lo pretende. Es igual de mala, zafia y vacía que el resto de la saga, pero es la más divertida.



Realmente, esta película difiere muy poco de esas comedias de la transición de Esteso y Pajares, es igual de mala e igual de divertida que Los bingueros o Qué tía la Cía. Segura es consciente de sus referencias y ahonda en ellas una vez más. Homenajea a la saga de 007 en los títulos de crédito y la canción del film, e incluso tiene chicas Torrente. Sigue teniendo un ayudante nuevo en cada entrega como Harry El sucio y repite situaciones como el momento de la vigilancia en el coche. Segura se autoparodia sin complejos. Esta vez hace su especial homenaje al cine carcelario, al destape (desnudos gratuitos que no falten) y a un buen montón de referencias "culturales" propias de ese país tan extraño llamado España. No se le puede pedir nada más.


Santiago Segura ha hilvanado un montón de gags y cameos sin preocuparse mucho por la coherencia del film. Da igual que no haya trama, que el montaje de ciertas escenas sea pésimo (probablemente a propósito) o que muchos de los famosos de medio pelo que aparecen en pantalla sean nulos como actores, da igual. Segura es un tipo listo, probablemente el tipo más listo del cine español, sabe lo que la gente quiere ver y se lo entrega en bandeja de plata.
En este país de gilipollas, la mitad de la población adora a personajes infames y de encefalograma plano que se dedican a meterse en la vida de los demás y a insultarse en un plató de televisión, mientras la otra mitad odia a tales personajes. Pues eso les vamos a dar. Súmales cantantes de éxito, momentos soeces, chistes racistas, desnudos, actrices porno, futbolistas y frikis y obtienes un cóctel revienta taquillas incluso en plena crisis. Segura ofrece pan y circo sin tapujos. Somos tan casposos como Torrente. Si alguien hiciera una tesis doctoral sobre la cultura española, esta peli sería de obligada visión.

Segura no elabora una crítica a todos estos personajes del submundo de la basura rosa, se dedica a sacar al mayor número posible de ellos (a veces con calzador ) y los pone a parir. Sólo así me explico cosas del guión como que tiren por una escalera a Belén Esteban, empujen a la Patiño en mitad de una conexión o que Kiko Rivera caiga sobre basura. Incluso se burla de los (lamentables) Hombres G en su propia jeta y ellos tan felices. Segura les da en el cine la candela que mucha gente les daría en la vida real. Pero es lo suficientemente hábil como para lograr que estos famosillos no se den cuenta de que se está cachondeando de ellos, que ellos son tan casposos como el personaje de Torrente. Por cierto, ¿Cómo demonios convenció a Ana Obregón para que salga en una escena tan escatológica? Ni idea.


De los actores, poco que decir. Segura sigue bordando este entrañable personaje, Tony Leblanc sigue muriéndose en pantalla como nadie (otra burla más de la saga) y Kiko Rivera se cachondea de sí mismo y de su imagen pública con bastante sorna.

La peli se deja ver si sabes a lo que vas: tiene buenos chistes (muy groseros) y los cameos habituales. La fórmula está agotada, pero al menos es más divertida que la segunda y la tercera entrega.

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miércoles, 11 de mayo de 2011

The kills: Future starts slow

Hoy es mi cumple (18 añitos en cada pata) y me dedico este temazo de The kills que no me puedo sacar de la cabeza. No es que yo sea muy dado a las celebraciones, la verdad es que me la sudan bastante, pero tal y como está el mundo... no puedo quejarme. Además el blog es mío y me dedico una canción si quiero, leñe.

martes, 10 de mayo de 2011

Hannibal


Siempre es difícil adaptar una obra literaria al cine. Son medios distintos que requieren del lector/espectador esfuerzos distintos, tampoco los tiempos disponibles son los mismos. Un libro te puede llevar bastantes horas y una película no suele pasar de las 2. Así pues, una adaptación cinematográfica puede ser una tarea casi imposible de llevar a cabo con éxito. Vamos a ver algunos ejemplos, hoy: Hannibal.


Tras el arrollador éxito de El silencio de los corderos, urgía seguir explotando el filón de oro que Hollywood encontró en Hannibal Lecter, el psiquiatra caníbal. El personaje se había convertido en el villano favorito de los aficionados al cine, por delante de Norman Bates o el mismísimo Darth Vader.

Hanibal Lecter nació de la mente del novelista Thomas Harris (autor también de Domingo Negro) quien había estudiado los perfiles del FBI sobre de psicópatas para la creación del personaje. Hannibal Lecter apareció allá por 1981 en la novela El dragón rojo. Lecter era un personaje secundario en la trama: un prestigioso psiquiatra forense aficionado a comerse a la gente maleducada o grosera. Desde la cárcel, Lecter ayudaba al agente del FBI que lo atrapó a cazar a otro asesino. Lecter se revela como un personaje fascinante: inteligente, culto y peligroso a partes iguales. Incluso recluido en una celda de máxima seguridad Lecter intentará vengarse de su captor.
De la mano del veterano productor Dino De Laurentiis, Michael Mann adaptó la novela en 1986 con el film Manhunter (aquí se le llamó Hunter). Así pues Lecter tuvo su estreno cinematográfico con el rostro del actor Brian Cox, aunque se le cambió el nombre por el de Hannibal Lecktor (en un posterior doblaje al castellano se le llamó Lecter para aprovechar el tirón del personaje). Su psicópata es algo más taciturno y carece de la gélida mirada de la que le dotaría Hopkins pero es bastante intimidante. La película pasó con más pena que gloria, adolece vista hoy día del estilo televisivo de los años 80 que hicieron famoso a Mann y su Corrupción en Miami: planos a cámara lenta, pantalones de pinzas y canciones rock para ambientar las escenas. La escena final con el In-a-gadda-da-vida de Iron butterfly se ha quedado muy muy desfasada. Como anécdota podemos decir que el agente del FBI Will Grahan está interpretado por William Petersen, quien se haría famoso unos años después como el agente Grisom de CSI: Las vegas.

El 1988 Harris publica su novela El silencio de los corderos. La novela repite la estructura de Dragón rojo: Lecter sigue preso y decide ayudar a una joven agente del FBI (Clarice Starling) a encontrar a un peligroso asesino y así sacar algo de provecho. A pesar de repetir estructura, El silencio de los corderos es una novela más conseguida que su predecesora, se profundiza en la personalidad de Hannibal, mientras que su curiosa relación de atracción/repulsión con la agente Clarice Starling es lo más interesante del libro.
Obviamente, Hollywood vio la posibilidad de adaptar el libro y así fue como descubrimos la mayoría de nosotros a nuestro psicópata favorito. La peli costó 19 millones, recaudó casi 300, ganó los 5 Oscars principales (película, director, actriz principal, actor principal y guión adaptado) y se convirtió en un clásico instantáneo. La elección del elenco actoral no pudo ser mejor (así lo avalan los Oscars a Anthony Hopkins y Jodie Foster). El director Jonathan Demme consiguió trasladar toda la tensión del libro a la pantalla. El guión es muy fiel al original, sólo se cambian algunas líneas de texto dándole algo más de protagonismo a Lecter. Hannibal el caníbal se convirtió en todo un mito y dejó huella en films posteriores como Seven, Saw o la serie Dexter. Los psicópatas super inteligentes se pusieron de moda.
Pero el problema surgió años después con la siguiente novela de Thomas Harris sobre Hannibal Lecter: Hannibal. Publicada en 1999, la novela nos presenta a un Hannibal que vive en Florencia bajo una identidad falsa. Nada que ver con la estructura de los otros libros anteriores. Harris hizo bien en cambiar la trama pero no hay rastro de la tensión a la que nos tenía acostumbrados. Lecter encarcelado era como un perro furioso que nunca sabíamos cuando iba a explotar o qué estaba tramando. Pero Lecter en libertad es un tipo culto, de gustos caros y que lleva años sin cometer ningún crimen. Hannibal toma protagonismo en la novela, se ahonda en su mente y sus recuerdos, así como nos enteramos de donde viene su afición a comerse a quienes son ofensivamente maleducados, pero sabe a poco.
Mason Verger es la única víctima de Lecter que sobrevivió (si exceptuamos al agente Will Grahan). Verger es un millonario sádico y pedófilo que fue paciente de Lecter. Lecter convenció a Verger (bajo los efectos de las drogas) para que se arrancara la cara con un trozo de espejo roto para luego echar los trozos de carne a los perros. Como consecuencia de todo ello, Verger acabó postrado para siempre en una cama con la cara terriblemente desfigurada. Verger buscará venganza y será el auténtico villano del libro. Es un personaje repulsivo física y moralmente. Gracias a Lecter, las terribles cicatrices de la cara de Verger son el espejo de su alma.

Margot es la hermana lesbiana y culturista de Mason. Por su tendencia sexual, Margot fue eliminada de la herencia familiar. Los esteroides la dejaron estéril, por lo que desea que Mason insemine a su novia para así poder disfrutar de la herencia. Mason aprovecha esta situación para extorsionar a su hermana pero perece cuando ésta le lanza una morena al cuello instigada por Lecter (“Siempre podrás decir que he sido yo”).
Obviamente, Harris no estaba dispuesto a eliminar a la agente Clarice Starling así que también está presente en el libro, pero todo resulta un tanto forzado para que se vuelva a reunir con Hannibal. A mí me da la impresión que Harris escribió el libro pensando en los derechos para la adaptación cinematográfica.
Efectivamente, Hannibal no era lo que los lectores esperaban, era otra cosa. El libro tiene un tono bastante bizarro y grotesco, abundando los momentos desagradables. Está lleno de personajes moralmente reprobables, incluso más que Lecter, y tenía un final casi escandaloso. Era una sucesión de las atrocidades que Lecter era capaz de cometer. Así pues, Hollywood se encontró con un nuevo libro sobre el personaje, pero no era un libro fácil de adaptar y mucho menos de convertir en un blockbuster.

Dino de Laurentiis había producido el primer film sobre Lecter (Manhunter) pero debido al escaso éxito de la cinta renunció a producir El silencio de los corderos, algo de lo que se arrepentiría hasta el fin de sus días. Así pues, De Laurentiis compró los derechos para adaptar Hannibal por 10 millones de dólares, todo un record. Para adaptar el libro se contó con el prestigioso escritor y guionista David Mamet, pero ni siquiera él logro sacar del libro un guión aceptable y fue reescrito por Steve Zaillian.
Otro problema añadido se cernía sobre el proyecto, ni el director ni los actores de El silencio de los corderos estaban dispuestos a repetir. Jonathan Demme dijo que el libro era espeluznante y que no se veía capaz de hacer una buena película basada en él. Anthony Hopkins declaró en 1998 que se retiraba de la actuación, sin él estaba claro que no habría película. Jodie Foster tampoco se mostró interesada ya que no le gustó el tono sórdido del libro. Finalmente, Dino De Laurentiis convenció a Hopkins para que volviera a interpretar a Hannibal Lecter gracias a un generoso cheque y sustituyó a Jodie Foster por Julianne Moore.
El repulsivo personaje de Mason Verger recayó en Gary Oldman, todo un experto en villanos excéntricos. Por una vez Oldman reprime sus gestos ya que su personaje no puede apenas moverse, pero el ego del actor le jugó una mala pasada. Oldman exigió que su nombre apareciera en los títulos de crédito y el cartel de la película con la misma categoría que los de Julianne Moore y Anthony Hopkins. Ante la negativa de De Laurentiis, Oldman decidió que su nombre desapareciera totalmente de los títulos de crédito.

Realmente, no sé quién hubiera sido el director ideal para adaptar este bizarro libro. ¿Quizás Polanski? ¿Fincher? ¿Cronnenberg? ¿Jess Franco? Ridley Scott estaba pasando una muy mala época, enlazando fracaso tras fracaso en los años 90. Parecía un director acabado, una sombra de aquel que dirigiera clásicos como Alien o Blade Runner. Scott estaba rodando Gladiator (la película que lo devolvió a la primera fila) cuando le ofrecieron rodar Hannibal. Scott aceptó el encargo y demostró una vez más ser un buen artesano e hizo lo que mejor sabe (crear atmósferas a base de una cuidada estética) y demostró también lo que no sabe hacer (profundizar en los personajes y
desarrollarlos). Scott se queda en la cuidada fotografía y los bellos planos de la ciudad de Florencia. La escena de Hannibal en una habitación en penumbra con su cara iluminada por la luz que entra por una rendija es de una belleza plástica innegable pero resulta poco emocionante y hueca.

Como el libro, Hannibal es una película aburrida en su primera parte y demasiado gore en su parte final. No era necesario mostrarnos las atrocidades de las que Lecter es capaz, nos aterró mucho más sólo imaginándonos lo que es capaz de hacer. Además, el film no consigue enganchar al epectador. Toda la parte de Florencia está bien narrada y es fiel al libro, pero no engancha. Las cartas y monólogos de Hannibal suenan huecos mientras sus diálogos con Clarice carecen de la tensión de El silencio de los corderos. Scott renunció a la tensión psicológica y apostó por lo gore, mostrando sin tapujos vísceras, sangre y sesos. Lo que Demme acertó a no mostrar, Scott lo muestra sin tapujos, generando asco en el espectador pero no miedo. La escena de la cena provocaba en las salas de proyección más risas que repulsión, era tan extrema que no era creíble. Resumiendo, al film le falta el ritmo y la tensión de El silencio de los corderos.

En el guión se eliminaron elementos del libro que me parecen interesantes. No se plasman las operaciones de cirugía estética de Lecter para cambiar su rostro ni el hecho de que Hannibal tenía 6 dedos en una mano. Son aspectos secundarios que no modifican esencialmente la trama, pero opino que otros cambios fueron bastante desacertados. Se eliminó del guión al personaje de Margot Verger, por lo que ésta no podía matar a su hermano. No se les ocurrió otra cosa que hacer que con sólo unas palabras Hannibal fuera capaz de lograr que Cordell, el fiel mayordomo de Verger, decida traicionar a su amo y lo lance a una piara de jabalís hambrientos. Algo totalmente forzado e inverosímil. Un final demasiado simple para un villano así de carismático. Es como si Darth Vader muriera de un ataque al corazón, no cuela.

Hay otra variación fundamental del guión: el final. En el libro Clarice Starling decide huir con Lecter, iniciando una relación sentimental con el peligroso psicópata. Así pues, Clarice acaba convertida en prófuga de la justicia por amor a Hannibal. Dino de Laurentiis y Ridley Scott opinaban que este final no era creíble y decidieron cambiarlo. A Harris tampoco pareció importarle. En la película, Clarice se esposa a Hannibal y éste decide cortarse la mano para escapar. Personalmente, me quedo con el final del libro (como casi siempre).
Al tener finales tan opuestos, se cerraban las puertas a posteriores adaptaciones cinematográficas de los futuros libros que Harris escribiera sobre Hannibal Lecter. Quizás un final tan sorprendente podría hacer pensar que Harris estaba cansado del personaje y quisiera terminar con él de una vez.

A pesar de las críticas desfavorables, el film fue todo un éxito de taquilla, era de esperar. Obviamente, De Laurentiis no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de volver a rodar su adaptación de Dragón rojo, esta vez con Hopkins. Aunque algo viejo y pasado de kilos, Hopkins volvió a interpretar a Hannibal en la segunda adaptación de Dragón Rojo en el año 2002. La peli no estaba mal y tenía un gran reparto pero no causó el impacto esperado.
Harris publicó un libro más sobre Lecter: Hannibal rising (2007) que narra la infancia y juventud del personaje. De Laurentiis se lanzó rápidamente a rodar la adaptación cinematográfica. Pero, sin la aparición de Hopkins, la cosa no funciona igual y la peli resultó bastante decepcionante.

¿Volveremos a saber de Hannibal el caníbal? Dino de Laurentiis murió hace unos años, Hopkins ya está muy mayor y quien sabe si Harris no está escribiendo otro libro sobre las andanzas de Hannibal en la universidad o en el geriátrico (me inclino por esta última hipótesis). Sólo el tiempo y los productores de Hollywood tienen la respuesta.

Bon appétit.

jueves, 5 de mayo de 2011

THOR


Cuando me enfrento a una adaptación de los cómics que leí de pequeño, siempre voy con miedo. Por una vez, parece que las cosas se han hecho con bastante gusto. Los de Marvel se están trabajando sus adaptaciones cinematográficas para convertirlas en blockbusters bastante amenos, puede que sean films vacíos cuyo único fin sea entretener, pero los comics de Marvel nunca han pretendido otra cosa (afortunadamente).



Thor podría parecer a priori el film que todo el mundo ha hecho por encargo. No me creo que Kenneth Branagh tuviera en mente dirigir un film tan comercial si no media un buen cheque. Tampoco me creo que Natalie Portman pensara que esta peli le iba a reportar otro Oscar tras El cisne negro o Anthony Hopkins pensara que el personaje de Odín le iba a reportar grandes laureles (la verdad es que el tipo es el actor ideal para este personaje).
Thor es una peli de encargo, una peli de los Estudios Marvel. Y se nota (como en muchos otros blockbusters). Pero también se nota cierto respeto y cuidado con el que han tratado todo el universo del personaje. Se han modificado algunas cosas, era de esperar, pero la esencia del personaje se ha trasladado muy fielmente a la pantalla. Vale que Thor no se transforma en el doctor Donald Blake pero no creo que sea una modificación tan sustancial (adaptar 50 años de historias en hora y media es imposible), al menos se hace un ingenioso guiño al personaje. También es muy de agradecer que no caiga en el ridículo.
Kenneth Branagh dirige con probada maestría y soltura esta ligera historia bastante alejada de los dramas de Shakespeare que le dieron fama. Thor tiene algo de drama de Shakespeare pero no tiene nada que ver con Enrique V o Hamlet. Es en los palacios de Asgard cuando el film mejor funciona, a Brannagh se le dan mejor las intrigas palaciegas que las tramas de ciencia ficción. El film tiene en su primera hora un ritmo muy acertado y momentos bastante divertidos. Thor funciona como entretenimiento durante casi todo el metraje aunque hay cosas que no acaban de encajar y al final peca un poco de previsible. Al menos, nunca trata al espectador de idiota. Branagh sabe que sólo es cine comercial y decide darnos un producto digno dentro de sus limitaciones.

En cuanto a los actores, Chris Hemsworth tiene el físico perfecto para interpretar a un dios nórdico (vamos, que está cuadrado) e incluso resulta bastante creíble. Lo de la química con Natalie Portman no está muy logrado pero creo que se debe a que sus diálogos en el guión son lo más flojo del film. No resulta creíble su relación ni el profundo cambio que se produce en Thor al conocer a Jane. El dios del trueno pasa de ser un chulito bravucón a un alma caritativa en apenas 1 día gracias a cuatro escenas con la Portman, eso sí es magia. Tampoco Kat Dennings o Stellan Skarsgard pueden hacer mucho con sus planos personajes, la primera es el contrapunto cómico y el segundo es el toque nórdico. El que más me gustó fue Tom Hiddleston en la piel del dios del engaño, Loki. Me parece lo mejor de la película.

No falta el inevitable y divertido cameo de Stan Lee ni las referencias a los otros vengadores: se menciona a Tony Stark, se hace referencia a Bruce Banner y aparece Ojo de halcón en la piel de Jeremy Renner (The town, En tierra hostil). Así pues, Marvel va tejiendo el entramado de Los Vengadores cuyo rodaje ya ha empezado y cuya fecha de estreno está fijada para el verano de 2012. Incluso se avisa al final de la peli que Thor regresará en dicha película. Pero antes tendremos que ver este año la peli de El Capitán américa: El primer vengador. Miedo me da ver tantas barras y estrellas en una pantalla, puede ser un espectáculo patriotero demasiado indigesto.

Para terminar con Thor, debo señalar que todo el trabajo de vestuario me parece genial: era muy difícil que los cascos con plumas o cuernos no quedaran ridículos en pantalla. Por suerte, han prescindido de estos elementos en la mayoría de las escenas. Tanto los decorados como los efectos especiales son espectaculares y todo un regalo para el espectador que sólo busque pasárselo bien.

Los aficionados al personaje creo que saldrán satisfechos con el tratamiento que se ha hecho de Asgard, Odín, Loki y todos los elementos de los dioses nórdicos. Los no iniciados en el tema pasarán un buen rato, sin más.

5,5

miércoles, 4 de mayo de 2011

Código fuente (Source code)


Con una premisa tan interesante y manida como “Faltan 8 minutos para que estalle una bomba en el tren en el que viajas” Duncan Jones nos presenta este interesante thriller con toques de ciencia ficción.


Duncan Jones (el hijo de David Bowie) ya nos sorprendió gratamente con su primera película, Moon. Yo creo que Código fuente es un encargo para lograr entrar en Hollywood y la verdad es que Jones aprueba con buena nota llevando a buen puerto este guión ajeno. No es que Código fuente sea una maravilla tipo Origen, pero te mantiene clavado al asiento durante casi toda la trama. Mientras el espectador no sabe lo que está ocurriendo, el film te atrapa y te mantiene en vilo. Conforme vamos conociendo más detalles se pierde algo de magia ya que la explicación científica no tiene pies ni cabeza y resulta bastante ridícula a nada que piensas en ella 2 segundos. Pero todo ello no impide que la peli se vea con mucho agrado.
Durante la primera hora Jones se muestra como un director hábil, capaz de tejer una absorbente trama que no decae en ningún momento. Pero en el último tercio la cosa decae algo por la inverosimilitud de la propuesta. Por suerte el film sólo dura 90 minutos, más metraje hubiera podido ser letal. También la constante repetición de los mismos 8 minutos una y otra vez podría haber sido un duro hándicap para la película, pero Jones consigue mantener siempre la tensión y el ritmo adecuados. Sólo al final se desinfla algo debido a un final demasiado acomodaticio. No olvidemos que Código fuente pretende ser un blockbuster de cierta calidad, algo que consigue.

En cuanto a los actores, Jake Gyllenhaal y Michelle Monaghan resultan bastante creíbles como pareja protagonista. También Vera Farmiga y Jeffrey Wright dan el pego.
Yo pasé un buen rato pero quizás me esperaba algo más.
6,5


lunes, 2 de mayo de 2011

El terrorismo en el cine


Por mucho que nos pese, Bin Laden ha dejado huella en el cine. Como Hitler o Rasputín, su nombre está ligado en la cultura popular a la más pérfida maldad. Pero no es otro hombre del saco, otro difuso enemigo de la sociedad. Su amenaza era y es real. Su organización terrorista Al Qaeda y sus terribles atentados por todo el mundo han generado en las últimas décadas una ola de terror a la cual el cine no podía ser ajeno. No olvidemos que incluso ha generado varias guerras con cientos de miles de muertos. Obviamente las aproximaciones cinematográficas a la figura de Bin Laden han sido tangenciales, no hay un film sobre su vida (seguro que ya lo están preparando) pero sí hay muchos que tratan temas relacionados con el terrorismo.



Ya antes de los atentados del 11-S el terrorismo ya se había tratado en el cine. Quizás la primera aproximación al tema fuera del maestro Hitchcock con Sabotaje, la mujer solitaria (1936), en la que una mujer sospecha que su marido le es infiel pero acaba descubriendo que es algo mucho peor: un terrorista. El día del Chacal es una novela de Frederick Forsyth en la que se relata el intento de asesinato del entonces presidente de Francia Charles de Gaulle a cargo de un implacable terrorista. El libro tuvo una versión cinematográfica llamada Chacal (o El día del chacal) en 1973 de la mano de Fred Zinnemann. Lo curioso es que el famoso terrorista Carlos tenía una copia del libro entre sus pertenencias al ser detenido y desde entonces se le conoce también como Chacal. La figura del terrorista Carlos (Ilich Ramírez Sánchez ) inspiró el film Caza al terrorista así como una reciente biografía llamada simplemente Carlos. Lo curioso es que el famoso terrorista Carlos tenía una copia del libro de Forsyth entre sus pertenencias al ser detenido y desde entonces se le conoce también como Chacal. Durante décadas Carlos/Chacal fue el terrorista más famoso del mundo.


Antes del 11-S los terroristas eran unos villanos bastante recurrentes para Hollywood, no eran tomados como una amenaza real ni como un problema realmente serio. Eran unos villanos bastante poco probables, como una gran catástrofe o una invasión alienígena. Una excusa para films de acción de Chuck Norris o Steven Seagal. Películas como La jungla de cristal o Regreso al futuro tienen como villanos a terroristas alemanes o libios. En Air force one los villanos son terroristas de una ex república soviética y en Speed un terrorista colocaba una bomba en un autobús que no debía aminorar nunca su velocidad o saltaría por los aires. Otras veces eran vistos como héroes románticos que buscaban la libertad de su oprimido país, incluso tuvieron las guapas caras de Richard Gere o Brad Pitt. Qué demonios, incluso John Rambo (el héroe americano por excelencia de la era Reagan) se alió con los talibanes para expulsar a los rusos de Afganistán en Rambo III. Vista con la perspectiva que da el paso del tiempo, la película viene a justificar que Estados Unidos formara y financiara a los talibanes, algo que, a la larga, resultó ser un gran error. Como vemos, las consecuencias de la Guerra Fría tardarán mucho en desaparecer.


Sólo en Europa se tomaba en serio un problema tan terrible con films como En el nombre del padre, The boxer (ambas de Jim Sheridan), Michael Collins, Juego de lágrimas (ambas de Neil Jordan) o Agenda oculta de Ken Loach. Ken Loach, fiel a sus principios, introdujo con Agenda oculta el peliagudo tema del terrorismo de estado. El estado también ha sido visto por el cine como un terrorista, una amenaza para el pueblo. Ya lo decía Maquiavelo en siglo XVI: para un gobernante es más seguro ser temido que amado. Para el escritor Alan Moore, "los estados deberían temer a sus ciudadanos y no al revés" como se deja claro en su novela gráfica V de vendetta y que también estaba presente
en la aceptable adaptación cinematográfica.

Lamentablemente, el tema del terrorismo ha tenido una especial repercusión en el cine español. En España se han hecho bastantes películas sobre el tema aunque quizás aún falte de hacer la película definitiva sobre ETA y la guerra sucia contra ella. Con la transición política se hicieron bastantes acercamientos al tema, cabe destacar a Inamol Uribe y sus tres películas sobre el tema: El proceso de Burgos, La fuga de Segovia y La muerte de Mikel. Con el tiempo el tema se fue abandonando, supongo que por un hartazgo del espectador ante este tipo de cine o por la aparente ambigüedad moral que muchas películas presentaban. No siempre la condena de la violencia era todo lo explícita que muchos desearían. Un ejemplo, en Días contados, Uribe volvió sobre el tema del terrorismo pero presenta al terrorista como un buen tipo (Carmelo Gómez, nada menos) que tiene un único y pequeño defecto: es terrorista. En el film no hay buenos ni malos. Lo curioso es que en la novela original el personaje protagonista es fotógrafo, Uribe cambió la profesión y todo lo demás sigue igual. Lo siento, pero no es lo mismo hacer fotos que matar gente ni puede tener las mismas repercusiones dedicarse a una cosa u otra. Demasiada ambigüedad moral una vez más. Tampoco Yoyes, ni Lobo, ni GAL me parecen grandes películas. Son buenos intentos de abordar el tema, pero fallidos en su conjunto. Cabe mencionar la patochada que hace Alex de la Iglesia sobre el asesinato de Carrero Blanco a manos de ETA en esa astracanada llamada Balada triste de trompeta.


Volviendo a los USA, en 1999 se estrenan dos películas que se pueden considerar como precursoras de la psicosis que asoló a Estados Unidos y medio mundo tras en 11-S. Por un lado está El club de la lucha (de la cual ya hemos hablado aquí alguna vez) y Arlington Road: Temerás a tu vecino. Arlington Road es un interesante thriller algo olvidado que vale la pena recuperar ya que consigue meter el miedo en el cuerpo del espectador. El film te hace pensar seriamente sobre la psicosis en la que puede caer una persona o todo un país tras un atentado terrorista. En el film, Jeff Bridges es un profesor de universidad especializado en terrorismo que ha perdido recientemente a su mujer, el comportamiento de sus nuevos vecinos le hará sospechar de sus intenciones. Puede que todo sean ilusiones suyas o esté ante un inminente ataque terrorista. Nunca se está realmente a salvo ni sabes quien es tu vecino. Basado en los atentados de Al-Qaeda con coches bomba en 1998 a las embajadas americanas en países africanos, Arlington road se adelantó un par de años a los que ocurrió el 11 de septiembre de 2001 y tiene un final de verdadero infarto.
Quien sabe si Bin Laden no se inspiró en películas como El club de la lucha o Arlington road para sus atentados del 11-S. Puede que las imágenes de monumentos destruidos de las pelis de Hollywood le inspirara alguna idea. Incluso puede que Al-Qaeda guarde alguna similitud con la organización terrorista Spectra de la saga de 007.


Tras los atentados del 11-S el cine de Hollywood tomó conciencia del problema. Ya otras muchas veces Hollywood había servido de propaganda o mero instrumento publicitario (como en Rambo 3), pero esto era distinto. El terrorista ya no es el villano de turno, es una amenaza muy real y necesita un enfoque distinto. Con películas tan dramáticas como United 93 de Paul Greengrass o World Trade Center de Oliver Stone se narraba el heroísmo de personas normales ante los ataques del 11-S, el americano medio se convierte en un héroe cuando la situación lo requiere. Incluso un crítico con el sistema como Oliver Stone olvida sus críticas para narrar un heroico hecho real.
Incluso Spielberg se dejó de invasiones alienígenas y se puso serio con su película Munich (2005) en la cual denuncia el terrorismo de Estado llevado a cabo por Israel tras los atentados llevados a cabo en las olimpiadas de 1972. El mensaje del film es claro: la violencia sólo genera más violencia y no soluciona el problema. ¿Hasta donde estamos dispuestos a llegar para acabar con el terrorismo? ¿Cualquier cosa vale? ¿Hemos de sacrificar nuestra libertad para vivir más seguros?

Las guerras de Irak y Afganistán, la prisión de Guantánamo y la lucha contra el terrorismo iniciada por el Presidente George w. Bush nos han ido dando películas interesantes durante estos últimos años. Podríamos citar Syriana, En tierra hostil, La sombra del reino, Unthinkable, Las tortugas también vuelan, Expediente Anwar o las recientes Caza a la espía o Código fuente.

¿Mi película favorita sobre terrorismo? Cualquiera de las citadas es recomendable, pero me quedo con Paradise now, me parece que ofrece una visión muy interesante.