miércoles, 26 de septiembre de 2012

El ansia (The hunger, 1983)



 Tony Scott nunca fue santo de mi devoción. Ser el hermano pequeño (en edad y talento) de Ridley Scott no debió de ser fácil pero Tony nunca arriesgó ni innovó nada, sólo se sumaba a la moda imperante en cada momento.

 El pequeño de los Scott nunca fue un autor que tuviera una personalidad propia ni nada realmente interesante que decir. En la década de los 90 la calidad de las películas de los hermanos Scott estuvo muchas veces por los suelos y ambos acabaron equiparados en vacuidad y superficialidad. Al menos, Ridley tuvo algunas obras maestras al inicio de su carrera (Alien, Blade runner), pero Tony no pasó de algún film curioso y mucho film palomitero con estética de anuncio. Ya siento ser así de taxativo y de claro, también lamento el final que ha tenido este señor, pero su cine ha sido un verdadero dolor para quien escribe estas líneas. Sinceramente, no creo que la obra de Tony Scott se estudie en las academias de cine dentro de 50 años (si tal cosa ocurre, sí que estaremos jodidos). En manos de este señor el cine se convirtió en un vídeo musical o un anuncio de 2 horas. Pura propaganda. Su estilo de anuncio de los años ochenta acabó evolucionando hacia el cine de personajes aún más dañinos como Roland Emmerich y Michael Bay. El ansia fue su primera película y una de las más interesante, a mi parecer.

Corría el año 1983 y los ochenta estaban en pleno apogeo. Una historia de vampiros que cuente en su reparto con David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon ya tiene bastantes puntos de interés como para merecer un visionado. El pequeño de los Scott nos presenta unos vampiros chic, modernillos y estirados. Todo muy sofisticado pero con poca chicha. Se modifica algo el mito del vampiro y se le busca un nuevo origen al vampirismo (otra vez le toca al antiguo Egipto): los vampiros no tienen colmillos, se reflejan en los espejos y pueden salir de día, etc. Lo malo de El ansia no es que sea un film snob que se ha quedado muy viejo (a no ser que añores los cardados y las hombreras), es que no da miedo. Scott nos muestra a los vampiros como unos adictos a la sangre pero es incapaz de intrigar o asustar lo más mínimo al espectador. La trama es interesante y los personajes daban bastante juego pero ni el guión ni la dirección están a la altura. Scott no pierde tiempo presentando a los personajes ni sabe sacarle el partido a las estrellas que tenía en el reparto. Se quedó en la estética, en la sangre y el sexo pero no supo plasmar el verdadero drama que se supone que padecen los vampiros de su film.

Tampoco acierta con el ritmo y la peli se hace aburrida por momentos aun a pesar de no contar demasiadas cosas. Tanta fotografía de anuncio acaba resultando demasiado fría, casi tanto como la interpretación de David Bowie. Mira que le tengo cariño a Bowie, pero nunca ha sido un gran actor y aquí está especialmente inexpresivo. Tampoco la Deneuve o la Sarandon estaban muy expresivas, la verdad. Deneuve está correcta como pérfida vampira, esa belleza gélida e indiferente que tanto le gustaba a Buñuel queda muy bien al personaje, pero Sarandon dista mucho de sus mejores actuaciones.
Por cierto, la escena final fue incluida a posteriori por indicación de los productores con vistas a una posible secuela. Ya hemos dicho que Tony Scott no era un director de mucha personalidad, así que rodó e incluyó dicha escena aunque no fuera coherente con todo lo anterior visto en el film. El ansia no fue ningún éxito, ni de crítica ni de público, por lo que no hubo secuela pero sí un final bastante incoherente.

 El film sirve como ejemplo de ese cine de los años ochenta, muy moderno en su día pero que ha envejecido bastante mal. Más allá de la estética y de su desaprovechado reparto de lujo, el film no tiene mayor interés. Las escenas más recordadas de El ansia son los títulos de crédito iniciales con la canción de Bauhaus Bela Lugosi’s dead en la que el propio grupo aparece (esencia de videoclip) y la escena lésbica entre Catherine Deneuve y Susan Sarandon, la verdad es que ambas escenas tienen un innegable atractivo y creo que son de lo mejor de toda la carrera de su director por distintas y evidentes razones.


Obviamente, el fim creó cierta escuela y es hoy considerado por muchos un film de culto, no es mi caso.


viernes, 21 de septiembre de 2012

Donnie Darko (2001)


La típica y manida historia del chico conoce chica y salva al mundo tiene múltiples versiones. Cuanto más extraña y retorcida, más me gusta. Donnie Darko es una recomendable película que no tuvo mucha suerte en su día pero a la que el tiempo está convirtiendo en una auténtica película de culto.


Donnie Darko es un adolescente normal (suponiendo que tal cosa exista) que ha sido elegido (o eso cree él) para una importante misión: debe salvar al universo antes de que éste se destruya. La premisa no es novedosa, pero sí el tratamiento. Si en su Ulises James Joyce trasladaba a lo mundano las aventuras del mítico héroe de La odisea, Donnie Darko es la traslación de la mitología griega al universo de la ciencia ficción con toques a lo David Lynch más perturbado. El nombre de Lynch tenía que aparecer ya que todo en el film tiene un aire surrealista y oscuro. Está lleno de presagios, personajes extraños, oráculos y singulares pruebas que nuestro héroe debe superar.

No sabemos si nada de lo que Donnie ve o hace es real, como tampoco entendemos hacia dónde demonios le llevan sus extrañas visiones. Puede que nuestro héroe esté soñando o puede que sea un esquizofrénico (lo de ver conejos gigantes no es un buen síntoma), o puede que realmente el universo dependa de él.

 Obviamente, el film está abierto a múltiples interpretaciones. Las pistas que el guión va dejando al espectador son tan intrigantes como insuficientes y sólo al final el espectador es capaz de sacar alguna conclusión respecto a todo lo que ha visto (seguro que a muchos fans de Crepúsculo se les quedará la cara desencajada). No voy a divagar sobre los significados de los números en el film, los agujeros de gusano, los viajes en el tiempo, los buzones, la Abuela Muerte, los vectores corporales de agua y los universos paralelos.Ya sé que existen en internet varias explicaciones a la película, yo no pienso deciros mí teoría, prefiero que cada uno saque sus propias conclusiones (que es más divertido) ni pienso explicar nada sobre la trama ni el significado de la misma. Quien haya visto la peli sabe que es demasiado compleja para resumirla y quien no la haya visto no se merece que yo se la destripe.



Donnie Darko es sin lugar a dudas la mejor película con diferencia del director Richard Kelly, el cual logra una atmósfera irreal más que sugerente, un ritmo adecuado y consigue sorprender gratamente al espectador. Kelly inundó su película de guiños y referencias tanto cinéfilas como musicales, valgan como ejemplo la alusión al coche de Regreso al Futuro o la inclusión de canciones de los años 80 como The killing moon de Echo and the Bunnymen, Mad World de Tears for fears o Under the milky way de The Church. Muchos saludaron a su película como una obra maestra, yo no diría tanto, pero es un film notable y valiente. A mí me parece una de las películas más originales y atrevidas de los últimos 15 años (junto con El club de la lucha) dentro de lo que se podría llamar cine comercial.


 Curiosamente, Donnie Darko empezó muy mal su carrera comercial. Su estreno en salas de cine estaba previsto para finales del año 2001, pero el 11-S se interpuso en su camino. En una escena del film hay un accidente de avión, hecho que provocó que la peli fuera directamente al mercado de vídeo para no herir sensibilidades. Un hecho fortuito de mala suerte que casi parece una broma macabra del destino hacia la película.

Lamentablemente, Richard Kelly no ha vuelto a sorprendernos con ninguna de sus películas posteriores (más bien todo lo contrario), el talento que este tipo parecía poseer se esfumó por arte de magia. Tampoco la innecesaria segunda parte (S. Darko) estuvo ni mucho menos a la altura. Donnie Darko es un film de estructura circular y finito en su laberíntica complejidad, no necesita explicación más allá de sí misma ni su trama daba para una saga.


Donnie Darko no es un film sobre adolescentes con la hormonas alborotadas, no es un film sobre elegidos para salvar al mundo, no es un film de terror ni un film surrealista. Es todo eso y nada de eso. Es Donnie Darko, no os la perdáis.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Echo & The Bunnymen: The Killing Moon

 Venga, los años ochenta no fueron tan malos. Lo de los pelos cardados y las hombreras no dejaba de ser una evolución hortera del ya de por sí hortera glam de la década anterior. Hubo buenos grupos y buenas canciones, quizá no tan buenos como los sesenta o los setenta, pero no creo que sea justa la mala fama de los ochenta.
Para muestra, un botón, esta gran canción de Echo  & The Bunnymen de 1984: The killing moon. Una canción que es paradigma del mejor pop de esa década tan denostada.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Los señores del acero (Flesh+Blood, 1985)


 Paul Verhoeven nunca pasará a formar parte de ese selecto grupo de directores aclamados por crítica y público. Quizás no sea un genio pero tiene la personalidad suficiente como para que en su cine se pueda vislumbrar una pesimista visión del género humano, algo muy de agradecer incluso en su cine más comercial. Uno de los mejores ejemplos es Los señores del acero.

En el cine de Verhoeven no hay sólo buenos y malos, blanco y negro, sino que hay cientos de matices y tonalidades de grises. Nada es tan obvio como parece. Verhoeven parece tener un interés por pervertir todos los valores que el cine comercial suele presentarnos. Su cine no se ciñe a las normas establecidas y es capaz de ofrecer entretenimiento y perversión a partes iguales. Verhoeven establece una nada sutil analogía entre la Edad Media y la actualidad: la avaricia sigue siendo el motor de la humanidad.

 La acción de Los señores del acero (penoso título que parece sacado de un disco de heavy metal ochentero) se sitúa en Europa Occidental en el año 1501 y nada es lo que estamos acostumbrados a ver en el cine de capa y espada: la joven y virginal doncella (Jennifer Jason Leigh) tiene poco de inocente y no dudará en usar sus armas de mujer para seguir con vida. Su joven prometido es todo un hombre del Renacimiento (incluso sigue los pasos de Da Vinci inventando artefactos para la guerra) que no cree en supersticiones. Pero todo se va al traste cuando el padre del muchacho rompe una promesa (algo bastante común entre los señores feudales) y los agraviados secuestran a la prometida de su hijo.

Los agraviados no son típicos héroes, sino un grupo de mercenarios y prostitutas que forman un curioso grupo, también les acompaña un clérigo que no duda en usar la espada cuando es necesario. Este grupo de personajes mezquinos y codiciosos es el verdadero retrato de la sociedad que nos presenta Verhoeven. El líder del grupo es Martín (Rutger Hauer) un veterano mercenario acostumbrado a sobrevivir. Martín usará todos los recursos a su alcance para cobrarse su venganza y enriquecerse de paso. Un mundo de ignorantes gobernado por la tiranía y el temor a Dios es un lugar ideal para timadores. Entre Martín y el párroco idean la creencia de que la estatua de San Martín les guiará hasta la riqueza y tal creencia será usada para controlar al resto del grupo. Su avaricia les hace creer en cualquier cosa que les prometa un futuro mejor. Una escena especialmente reveladora de este opio del pueblo llamado religión es en la que Martín manipula una escultura de San Martín para que señale el destino al que el grupo debe dirigirse, un acto que cambiará su vidas irremediablemente. Martín  es un manipulador, el resto del grupo son unos mezquinos codiciosos y la pareja de amantes separados no son mucho mejores.

 Otra escena fundamental del film es la de la violación de la joven doncella a manos de Martín, en ella se produce un cambio de roles que convierte al violador en humillado y a víctima en dominadora. Es la joven la que acaba controlando la situación, demostrando quien es realmente el sexo fuerte. Probablemente una escena así no se podría rodar hoy día dentro de un film comercial. PeroVerhoeven no deja títere con cabeza, entregando un buen film de aventuras lleno de múltiples lecturas e interpretaciones.

 El guión aprovechaba varias historias no rodadas de la serie de televisión holandesa Floris de 1969 y en la que debutaron Verhoeven, Hauer y el guionista Gerard Soeteman. El film se rodó en España, concretamente en Ávila, Cáceres y Belmonte. Debido a que era una coproducción entre varios países, la gestación y el rodaje del film fueron un auténtico calvario para Verhoeven. Cada productor quería cambiar cosas del producto final y fue realmente difícil que el resultado fuera fiel a la idea original de Verhoeven y Soeteman. También hubo problemas con Rutger Hauer, quien venía de triunfar en films como Blade runner o Lady Halcón, Hauer quería que su personaje fuera mucho más noble que en el guión original, menos ambiguo. Por suerte, Verhoeven se salió con la suya.

 La música es del siempre eficiente Basil Poledouris le da el toque épico necesario a la historia. Técnicamente el film se ha quedado algo viejo, han pasado casi 30 años y algunos efectos especiales como los rayos se notan demasiado. Pero el mensaje del film y la terrible ironía que destila cada una de sus escenas sigue intacta. Yo la prefiero a películas de los ochenta como Lady Halcón o La princesa prometida. Lamentablemente, en décadas posteriores no se ha seguido por este camino y la Edad Media no ha tenido un reflejo tan interesante como en Los señores del Acero o Excalibur. El cine comercial nos ha presentado a unos héroes y unos villanos demasiado planos, sin matices.

 Tras este film, Verhoeven dio el salto a Hollywood donde rodó films como Robocop (1987), Desafío Total (1990, del cual ahora padecemos el remake), Instinto básico, Starship Troopers (1998) o El hombre sin sombra (2000) y chorradas como Showgirls (1996). Por suerte volvió en 2007 a su Holanda natal para rodar la recomendable El libro negro en la que muestra una vez más su desconfianza por el género humano.

 Los señores del acero no es sólo una película de aventuras, es una cínica visión del ser humano. Recomendable.

viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Compraría usted deuda española?


Menudo papelón tiene el amigo Mariano Rajoy. Lo de sacar de la crisis a todo un país no es tarea fácil y menos aún cuando dicho país es un cachondeo de cuidado.

 Ocurre que a este país llamado España no hay quien se lo tome en serio. No sólo somos un país de pandereta, amante de la juerga y del fútbol televisado, somos la juerga personificada. Pero claro, tanta fiesta acaba por pasar factura. Que los mercados (seres abstractos y malvados que nadie ha visto ni conoce) no confíen en nosotros el totalmente normal. ¿Para qué emitimos deuda? Para financiar aeropuertos que no se usan, estaciones del AVE con apenas 7 pasajeros al día o autopistas por las que no circula ni el tato. Es que hay que hacer obra pública para que todo el mundo cobre su comisión. Ya la pagaremos. Los ciudadanos somos unos fiesteros irresponsables preocupados por que Cristiano Ronaldo está triste (pobrecito) pero los políticos no se quedan atrás.

¿Cómo demonios van a confiar los mercados que unos políticos tan particulares van a ser capaces de llevarnos por el recto camino de la austeridad? La última gesta mediática que ha protagonizado un político en este país por una vez no tiene nada que ver con la corrupción ni con comentarios racistas y/o machistas del político del PP de turno. A la concejal del PSOE del ayuntamiento de la localidad toledana de Los Yébenes Olvido Hormigos no se le ha ocurrido otra cosa que grabarse un vídeo erótico con el móvil. Parece que la cosa iba destinada al ámbito privado (entiéndase este concepto como se quiera), pero lo ha visto ya todo el país gracias al whatsapp. Muy lista no debe de ser esta señora (no es un requisito indispensable para ser concejal), sólo así consigo entender que se le ocurriera tal travesura erótico festiva. Ojo, aquí cada uno puede hacer con su cuerpo y con su sexualidad lo que le dé la gana, claro que sí, pero también hay que ser muy pardilla para no saber que vivimos en el país del morbo y del cotilleo. La concejal Hormigos pecó de ingenua e irresponsable al pensar que tal vídeo nunca iba a pasar del ámbito privado. Je je, qué poco conoce a sus conciudadanos. Era de esperar que el vídeo acabara difundiéndose por las múltiples redes sociales. El resto es historia, somos así, nos puede la fiesta y el morbo.
La señora Hormigos no piensa dimitir, aquí no dimite nadie ni cuando le pillan con la mano en la caja a plena luz del día, alega que no ha hecho nada ilegal. Es verdad, ser una ingenua de tomo y lomo y grabarse con el móvil dándole que te pego no son actos constitutivos de delito alguno, pero dice mucho de un país y de sus gentes. No sé, igual esta señora consigue sobreponerse al bochorno y su carrera política despega. 
Aunque, quien sabe, quizás la señora Hormigos sea una lista y sepa sacar provecho de la situación y acabe en algún patético reality o en la portada de Interviú (esto último lo veo más que probable). Quizás llegue a presidenta, a mí me cae mejor que otros muchos dirigentes del PSOE, ella no puede caer más bajo ni tiene nada ya que perder. Yo la votaría en unas primarias frente a la Chacón. Por cierto, espero que no se ponga de moda esto de grabarse vídeos íntimos entre las políticas españolas. Lo que nos faltaba.


Como dice un amigo mío, los políticos salen del pueblo, por lo que si nuestros políticos son así de cortos de miras se debe a que nosotros tampoco somos muy listos. Una manera suave de decir que tenemos los políticos que nos merecemos. No estoy de acuerdo, tampoco creo que nos merezcamos esta televisión para gilipollas a base de Sálvames y videntes inglesas. Debo reconocer mi parte de culpa, más de un día me quedado enganchado viendo esa bazofia llamada El juego de tu vida, yo también soy chusma.

Dicho lo dicho y resumiendo: ¿Compraría usted deuda española? ¿Qué le asegura que realmente va a recuperar su inversión?  Normal que la Merkel no se fíe de nosotros.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Asesinato por decreto (Murder by decree, 1978)


Ahora que se estrena la curiosa (por decir algo) película de José Luis Garci sobre las aventuras de Sherlock Holmes y Watson por Madrid en busca de Jack el Destripador (menudo argumento), me viene a la mente otra película que ya unía a estos dos mitos de la época victoriana.

 Jack el Destripador fue el nombre que se dio al asesino (o asesinos) de 5 prostitutas en el barrio londinense de Whitechapel en 1888. El hecho de que los asesinatos cesarán misteriosamente y que nunca se encontrara al asesino ha alimentado el mito durante más de un siglo. Ha habido muchas teorías y muchas películas sobre el personaje.
Sherlock Holmes es el detective más famoso de todos los tiempos y, de haber existido y no haber sido producto de la imaginación de Sir Arthur Conan Doyle, probablemente el caso de Jack el Destripador le hubiera fascinado. Holmes es el personaje literarion que más películas ha inspirado a lo largo de la historia (seguido de cerca por el conde Drácula) y hoy día sigue inspirando películas como las de Guy Ritchie y series televisivas como Sherlock (a la que me encuentro enganchado actualmente y os recomiendo encarecidamente), Elementary o House.


 El primer encuentro cinematográfico entre Sherlock Holmes y Jack el Destripador tuvo lugar en el film de 1965 A study in terror. Los dos mitos de la época victoriana tenían que coincidir, si bien fue imposible que lo hicieran en la realidad, para estas cosas está el cine. Asesinato por decreto (1978) es la segunda película en la que ambos mitos se encuentran. Yo vi esta película con unos 10 años y me gustó muchísimo. La he vuelto a ver recientemente y la verdad es que la experiencia no ha sido la misma pero creo que sigue siendo un buen film que vale la pena descubrir.

 Desde 1888 muchos autores han publicado sesudos estudios sobre los asesinatos de Whitechapel y probablemente nunca sabremos la verdad, pero la teoría que se propone en este film es la que más me gusta. El film propone que los asesinatos no eran producto de un loco sino que estaban perfectamente planeados y tenían un claro objetivo. El propio Sherlock Holmes se queda aterrado de sus terribles averiguaciones.
Posteriormente ha habido otras aproximaciones al misterio de Jack el Destripador como una excelente serie de televisión de los años noventa protagonizada por Michael Cane o la excelente novela gráfica de Alan Moore From hell, obviamente que el estado decidiera asesinar a cinco mujeres era un caldo de cultivo ideal para la fértil y subversiva mente de Moore. Lamentablemente From hell sufrió una terrible agresión en forma de una lamentable adaptación cinematográfica.


Asesinato por decreto fue dirigida de forma más que eficiente por el director Bob Clark (quien se especializó en comedias universitarias tipo Porky’s) en la que es sin duda su mejor película. La dirección artística y la puesta en escena del film son su mayor baza. Las escenas de  las calles de Londres cubiertas de una espesa niebla o el negro carruaje de caballos en busca de víctimas me parecen de lo mejor que se había rodado hasta la fecha sobre el personaje de Jack el Destripador.
Asesinato por decreto tiene un ritmo una tensión crecientes, algo muy propio del buen cine de misterio de los años 70. El film se ve con interés gracias a su ambientación y el apasionante tema que trata. Se podría poner el pero de que realmente Holmes no hace gala de sus grandes dotes de deducción, sino que va averiguando cosas a base de informadores anónimos e interrogatorios. Incluso hay momentos en los que inexplicablemente parece saber perfectamente lo que anda buscando. Son fallos de guión que se pueden perdonar si el conjunto funciona y no se resiente demasiado.

 La otra baza fundamental del film son las interpretaciones de Christopher Plummer y James Mason como Holmes y Watson respectivamente. Ambos están perfectos en sus papeles, tanto Plummer como Mason dotan a sus personajes de un humor y una humanidad que es muy de agradecer. En mi opinión, Plummer es un estupendo Sherlock Holmes, dándole al personaje un toque de ironía que le viene como anillo al dedo. Ya sé que los clásicos Basil Rathbone o Peter Cushing son insuperables, pero yo me quedo con el Holmes de Plummer. Me ocurre como con el James Bond de Roger Moore: no son los primeros ni son los mejores  pero yo crecí con ellos, descubrí a los personajes con ellos y les tengo un cariño especial. Otros actores y otras versiones pueden ser mejores pero yo me quedo con ellos sólo por que fueron mis primeras aproximaciones a estos personajes.
 Por su parte, John Watson pocas me veces me ha parecido más correcto políticamente, todo un caballero inglés que no pierde nunca la compostura. Su personaje gana bastante enteros y no es sólo la sombra que sigue al genio de la deducción e incluso a veces le roba protagonismo.  Obviamente personalidades tan diferentes proporcionan buenos momentos y la pareja tiene una química asombrosa. Como dato curioso, en un momento Watson le recrimina a Holmes que le haya roto una jeringuilla (no se especifica cómo, dejando una puerta abierta a la afición de Holmes a inyectarse cocaína, recordemos que a finales del siglo XIX aún no era ilegal dicha sustancia y se usaba asiduamente en medicina). También aparecen otros aspectos célebres del personaje como su afición a disfrazarse o a tocar el violín. No se comenta relación amorosa con mujer ninguna pero no se ahonda en este aspecto, ni en la controvertida relación con su casera o con Watson. Lo polémico del film viene por otro lado.


El guión es bastante fiel a los hechos documentados que acompañaron a los asesinatos de Jack el destripador y consigue incorporar al personaje de Sherlock Holmes sin que el conjunto se resienta. El guión incorpora elementos como la masonería o el vidente (Donald Sutherland) que colaboró con la policía (sin resultados).

Asesinato por decreto es un buen film sobre Shelock Holmes y probablemente el mejor sobre Jack el Destripador. Yo la recomiendo a los amantes de cualquiera de los dos mitos y a los amantes de las teorías de la conspiración.



domingo, 2 de septiembre de 2012

Blancanieves y la leyenda del cazador (Snow White and the huntsman)




 Érase una vez un espejo mágico que se atrevía a opinar que Kristen Stewart era más guapa que Charlize Theron. Obviamente, este espejo tenía un terrible defecto en la vista o el gusto muy atrofiado. Tal desafortunada opinión es la base del film que nos ocupa y tras este patinazo vienen unos cuantos más.


 Parece que está de moda el reinterpretar a los clásicos infantiles de siempre pero dándoles un aspecto actualizado y adaptado a los tiempos que corren. Mal asunto. La galopante falta de ideas del cine palomitero actual no parece ser que se solucione adaptando clásicos que no necesitan ninguna actualización. Ni Caperucita ni Blancanieves ni Cenicienta necesitan nuevas versiones que no aportan nada nuevo y sólo destrozan con saña esos cuentos con los que hemos crecido bastantes generaciones. Si las adaptaciones estuvieran bien y/o aportaran algo novedoso, podríamos decir que son productos dignos pero no es el caso. Esta Blancanieves es un intento de crear una nueva saga al estilo Crepúsculo, así de claro. La presencia de la soseras de Kristen Stewart no deja lugar a dudas, el tono de edulcorado cuento gótico tampoco. La historia es un refrito del cuento tradicional que intenta crear un triángulo amoroso entre Blancanieves, el cazador y el príncipe de toda la vida, emulando a la citada saga Crepúsculo. Supongo que los amantes de ésta disfrutarán con esta Blancanieves adaptada para el público adolescente (el que más va al cine hoy en día). Los niños y los mayores de edad no creo que le vean muchos puntos de interés. Los niños pasarán miedo y  a los adultos sólo nos atrae el personaje de Charlize Theron. Una peli de este tipo depende mucho del villano de turno y en esta ocasión no puede haber una bruja más bella y más pérfida que Charlize Theron. A mí me pareció lo mejor del film, tanto su interpretación como sus vestidos me parecieron lo único realmente destacable del film. Mientras la Stewart está fatal con esa cara de alelada, mostrando dientes y mesándose el pelo, siendo incapaz de transmitir una mísera expresión, Theron ofrece una interesante interpretación de una Reina Ravenna tan perversa como frágil, atrapada en su obsesión/maldición por ser siempre joven cueste lo que cueste. Ella es lo mejor del film con diferencia.



 El resto de la peli es una insípida mezcla de elementos que intenta dar nuevas vida a esta historia pero que no acaba de convencer. Ni los enanos son tan entrañables ni Blancanieves queda creíble como guerrera.Tampoco el cazador ofrece mucho interés, Chris Hemsworth es muy guapo y está muy bueno pero aún no ha demostrado ser un buen actor. Otros secundarios de lujo como Bob Hoskins, Eddie Marsan, Ray Winstone o Toby Jones están bastante poco aprovechados. Se ha adulterado la esencia de los personajes en busca de una nueva vía (vale, me parece bien) pero ni siquiera es un film entretenido.
 Visualmente esta peli parece un cruce entre el estilo de Tim Burton y El Señor de los anillos, nada novedoso. Incluso algún momento me pareció calcado de La princesa Mononoke de Miyazaki. Reconozco que pasé ciertos apuros para mantenerme despierto, cuando no salía Charlize Theron me entraba un sopor terrible.
 
El director de este embrollo es un tal Rupert Sanders, quien se estrena con esta película y parece que ya ha sido contratado para la segunda parte (horror). El tipo no parece tener mucha personalidad ni estilo propio, por lo que parece el director ideal para este tipo de sagas para adolescentes.

Lo dicho, un intento de crear una nueva franquicia a costa de un cuento clásico. Al menos, siempre nos quedará Charlize bañándose en leche.

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sábado, 1 de septiembre de 2012

Elefante blanco



Pablo Trapero es un director argentino a tener en cuenta. Su intensa filmografía merece un visionado. Las historias de Trapero bucean en lo más oscuro del ser humano, como en Carancho. En Elefante blanco trapero nos sumerge en la miseria de un enorme barrio marginal a las afueras de Buenos Aires.

Trapero se desenvuelve muy bien en este complejo y destartalado escenario y nos siguen pareciendo muy acertados sus complicados planos secuencia. La forma de seguir a los personajes en medio del caos generalizado de la barriada y los tiroteos me parecieron dignos de un gran director. Trapero despliega una excelente puesta en escena y huye del estilo videoclipero en busca de la verosimilitud. Los planos de perros abandonados entre calles encharcadas me parecieron sobrecogedores.

Si Trapero sabe mover la cámara, quizás falle a la hora de lograr que la historia atrape al espectador. Su cine es demasiado desolador, no hay sitio para el humor o la ironía y al espectador quizás le cueste entrar en la historia. Su cine social no atrapa como lo hace el de Ken Loach ni su película consigue engancharnos de igual manera que Ciudad de Dios o Tropa de élite (películas con las que comparte algunos temas aunque la forma sea totalmente opuesta).  La labor de los sacerdotes protagonistas se nos antoja una tarea imposible, su misión está abocada al fracaso.Sólo una fe ciega en Dios o en el ser humano puede justificar que alguien sacrifique su vida de esa manera.


Trapero no busca la vía fácil y opta por centrarse en los conflictos internos de los personajes. Nadie está a salvo de las dudas y/o los remordimientos. Por mucha fe que se tenga, los personajes del film no dejan de ser humanos en una situación extrema. Algo no acaba de encajar en sus vidas, el sacrificio no compensa y las dudas son cada vez más intensas. Ya desde la durísima escena inicial, Trapero nos presenta el fracaso de toda una vida dedicada a los demás, a partir de ahí, no hay hueco posible para la esperanza. Trapero no aporta soluciones ni esperanza alguna, dejando su film un regusto amargo muy poco reconfortante. Su cine es valiente y necesario pero le falta algo para llegar a ser ese gran cine que pretende. Quizás los personajes no acaben de conectar con el espectador (a pesar de estar perfectamente interpretados por actores tan solventes como Ricardo Darín o Martina Gusman) o a la historia le falte algo de empatía.

Trapero sigue haciendo buen cine y denunciando las miserias de nuestro mundo, es decisión de cada espectador si quiere adentrarse en esta cruda realidad.

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