lunes, 31 de octubre de 2011

Cars 2


Tenía que pasar. Era inevitable. Tarde o temprano Pixar iba a dar un paso en falso en su carrera y ha sido con Cars 2. Ya la primera entrega me pareció la más floja de toda su producción aunque era un film bastante entretenido. Pero en esta segunda entrega los defectos de la primera se agravan y casi no aparecen las virtudes que han hecho de Pixar todo un referente del cine mundial (tanto de animación como en general).


Cars 2 ahonda en el mundo de las carreras de coches (que a mí me interesa más bien poco, tirando a nada) e introduce una trama de espionaje no demasiado conseguida. Ambos factores no sería fatales si los secundarios estuvieran tan trabajados como viene siendo habitual o las necesarias dosis de emoción estuvieran presentes. Pero ninguna de las dos cosas ocurre en Cars 2.
Los secundarios ya conocidos de la primera parte pasan a un segundo plano y no resultan especialmente graciosos. Los nuevos secundarios no dan demasiado juego, contribuyen a la trama de espionaje pero no se hacen querer por el público. Por otro lado, Mate toma un protagonismo a todas luces excesivo resultando por momentos cargante. La grúa parlanchina estaba bien como secundario gracioso/atontado pero como protagonista puede arruinar cualquier película, siendo incapaz de remolcar el film hacia lugar seguro. Su aumento de protagonismo va en detrimento de otros personajes como Rayo McQueen y su novia que además aportaban la necesaria dosis de amor y emoción al guión de la primera parte. Así pues, Cars 2 tiene un fallo enorme que es el protagonismo de Mate.
Técnicamente la peli sigue estando al nivel habitual, las carreras de coches siguen siendo emocionantes y los diseños de los coches me parecen muy acertados. Hay que destacar los guiños a la serie de 007 y el Aston Martin, incluso la persecución en la plataforma petrolífera se parece mucho a la de Goldfinger.
También hay cosas curiosas como que el escudo del estado español no esté bien representado en un coche que se llama Fernando Alonso, que en cada país todos los coches sean de fabricación nacional o la venganza de los coches-tartana. Detalles que hacen curiosa la visión del film, pero no constituyen un gran aliciente (al menos para mí).

Cars 2 no emociona ni entusiasma como Pixar nos tiene acostumbrados y se puede decir sin problemas que es la más floja de la factoría, lo cual no significa que sea mala.
Por cierto, señores de Pixar ¿para cuando un Los increíbles 2? Que Los increíbles sí era una película que se presta a una secuela.



domingo, 30 de octubre de 2011

Margin call




Margin call nos sitúa en las primeras 24 horas de la crisis financiera y económica que nos atenaza. En un banco de inversiones empiezan a despedir empleados pero uno de ellos acaba de hacer un terrible descubrimiento que hará temblar los cimientos de Wall Street y la economía mundial.



 La maldita crisis nos va dejar al menos una cosa positiva: un puñadito de buenas películas sobre el tema. Margin call es un buen thriller económico inspirado en la quiebra de Lehman Brothers, el primer indicio de que algo olía muy mal en la economía mundial. Cuando el barco hace aguas, las ratas son las primeras en darse cuenta y en salir corriendo. Justo en ese momento es en el que nos sitúa este film. Si prefieres pensar que la crisis actual ha sido una cosa inevitable y sin culpables, no veas este film. La avaricia de unos pocos va a llevar a la ruina a millones. De esto habla Margin call.
Margin call no intenta ser un film didáctico para que el espectador entienda qué es lo que ha provocado la crisis. Sólo transcurridos 40 minutos un personaje explica en lenguaje de la calle lo que ha sucedido, cosa que es de agradecer.  Por cierto, en un cínico diálogo se acusa a los consumidores de a pie de ser en buena parte responsables de la crisis, comprando sin parar cosas que no podíamos pagar y con las que nos endeudamos más de la cuenta. ¿Os suena de algo?

 Margin call se disfruta bastante gracias a un preciso guión y las interpretaciones de gente tan solvente como Kevin Spacey, Stanley Tucci o Jeremy Irons. Por cierto, mi odiada Demi Moore está correcta en su papel, hace bien en alejarse en sus típicos personajes de mujer fatal. También Paul Bettany está bien alejado de sus típicos papeles de villano.
De todos los personajes, el film intenta que nos identifiquemos con Sam, interpretado por Kevin Spacey. Es un tipo que lleva 34 años en la firma y le ha sido siempre fiel. Él avisó de los peligros que corría la firma pero nadie le hizo caso. Pero el mundo que Sam conoce está agonizando, como su perro. La vida sigue y el viejo mundo hay que enterrarlo y sacar tajada si es posible. Al final, Sam colaborará en expandir la basura financiera por todo el mundo, en contra de sus principios pero a favor de su beneficio personal. Es tan egoísta como el resto aunque no quiera reconocerlo.
Margin call no es tan irónica como Wall street 2 ni tan demoledora con Inside job, pero es una interesante mirada sobre la crisis y quienes la generaron.

6,5



miércoles, 26 de octubre de 2011

El embrujo de Shanghai (2002)


Cada uno tiene su espinita clavada en contra del cine español, la mía provene de hace casi 20 años, cuando Belle Époque le arrebató injustamente el oscar a la mejor película extranjera a la china Adiós a mi concubina (esa joya de Chen Kaige). El film chino me emocionó y me gustó mucho, todo lo contrario que el film de Fernando Trueba.


A partir de entonces le tengo cierta tirria a este director, no es culpa suya que los académicos de Hollywood den los Oscar hasta arriba de opio, ya lo sé. Pero no puedo evitarlo ya que él fue involuntario partícipe de una de esas tantas injusticias que los Oscars perpetran cada año. El caso es que no había visto yo el film El embrujo de Shanghai de Fernando Trueba y el otro día me encuentro que está empezando en la cadena pública (sin cortes). Así pues, decido verla (pensaba ver Cars 2, pero tendrá que esperar a otra ocasión).

La peli de Trueba se basa en el libro homónimo de Juan Marsé (que no he leído, mea culpa) y se nota que intenta seguir un estilo narrativo sacado directamente de un buen material de partida. Con un presupuesto holgado y los típicos actores españoles, Trueba elabora una historia que se deja ver pero que no atrapa ni fascina al espectador en ningún momento. Sus intenciones son buenas pero es incapaz de llevar esta historia a buen puerto. Sólo los diálogos del personaje de Fernando Fernán Gómez logran sacar del tedio al espectador, un personaje bastante típico, por otro lado: el típico republicano asqueado en contra del régimen de Franco. Un personaje que seguro que está mucho mejor tratado en la novela que en el guión, del que desaparece sin dejar huella.
Trueba usa una vez más a la eterna vieja guardia de actores del cine español de los años 80 y 90, me refiero a gente tan experimentada (o encasillada) como Antonio Resines o Jorge Sanz. Yo eché de menos a Marivel Berdú. Respecto a Ariadna Gil, no está mal pero no hay quien se la crea como china. Me convencieron mucho más Eduard Fernández y Rosa María Sardá.

El fallo es de Trueba, quien se demuestra totalmente incapaz de dotar de ritmo a la película y narra la historia sin el brío y la pasión necesarios. Trueba falla estrepitosamente a la hora de sumergirnos en ese mundo oscuro de la posguerra (sí, otra película más sobre la postguerra) visto a través de los ojos de un niño. Su narración es confusa y deja al espectador con un palmo de narices y la sensación de que le han tomado el pelo al no saber rematar el film. Trueba ha hecho buen cine cuando cuenta con un buen guión como el de Rafael Azcona en La niña de tus ojos, pero en El embrujo de Shangai Trueba se mete a guionista y no da la talla. Dicen que este era un proyecto de Víctor Erice que pasó a manos de Trueba por decisión de los productores, gran error.

Y perdona, Fernando, realmente no tengo nada en tu contra, ya te he perdonado lo de Adiós a mi concubina.



lunes, 24 de octubre de 2011

¿Quién puede matar a un niño? (1976)




Narciso Ibáñez Serrador (Chicho) pasará a la historia como uno de los mayores creadores de la televisión en castellano gracias a sus míticos programas como Un, dos, tres o Historias para no dormir. Pero Chicho también dirigió películas de terror tan estimables como La residencia (1969) o ¿Quién puede matar a un niño?.


El argumento del film es bastante sencillo: Una pareja de extranjeros están de vacaciones por el sur de España y deciden ir a visitar la isla de Almanzora, una vez llegan allí se den cuenta que en la isla no hay ningún adulto, sólo niños.
Ibáñez Serrador demuestra con este film que su talento no estaba sólo en la dirección de programas televisivos (formato que revolucionó) sino que también era un magnífico creador de atmósferas agobiantes. En ¿Quién puede matar a un niño? va creando una atmósfera desasosegante que cada vez se nos hace más insoportable. Ibáñez Serrador crea escenas aterradoras partiendo inicialmente de situaciones cotidianas, el punto de vista infantil se vuelve aquí perverso. La pareja protagonista pasa de unas tranquilas vacaciones a verse envuelta en una terrible pesadilla. El pueblo abandonado se nos antoja inquietante desde el principio y Chicho demuestra su mano maestra en casi cada secuencia del film. Con una extrema economía de medios y con pocos actores Ibáñez Serador crea una atípica película de terror. El film no está ambientado en el típico entorno tétrico o misterioso (nada de castillos o tormentas) sino que genera terror en las soleadas y desiertas calles de un pueblo andaluz. Casi todo ocurre a la luz del día, en verano, lo que le confiere al film una atmósfera muy peculiar.
El film se podría integrar dentro del subgénero de niños cabrones, siendo quizás, El pueblo de los malditos su mayor influencia. También puede tener algo que ver con The wicker man ya que ambas películas versan sobre extraños que van a parar a islas en las que no son bien recibidos. Pero ¿Quien puede matar a un niño? es casi la más terrorífica de las tres. Los niños nunca me han parecido tan crueles ni repugnantes como en esta película (no cuentan las de el grupo musical Parchís). Es su aparente inocencia lo que los hace aún más crueles, para ellos todo es un juego sin consecuencias. ¿Sólo están jugando a matar o se están vengando de las atrocidades que los mayores les infligen?

Lo peor de la película es que ha envejecido algo mal, esos excesos con el zoom y el estilo televisivo se han quedado muy desfasados. Tampoco tienen mucho sentido las escenas iniciales del nodo con esas noticias sobre los conflictos del siglo XX y el sufrimiento causado a los más débiles: los niños. Quizás fueron escenas añadidas para aumentar el metraje o simplemente se añadieron para ir metiendo el miedo en el cuerpo al espectador. Sea como fuere, provocan un mal rollo enorme. A dicho mal rollo contribuye especialmente la música de Waldo De los Ríos, quien recrea una melodía tan simple como perversa. Un buen ejemplo de cómo una música puede crear un efecto demoledor en el espectador.
Interesante obra del cine de terror español.


jueves, 20 de octubre de 2011

Red state



Parece que al fin Kevin Smith (Clerks, ¿Hacemos una porno?) abandona la comedia gamberra y se adentra en los pantanosos territorios de la sátira con toques de terror con Red state.


Smith nos presenta una película que empieza como una comedia de adolescentes en busca de sexo (un terreno que domina a la perfección) pero que da un giro inesperado hacia el cine de terror cuando dichos jóvenes caen presa de una familia con unas creencias religiosas bastante radicales. Pero... no se vayan todavía, aún hay más: Smith nos tiene preparados un par de giros antes del final del film (que no voy a desvelar). Por suerte, Smith logra sorprender gratamente al espectador evitando caer en ningún género concreto pero quizás no sea suficiente.
Su visión de esta peligrosa secta religiosa armada hasta los dientes no deja de ser una burda parodia de los conservadores norteamericanos más recalcitrantes (tipo el tea party). Smith acierta al trazar similitudes con la matanza de Waco o la familia Manson, pero su crítica a los fanáticos religiosos amantes de las armas es tan obvia que se queda a medio camino. Es tan evidente que pierde bastante impacto, algo más de mala baba o ironía le hubiera venido muy bien al film. Tiene un gran golpe final pero le sobran los cinco últimos minutos y toda la explicación final.

Por cierto, por mucho que intenten vender esta película como un film de terror, no os dejéis engañar, no lo es. Red state es una sátira sobre la deriva fundamentalista que un país como Estados Unidos está sufriendo, algo que desde la vieja Europa nos puede parecer muy lejano ( o no, vistos los últimos atentados de Noruega) pero que allí es un peligro real. Ya sabemos que del binomio armas y religión no puede salir nada bueno.

Curiosa.

martes, 11 de octubre de 2011

El misterio del Alzheimer

Interesantísimo documental sobre el Alzheimer, su posible prevención y cura con medicamentos ya existentes y de sobra conocidos por todos.

domingo, 9 de octubre de 2011

Melancolía (Melancholia)



Ya está aquí la nueva película del polémico director danés Lars Von trier (Bailar en la oscuridad, Anticristo).



La peli empieza con una sucesión de bellas imágenes rodadas a slow motion, como si fueran pequeños cuadros en movimiento que representan momentos del film que vamos a ver. Un bello inicio, la extraña poesía visual del amigo Lars Von Trier.

Luego entramos en materia y vemos que Lars sigue dividiendo sus películas en capítulos, el primero se llama Justin y se centra en la celebración de la boda de dicho personaje, mientras el segundo capítulo se llama Claire y se centra en la hermana de Justin. Una vez más Von Trier nos prensenta unos personajes femeninos totalmente irracionales: Justin (una excelente Kristen Dunst) se ve dominada por su rechazo a unas normas sociales en las que no cree, mientras que Claire (una no menos excelente Charlotte Gainsbourg) se ve dominada por su miedo irracional a la muerte. Ambos personajes son el núcleo del film, dos hermanas totalmente opuestas pero que son el prototipo de personaje femenino en el cine del Danés.
Justin parece un personaje atrapado por unas normas sociales que detesta (algo que parece haber heredado de su madre) y no puede evitar rebelarse contra ellas ni siquiera el día de su boda. Todo el protocolo de las celebraciones es mostrado aquí como algo ridículo y sin sentido (intentar subir con una limusina una escarpada carretera, el jefe de protocolo que se niega a mirar a la novia), tampoco los discursos o el lanzamiento del ramo son mostrados con ninguna piedad. Son costumbres ridículas que van a dejar de tener sentido en breve, pero a nadie parece importarle, salvo a Justin.
El resto de invitados a la boda no quieren dar importancia al peligro que se cierne sobre el planeta y siguen como si nada estuviera pasando. Siguen las normas sociales y los protocolos como si tuvieran aún algún sentido. Me gustó bastante el personaje de Kiefer Sutherland (quien se aleja bastante de su Jack Bauer en la serie 24) un personaje que aúna lo racional con la conservación de las normas sociales. También está lleno de significado y matices el personaje del veterano John Hurt.
Desde luego, Von Trier presenta un buen puñado de interesante preguntas: ¿Tiene sentido celebrar una boda cuando un planeta se acerca peligrosamente a la Tierra? ¿Tiene sentido casarse cuando la mitad de los matrimonios acaban en divorcio? ¿Es obligatorio celebrar tu boda por todo lo alto? ¿No existe el derecho a estar triste el día de tu boda? ¿Siempre hay que quedar bien con los demás?

El problema de Melancolía es que se hace algo pesada y aburrida en su parte final. La primera parte está muy bien y presenta conflictos muy interesantes, pero la segunda parte es demasiado lenta. Cuando todos los invitados a la fiesta desparecen, el film se centra en sólo cuatro personajes, aflorando el lado más poético e intimista de Von Trier. El tema del supuesto fin del mundo está tratado de forma modélica, nada de vacuos efectos especiales a lo Michael Bay o Roland Emmerich. Von Trier se centra en los personajes, sus miedos y sus certezas. Mucha poesía y mucho sentimiento contenido pero la trama acaba perdiendo algo de fuelle y se alarga demasiado.

No se puede decir que el resultado final sea satisfactorio al cien por cien, casi nunca lo es cuando se trata de este autor. A muchos les aburrirá y a otros les irritará pero es un film inquietante y de una perturbadora belleza.


viernes, 7 de octubre de 2011

A todo gas 5 (Fast & Furious 5)




Reconozco que un día tonto lo tiene cualquiera y más si es un día de vacaciones. Uno de estos días en los que te dices: voy a desconectar el cerebro, pongo a tope el 5.1 y me lo voy a pasar en grande con una peli chorras de acción. No todo va a ser cine de Terrence Malick.


Me habían recomendado esta peli, así pues, me dispuse recientemente a ver A todo gas 5 sin haber visto ninguna de las anteriores entregas a excepción de la primera. No soy un gran aficionado a la velocidad ni a las carreras de coches, ni siquiera veo la Formula 1, pero me lo pasé en grande con esta peli. Vale que el guión es de lo más simplón que te puedas imaginar y que es una mera excusa para mostrar chicos y chicas guapos e intercalar carreras de coches, esto ya lo sabíamos todos. Pero te hace pasar un rato entretenido debido a su descarado afán de mostrar chicas en bikini y chavales cachitas sin venir a cuento. Esta saga da al público aficionado al tunning todo aquello que puede desear ver, ni más ni menos. Yo ni siquiera llevo una pegatina en mi coche, pero la peli me ha entretenido.

Analizar esta peli desde un punto de vista adulto nos obligaría a relatar las innumerables incoherencias del guión y algunas escenas realmente ridículas que me sonrío sólo de pensar en ellas. Venga, os cuento una escena que me dio grima de lo forzada que queda: esa primera escena entre Vin Diesel (¿el tipo más duro del universo tras Chuck Norris?) y Elsa Pataky (o la cirugía creó a la mujer) es para incluirla en la antología del bochorno cinematográfico. Ese Vin Diesel ultra duro (o cool que dicen ahora los pedantes) resulta especialmente risible durante todo el film. Pero la escena en el apartamento de ella tiene el diálogo más ridículo que recuerdo. Desde luego, la historia de amor entre estos dos grandes actores queda totalmente irreal y no hay quien se la crea, pero sólo un poquito más que el resto del film.

Hay que destacar que otra gran mole del cine de acción se incorpora a esta saga interpretando (jejejeje, es broma) a un duro poli, me refiero a Dwayne Johnson alias The rock, otra masa de músculos parlante que nunca debió salir del gimnasio. Su personaje es otra buena fuente de diversión involuntaria, su pelea con Vin Diesel demuestra que estos dos tipos dan lo mejor de sí cuando no tienen que hablar. Que no, que de la Pataky no pienso hablar, que no es culpa suya que su papel resulte tan desastroso. Ocurre que su personaje de dura policía súper motivada que se cambia de bando sólo por cruzar cuatro palabras con Vin Diesel no sería creíble ni aunque lo interpretara Cate Blanchett.
Pero, a pesar de lo comentado hasta aquí, no penséis que no me gustó. Hay que reconocer que las escenas de acción y persecuciones están rodadas de coña. Están llenas de adrenalina y destrucción. Me gustó mucho la escena del robo en el tren, me dejó con la boca abierta, no me duelen prendas en reconocerlo. No puedo evitar comentar ese robo de la caja fuerte, simplemente hilarante, tan contrario a las leyes de la física que hasta un pollo hasta las cejas de crack notaría que es imposible arrastrar así un objeto tan pesado por toda la maldita ciudad. Un despropósito total que logra su objetivo de hacerte pasar un buen rato (aunque sólo sea riéndote de las gilipolleces del guión). Por cierto, aunque no hayas visto el resto de las entregas, no pasa nada, casi mejor, eso que te ahorras. El film se entiende perfectamente, la verdad, ni siquiera se han debido de preocupar de dar una mínima cohesión entre las entregas. Con rescatar personajes de las anteriores pelis ya está conseguida toda la coherencia necesaria.

Ideal si te apetece ver coches, vaciladas, chicas jamonas y bíceps súper desarrollados.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El nuevo mundo (The new world, 2005)



Tras La delgada línea roja, Terrence Malick tardó sólo 7 años en completar su cuarta película: El nuevo mundo.


Malick usa la historia real de Pocahontas (cuyo nombre no se cita en todo el film) para narrarnos una vez más sus temas de siempre. Vuelve a situar su historia en un entorno paradisíaco y enfrenta una vez más a la naturaleza salvaje (lo bueno) con la sociedad (lo malo). Pocas novedades podemos destacar de este film, quizás el más flojo de su filmografía en opinión de quien escribe estas líneas. El tema es interesante y hay escenas magníficas, pero Malick ya nos empieza a cansar sobremanera con sus voces en off y sus planos de naturaleza. Vale puede que Dios (o la madre naturaleza) nos hable a través de los rayos de sol a través de las ramas de los árboles, pero es un recurso (poético) ya muy usado por este director.

La belleza de las imágenes sigue siendo apabullante y la narración (cuando la hay) es muy poderosa y atrayente (aunque todos sepamos lo que va a pasar) pero Malick aburre en su tramo final. Cuando la acción se detiene y asistimos a una interminable sucesión de planos de ríos, árboles y peces es cuando el sopor empieza a aparecer sin remedio. Todo ello hemos de unirlo a una historia que ha perdido fuelle en la última media hora, haciéndose confusa (no se acaban de entender las motivaciones de los personajes) y muy lenta.

Nadie espera que Malick nos entregue un final feliz, ni haga un film palomitero ni un gran espectáculo para toda la familia. Si su cine está muy bien, oiga, pero un poquito más de ritmo no vendría nada mal.

Yo la recomendaría sólo para muy fans de Malick, que siempre hay alguno suelto, o a aquellos que no hayan visto la Pocahontas de Disney.

sábado, 1 de octubre de 2011

La delgada línea roja (The thin red line, 1998)


¿A qué se dedicó Terrence Malick durante los 20 años que separan Días del cielo de La delgada línea roja? ¿Por qué tardó tanto en volver a dirigir? Ni idea, dice wikipedia que se dedicó a dar clases de filosofía en alguna universidad. Eso explicaría muchas cosas de la evolución de su cine posterior. Es evidente que con La delgada línea roja Malick da un giro irreversible hacia el panteísmo. A partir de aquí sus películas serán cada vez menos narrativas y más contemplativas.

La delgada línea roja fue el retorno de Malick al cine tras 20 años de ausencia, en estos 20 años sus dos primeras películas (Malas tierras y la citada Días del cielo) se habían convertido en clásicos y Malick era considerado como un autor de culto. Su regreso estuvo precedido por una enorme expectación y casi todos los actores de Hollywood se peleaban por entrar dentro del reparto aunque fuera en un pequeño papel.


No se puede decir que La delgada línea roja sea una mala película (tampoco se puede decir de El árbol de la vida) pero sí se puede decir que Malick peca por primera vez de pretencioso y nos ofrece una película que pretende ser la película definitiva sobre la guerra. Ahí es nada. Malick adapta libremente la novela “The Thin Red Line” de James R. Jones (autor también de la novela en la que se basó De aquí a la eternidad) y crea su propio género cinematográfico, el cine filosófico-bélico-panteísta.
Malick pretende plasmar los deseos y los miedos de los soldados y el absurdo de las guerras humanas. A los pájaros, a los árboles, a la hierba, no le interesan las disputas humanas, no son nada para ellos. La naturaleza es sabia y no provoca guerras ni se deja influenciar por ellas. Pero el hombre, en su infinita soberbia, se cree el amo del mundo y lo destruye todo a su paso. En La delgada línea roja asistimos a esta confrontación entre el hombre y la naturaleza. Una vez más en el cine de Malick, la naturaleza es sinónimo de bondad, mientras la sociedad humana es sinónimo de maldad. Pero, si la naturaleza es buena y el hombre forma parte de ella ¿de dónde viene la maldad? ¿Es intrínseca al ser humano? Si Dios/la naturaleza es bueno ¿cómo pudo crear la maldad o permitir que exista?

El film inicia con un cocodrilo adentrándose en un río ¿una parábola de la intrusión del ser humano en la naturaleza? En las pelis de Malick siempre hay un río, sinónimo de vida, hacia el que huyen los protagonistas humanos. Luego asistimos a un barco de guerra que se adentra en una paradisíaca playa destrozando su paz. En otro momento del film un aborigen pasa junto a un grupo de soldados como si la guerra no fuera con él, totalmente ausente. Los que viven en armonía con la naturaleza (con Dios) no se ven afectados por la guerra. Los lagartos, los monos, las serpientes o los murciélagos observan a los soldados como si no comprendieran nada. Malick no ahorra bellos planos de animales o árboles que parecen estar totalmente al margen de esa locura que el ser humano ha llevado a su isla.
Dentro del grupo de soldados, veremos todo un crisol de motivaciones, miedos y formas de afrontar la muerte. Yo destacaría el enfrentamiento entre el personaje de Elias Koteas (preocupado por salvar a los hombres bajo su mando) y el personaje de Nick Nolte (más preocupado por lograr el objetivo cueste lo que cueste y quedar bien con el alto mando). Las escenas entre ellos son realmente tensas y emotivas, ambos quieren lo mismo pero no están dispuestos a pagar el mismo precio. También hay que mencionar a Sean Penn (que está soberbio), Jim Caviezel, John Cussack, Ben Chaplin y Woddy Harrelson (todos excelentes).


Con un reparto coral de lujo y varias voces en off , Malick pretende mostrarnos las diferentes maneras de afrontar la vida y la muerte en un paradisíaco entorno. Un intento muy loable que merece todo nuestro respeto, sobre todo si está rodado de forma tan maestra como lo está esta película. Todo el apartado técnico es tan sobresaliente como siempre en la filmografía de este director. La fotografía de John Toll es fascinante así como la partitura de Hans Zimmer. Las escenas de los soldados avanzando entre la hierba hacia un enemigo invisible son de una intensidad enorme, así como la toma de las posiciones enemigas está rodada de forma magistral. Igualmente los insertos de recuerdos en mitad de las batallas no hacen sino transmitirnos la angustia de los protagonistas y su miedo a no volver jamás a sus casas ni a volver a ver a sus seres queridos, algo que no suele mostrarse en el cine bélico.

Pero, en mi opinión, el film dura demasiado y se hace algo pesado. A pesar de contener algunas de las mejores escenas de batalla de la historia y del estupendo reparto. Nada puede evitar que este filosófico zeppelín se estrelle contra el suelo pasadas las dos horas. No importa lo bellas que sean las imágenes o lo transcendentes que se pongan las voces en off, falla el ritmo y el film acaba aburriendo. Una pena. Es que 163 minutos son demasiados. Podría haber sido peor. Se dice que el primer montaje duraba 6 horas y circula una copia con bastante más metraje del estrenado.
El mismo año Spielberg estrenó Salvar al soldado Ryan, las comparaciones son odiosas y en este caso creo que no proceden. Ambas son grandes películas que tratan sobre la Segunda guerra mundial pero sus objetivos son totalmente distintos. Malick bucea en el alma humana mientras Spielberg nos entrega un grandísimo entretenimiento.

P.D.: Por cierto, ¿de dónde viene el título del film? En la peli no se hace referencia a ninguna línea roja, pero en la novela se aclara que hace mención a la pequeña cantidad de casacas rojas (soldados del imperio británico) que defendían una posición.