jueves, 31 de enero de 2013

El vuelo (Flight)


Un accidente aéreo pondrá en el punto de mira el estilo de vida del piloto (Denzel Washington) del avión siniestrado.

Robert Zemeckis es uno de esos directores que siempre deja buen sabor de boca. El tipo no es un genio pero sí un artesano más que digno. Suyas son películas que nos lo hicieron pasar de lo lindo en los años ochenta como Tras el corazón verde, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? o la saga de Regreso al futuro. En los noventa se puso más serio con obras tan interesantes como Contact, Náufrago o Forrest Gump. Últimamente parecía especializado en films de animación como Beowulf, Polar express o Cuento de navidad. Flight es su regreso al cine con personajes reales.

Flight empieza bien, muy bien. No me refiero a la guapa señorita que aparece con poca ropa en la primera escena (Nadine Velazquez) sino al trepidante accidente de avión. Es una escena sobrecogedora que te mantiene calvado al asiento y hará las delicias de los que tengan miedo a volar. Sin embargo, tras esta escena pasamos del adrenalítico cine de catástrofes al drama y la cosa decae bastante. Desde luego, Zemeckis demuestra buen oficio y sabe llevar la historia. El drama de este piloto que no acepta su alcoholismo y sabe que reconocer su adicción puede suponer el fin de su carrera y la cárcel me recordó al reciente caso de Lance Armstrong. Ambos tienen en común que pasan de ser héroes a villanos cuando la verdad sale a flote. Siempre me ha interesado la delgada línea que separa a un héroe de un mentiroso.

 A Zemeckis le falta personalidad para profundizar en las miserias de su protagonista. Parece que teme profundizar en el tema de la lucha contra las adicciones. Hay escenas muy logradas como la escalera del hospital o la habitación del hotel que parece que sí exploran ese tema pero al conjunto le falta fuerza y arrojos. Zemeckis evita deliberadamente los aspectos más desagradables de las adicciones y El vuelo se queda en puro cine comercial de entretenimiento (nada que objetar). Lástima que su moralista mensaje final esté bastante trillado. Quizás Zemeckis sea bueno realizando encargos pero le falta la personalidad necesaria para hacer de esta historia un gran film.  Por cierto, Zemeckis recuerda demasiado a Scorsese  y su afición a usar canciones de los Rolling Stones para acompañar varias escenas.

 Denzel Washington está más que correcto aunque realmente no se aparte de su eterno papel de héroe caído en desgracia que intenta redimirse. Está bien y resulta creíble, por suerte no cae en los excesos habituales de este tipo de personajes.

 El vuelo no pasa de ser una aceptable película que gusta mientras se ve y se olvida rápidamente.

6

miércoles, 30 de enero de 2013

Killer Joe



William Friedkin pasará a la historia por haber rodado dos obras maestras: El exorcista (1973) y French connection (1971). De todo aquello hace 40 años y durante estas 4 últimas décadas la carrera de Friedkin ha sido más bien mediocre. Quizás no ha encontrado proyectos adecuados o simplemente se ha tumbado a la bartola viviendo de las rentas. Su talento, que lo tiene, no aparecía en la mayoría de sus film, que parecían dirigidos por un piloto automático. Por suerte para nosotros, Friedkin demuestra en Killer Joe que aún le queda algo de vida en las venas.


Killer Joe adapta la obra de teatro homónima de la ganadora de un Pulitzer Tracy Letts. Podría ser la típica película de cine negro sobre una familia de white trash que intentan cobrar un suculento seguro de vida cometiendo un crimen. Nada nuevo bajo el sol. Pero esta historia huye de los convencionalismos y tiene los suficientes giros como para que en las manos adecuadas sea un film brillante.

 Se puede decir que Killer Joe es buen cine negro, parte de situaciones y propuestas de sobra conocidas pero avanza peligrosamente por el filo de la más absoluta incorrección. La familia protagonista, paletos texanos nada menos, no son unas lumbreras y toman unas decisiones tan inesperadas como peligrosas. La idea de contratar a un policía que se gana un sobresueldo como asesino tendrá más de una consecuencia inesperada, sobretodo si el asesino contratado es mucho más peligroso e inestable de lo que podría parecer.

Pero killer Joe no es sólo cine negro, es un film que refleja las miserias del ser humano de forma brutal. Sus personajes son todo un muestrario de la estupidez y la avaricia humana. Ninguno de ellos se podría calificar como normal (aunque ya sabemos que tal cosa no existe) o moralmente recomendables. El fiero retrato de la miseria humana no estaría completo sin la avaricia, el egoísmo, la locura y la lujuria. Todo un cóctel explosivo que explotará sin remedio ante los ojos del atónito espectador en una escena final simplemente inolvidable por varios motivos que no voy a desvelar. Sólo os diré que prometo no volver a comer pollo en lo que me queda de vida.


 El origen teatral del film no es ningún problema, las escenas tiene vida propia gracias a una interpretaciones impecables. Tanto Emile Hirsch como Thomas Haden Church o Juno Temple están fantásticos en sus personajes. Pero el rey de la función es Mathew McConaghey, quien nos brinda el que es hasta la fecha el mejor papel de su carrera. Nunca me ha gustado este actor, siempre me ha parecido una cara bonita con poco que aportar, pero aquí está soberbio. Su complejo personaje llena la pantalla y acaba comiéndose literalmente a sus compañeros de reparto. McConaughey podría haber caído en el ridículo o la sobreactuación pero consigue hacer creíble un personaje realmente extremo. También hay que destacar a la recuperada Gina Gershon en un papel que le viene como anillo al dedo. Sólo su primera aparición en el film ya nos da una idea de lo bizarra que va a ser la trama.

 William Friedkin dirige con mano maestra, dando una lección de contención y estilo que ya quisieran muchos jóvenes realizadores, esta truculenta historia en otras manos hubiera sido todo un festín de sangre, saltos en el tiempo y voces en off que aportan poco pero quedan cool. Friedkin deja hablar a los personajes y les da espacio para evolucionar. La valentía de Friedkin se materializa en la escena final de film, una escena durísima, casi insoportable, de ésas que no se olvidan fácilmente, que demuestra que su director tiene todavía la maestría y el pulso necesarios como para ponerle los pelos de punta al espectador.

Un film injustamente olvidado que merece convertirse en todo un clásico del cine negro moderno.

7,5

domingo, 27 de enero de 2013

El lado bueno de las cosas (Silver linings playbook)

Pat (Bradley Cooper) regresa a la casa de sus padres tras pasar una temporada en un hospital psiquiátrico.  Ahora le toca demostrarse a sí mismo y a los demás que es capaz de rehacer su vida y de recuperar a su mujer. Para todo ello puede ayudarle Tiffany (Jenifer Lawrence) pero ella también arrastra un trauma y está intentado rehacer su vida.


 Quizás una pareja de inestables emocionales (o chiflados) no sea lo más adecuado para una comedia romántica pero es que esta película no es una comedia romántica. Por mucho que nos la quieran vender así, no lo es. Para mí es un cruce entre la horrorosa Dirty dancing y la maravillosa Alguién voló sobre el nido del cuco. El lado bueno de las cosas no es una comedia, tiene momentos divertidos y amenos, pero yo no pasé de una leve sonrisa, nada de comedia. Los problemas mentales no me hacen gracia.

No deja de ser la típica historia de superación que tanto gusta a los yanquis, con mucho baseball, mucha exaltación de la familia y bla bla bla. Empieza de forma interesante pero se va domesticando conforme avanza la trama y acaba siendo de lo más convencional. David O. Russell ya gustó mucho con su anterior film The fighter y es de agradecer que este tipo busque salirse de los cánones del cine más comercial pero tampoco se puede calificar de cine independiente. Digamos que es lo suficientemente independiente como para gustar al gran público y caer bien a la Academia de Hollywood (algo bastante fácil si tienes a un tipo con pasta que te apoya como es su caso). Una vez más Russel acierta a centrarse en los personajes y dejarles hablar (quizás demasiado), el tipo es un buen director y consigue meternos en la historia. La peli no es ninguna maravilla pero logra que se te pasen las dos horas en un suspiro. 

El film me pareció valiente a la hora de plantear ciertos temas. El protagonista ha sufrido un único incidente que le ha dejado marcado de por vida, su padre ha tenido 9 episodios violentos y está en total libertad y sin medicación aunque se le ha prohibido la entrada a los estadios, ahora ve los partidos en casa y hace de ello una verdadera religión. ¿Acaso la obsesión por un deporte y por un equipo en concreto no está cercana a la enfermedad mental? ¿Creer en supersticiones no es indicio de que algo no va bien en nuestra cabeza? ¿Cómo reaccionaríamos la mayoría de nosotros ante la situación que descubre el protagonista? ¿Cuanta gente hay por ahí suelta con trastornos sin diagnosticar? Quizás estemos rodeados de locos.

 Bradley Cooper está francamente bien y demuestra que es algo más que un chico guapo, espero que Jennifer Lawrence acabe por convertirse en una estrella con este film, entre ellos hay bastante química y sus diálogos en pantalla funcionan a la perfección. Me gustó como es conducida su relación durante casi todo el metraje aunque al final la cosa sea bastante previsible. A destacar la pareja formada por Robert DeNiro y Jacki Weaver quienes interpretan a los sufridos padres del protagonista. DeNiro está en su mejor papel de los últimos 20 años (el tiempo que lleva viviendo de las rentas y mirándose el ombligo) parece que esta vez ha cambiado algo su eterno personaje de tipo duro. Ya era hora.
 Resumiendo, El lado bueno de las cosas (pésimo título en castellano que incita a pensar que estamos ante una comedia) se deja ver y deja un buen sabor de boca. Podría haber sido más arriesgada y menos pastelona pero... como viene a decir el protagonista : El mundo ya es suficientemente horrible ¿porqué arruinar una bonita historia en el último momento?

6

Ah, se me olvidaba:  ocho nominaciones para esta película son excesivas.

viernes, 25 de enero de 2013

Amor (Amour)


El amor, para qué vamos a negarlo, es una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza humana. La literatura, el teatro y el cine suelen hablar del amor pasional propio de la juventud y poco se habla del amor en la edad madura. Los cuentos de hadas acaban cuando los protagonistas se casan pero no dicen nada del día a día ni qué ocurre cuando la enfermedad y la muerte hacen su aparición.

   El director Michael Haneke sigue agitando la moral de la burguesía europea, esta vez nos muestra los momentos finales de una relación amorosa. Haneke es valiente, siempre lo ha sido, y elabora un film sobre una realidad de la que no se suele hablar. Los ancianos no interesan al gran público, los adolescentes dan más juego. Pero la pasión y el fervor adolescentes no duran eternamente y van dejando paso a otro tipo de amor basado en el respeto y la confianza.

 Con una pasmosa sencillez y frialdad Haneke nos va contando esta historia de dos ancianos octogenarios que se enfrentan a la enfermedad de ella. Haneke usa planos largos, sin apenas movimientos de cámara que inviten a la subjetividad. Haneke es frío como el acero y sin discursos moralistas expone unos hechos para que cada espectador saque sus propias conclusiones. Una vez más, Haneke no es complaciente con el espectador ni le preocupa lo más mínimo si éste se divierte o no. Me pareció muy inteligente el distanciamiento con el que narra esta historia: no usa música que invite a emocionarse ni tampoco busca la lágrima fácil, huye del sentimentalismo como de la peste. Haneke no hace ningún esfuerzo por intentar que sintamos la más mínima empatía por los personajes. Ninguno es carismático o simpático a ojos del espectador, Haneke no permite concesiones, su film es un drama desprovisto de toda emoción pero cuyas imágenes conmueven. Haneke confía en la inteligencia del espectador para que sepa captar las claves de lo que nos quiere contar, no nos lo da mascado,  espera que sepamos leer entre líneas en escenas cotidianas que parece que poco aportan pero que esconden las claves que sólo al final del film podremos vislumbrar. Haneke no quiere que el espectador se sienta mejor tras ver su film, todo lo contrario, quiere que se sienta mal y reflexione (quizás sea mucho pedir). 
La pareja de ancianos formada por Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant están simplemente geniales. Sus silencios y sus miradas son mucho más elocuentes que las decenas de líneas de diálogo sin sentido con las que nos bombardean muchos directores que van de modernos. También Isabelle Huppert está bien como hija del matrimonio protagonista.

 Michael Haneke golpea al espectador una vez más, quizás esta vez su golpe sea un poco menos despiadado pero nos sigue dando dónde más nos duele.

lunes, 21 de enero de 2013

Los miserables (Les Misérables)


La novela de Victor Hugo Los miserables ha tenido múltiples adaptaciones, siendo la más famosa el musical del mismo título con la música de  Claude-Michel Schönberg que lleva tres décadas triunfando allá donde va. La adaptación cinematográfica debía estar a la altura, debía tener las dosis necesarias de gran espectáculo y emoción que los aficionados al musical esperaban. Con esta adaptación dirigida por Tom Hooper (El discurso del rey) los seguidores del musical saldrán más que satisfechos.

 Vaya por delante que no tengo nada en contra de los musicales, de hecho, muchas de mis películas favoritas son musicales. No me resulta extraño que los personajes se pongan a cantar de vez en cuando o que incluso, como es el caso de Los miserables, toda la película sea catada, sin apenas diálogos. Ésta es mi opinión pero entiendo que a mucha gente le cueste acostumbrarse, sólo os diré que si las canciones son buenas ( y en este caso lo son) la cosa se hace mucho más fácil.


Al lío, Tom Hooper se estrena en el musical de forma más que satisfactoria. Sus escenas vibran y hacen vibrar al espectador. Ya desde la impresionante escena inicial el espectador es consciente de que va a ver un gran espectáculo. Entendamos la palabra espectáculo en todo su significado, no hablamos sólo de grandes decorados y prodigiosos movimientos de cámara o efectos especiales, entendamos espectáculo como algo más, ese algo que consigue emocionar al espectador.


 Tom Hooper acierta de lleno al trasladar el complejo montaje teatral a la gran pantalla sin perder un ápice de sentimiento ni espectacularidad. Usa todo tipo de avances técnicos para hacer creíble esta historia. Por suerte, no se pierde en los avances y no se olvida de la historia. Hooper pone la tecnología al servicio de la historia y no al revés. Bravo por Hooper y su forma de rodar. No todo el mérito es suyo: partía de un excelente material y las canciones de Schönberg facilitan mucho el trabajo, pero Hooper no lo estropea y sabe sacarles partido. Los primeros 45 minutos de Los miserables son simplemente fascinantes, yo me quedé clavado en el asiento sin poder apartar los ojos de la pantalla. Me encantaron las canciones, me encantaron las interpretaciones y acabé llorando con la interpretación de Anne Hathaway del clásico I Dreamed a dream. Ese largo plano y la interpretación de Hathaway me parecen inolvidables y lo mejor del film con diferencia. El Oscar a la actriz secundaria de este año ya tiene una clara ganadora.
A mí me encantaron también las interpretaciones de Hugh Jackman y Russel Crowe, ambos están excelentes en sus antagónicos personajes. Su épico enfrentamiento a través de los años creo que está perfectamente plasmado. Ambos actores han tenido experiencia en teatro y en musicales pero nunca habían mostrado esta faceta en el cine. Si bien es verdad que Crowe sale algo peor parado debido a que de voz va algo más limitado, el tipo está sobresaliente en el tema Stars, cantando muy grave. Por su parte Jackman me sigue sorprendiendo: no sólo es un tipo con carisma idóneo para películas de acción además es capaz de meterse en un papel dramático y cantar de forma sobresaliente. La única canción nueva, Suddenly, incluida para ver si se llevan el Oscar a mejor canción, no es gran cosa, Jackman la canta con convicción pero no creo que gane. Jackman es otro firme candidato al Oscar a mejor actor de este año y mi favorito. Su soliloquio en la capilla es apasionante.

No todo iba a ser positivo, cuando ninguno de estos tres atores aparecen en pantalla la cosa decae bastante. Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter (¿esta chica siempre hace de sí misma?) tienen una divertida y memorable escena en la taberna pero el interés decae algo. Ni el triángulo amoroso entre Cossette (Amanda Seyfried), Marius (Eddie Redmayne) y Éponine (Samantha Barks) nos acaba de atrapar ni los entresijos pre revolucionarios acaban de estar a la altura. Sí sigue habiendo maravillosas canciones y buenas escenas pero el film pierde algo de fuelle. Por suerte el listón vuelve a subir hacia el final y consigue estar a la altura: un final grandioso y emotivo como todo buen musical que se precie.
Lo dicho, Hopper sale airoso de este complejo envite y nos ofrece un espectáculo a la altura del material que adapta.

jueves, 17 de enero de 2013

Django desencadenado (Django unchained)



 Quentin Tarantino es el gran gurú del cine comercial de los últimos 20 años. El maestro de la técnica del corta y pega ha abordado las artes marciales, la blaxplotation, la segunda guerra mundial o el cine negro. Era de esperar que, tarde o temprano, desembarcara en el western.





Django desencadenado es Tarantino en estado puro, cine divertido sin mayores pretensiones. Por supuesto, Tarantino sigue homenajeando y copiando todo lo que se le antoja. Esta vez le ha tocado al spagueTti western de Sergio Leone, pues a ello a saco. Tarantino sabe lo que no gusta de esa películas y nos lo ofrece en bandeja. Imita el aire retro de los títulos de crédito, raya digitalmente el negativo de la película para envejecerlo, usa trucos viejos para la sangre, copia planos de Sergio Leone e incluso recupera la música del maestro Ennio Morriconne. Sin complejos de ningún tipo. Ya que copia, lo hace a plena luz del día, algo que honra al amigo Tarantino. No como otros que copian y lo hacen sin citar sus fuentes ni sus referencias. Tarantino fue fan antes que director y su filmografía puede verse como un intento de emular y dar prestigio a ese cine de serie B que nunca ha tenido el merecido reconocimiento.



 Pero en Django Tarantino no sólo emula films del pasado, como siempre, aporta elementos de su cosecha propia: diálogos ingeniosos, situaciones inverosímiles, recuperación de viejas glorias (Don Johnson en este caso), etc. El film tiene una primera parte muy buena, con unos personajes y unos diálogos que se podrían enmarcar dentro de lo mejor que ha escrito y dirigido el amigo Tarantino. Ese dentista metido a cazador de recompensas interpretado magistralmente por Christoph Waltz es todo un hallazgo. Sus frases y la forma de salir de las situaciones límite que él mismo provoca son simplemente geniales. Obviamente, Jamie Foxx no puede competir con el carisma de su compañero pero es un eficaz contrapunto. El esclavo recién liberado y el cazador de recompensas formarán una singular unión. Juntos empezarán un viaje iniciático semejante al de Don Quijote y Sancho Panza. A mí su relación me recordó a la Quijotización de Sancho, es decir: ambos personajes acabarán asumiendo como suyas cualidades que intentan erradicar en el otro. Sancho intentará que Don Quijote no crea en ínsulas pero él mismo acabará creyendo en ellas al final justo cuando Don Quijote recupere la cordura en su lecho de muerte. Algo así ocurre en Django desencadenado, el maestro acabará finalmente asumiendo cualidades que intenta reprimir en el alumno. Todos somos humanos.

Un spaghetti western necesita un villano a la altura, un ser tan cruel y despiadado al que el público desee ver morir y al que lamente que sólo se le pueda matar una vez. Nada mejor para ello que el racista dueño de una plantación interpretado por un Leonardo DiCaprio al que se le nota que se lo pasó muy bien en esta película. DiCaprio está excesivo e histriónico, pero el personaje lo requiere. Su disertación sobre el motivo por el que los esclavos no se rebelan es ya todo un clásico a la altura de los mejores momentos de la filmografía de Tarantino. La tensión durante la escena de la cena y todo el desenlace de la misma me gustaron mucho. Hablando de racistas, la escena del Ku Klux Klan es tan divertida como terrible: hay que ver el daño que pueden hacer unos pocos paletos con la cara tapada.

Lamentablemente, Tarantino es otro que últimamente tiene problemas para saber qué debe cortar de una película, no todo lo rodado tiene la misma calidad ni se puede mantener el interés del espectador durante tres horas a base del carisma de los personajes y situaciones límite.  Pasada la primera mitad, Tarantino se enreda en unos diálogos que ya no son tan absorbentes. A mí me pareció algo tediosa y demasiado larga la parte final del film. Aún nos quedan sorpresas y algún tiroteo espectacular (con miles de litros de sangre y música de hip hop incluida) pero el film ha perdido fuelle y el factor sorpresa. Justo cuando aparece Franco Nero, en un cameo sólo explicable como homenaje al film Django que Nero protagonizó en los 70, es cuando el ritmo empieza a decaer. Todo lo referente al personaje de Samuel L. Jackson se me hizo especialmente cargante. Tampoco le veo mucho sentido al cameo del propio Tarantino, es ya demasiado tarde y alarga el film innecesariamente. Es casi imperdonable que un film que empieza tan condenadamente bien acabe con el espectador mirando el reloj.

Me ocurre con Django desencadenado como con Malditos bastardos, tiene momentos de puro cine de entretenimiento pero el exceso de metraje está a punto de arruinar la diversión.

6


How to destroy angels: The loop closes


Trent Reznor (NIN) sigue con su proyecto How to destroy angels y nos sigue fascinando con temas tan opresivos e hipnóticos como este The loop closes. ¿Es techno? ¿Es pop? ¿Es rock? ¿Es rock industrial? ¿Es sólo ruido? Qué más da, a mí me tiene alucinado.


martes, 15 de enero de 2013

La noche más oscura (Zero dark thirty)


 Kathryn Bigelow vuelve a las revueltas arenas del desierto de Oriente Medio para contarnos cómo fue la investigación previa que culminó con la captura de Osama Bin Laden, el hombre más buscado de la historia

 Parece que Kathryn Bigelow le ha pillado el gusto a contar historias sobre la guerra contra el terrorismo. Puede que la reconstrucción de los hechos sea muy fidedigna, tanto que hasta la CIA está investigando quién les ha pasado tanta información (o eso dicen) y puede que el estilo neutro de la Bigelow sea el más adecuado para este tipo de historias, pero a mí me dejó frío. No puedo decir que esté mal rodado o que no tenga escenas de planificación y ejecución ejemplares, pero el film, en su conjunto, no me dijo nada. Siento ir en contra de la crítica generalizada que ha puesto por las nubes a esta película (probablemente hayan sido torturados previamente por la CIA), pero no comparto esa opinión.


Y mira que la película empieza bien. El escalofriante inicio con la pantalla en negro y los gritos de las víctimas del ataque a las torres gemelas no puede ser más sobrecogedor. Buen inicio, sí señor. Pero los siguientes 30 minutos de interrogatorios y torturas no me atraparon. A partir de ahí el film va remontando pero ya era demasiado tarde para mí. Su mayor problema es que se alarga hasta casi las tres horas ¿Es que no hay manera hoy en día de contar una historia sin irse más allá de las dos horas y media?. Bigelow siempre me ha parecido una directora muy justita, por no decir mediocre. De su filmografía sólo salvo En tierra hostil, quizás fue suerte. Ahora sigue la línea de su anterior film, pero esta vez no hay un protagonista que nos ponga de los nervios arriesgando tontamente su vida ni un mortal villano sin cara. El escenario es casi el mismo pero el resultado del juego es muy distinto. Ya comenté al hablar de En tierra hostil que su excesiva duración era su mayor problema, Bigelow repite el mismo error en Zero dark thirty. Parece que le cuesta centrarse en lo fundamental dando al film un ritmo irregular que no llega a atrapar nunca.


  Tampoco conecté con la inexpresiva Jessica Chastain, su personaje no transmite nada durante casi todo el metraje, sólo al final deja entrever algo de su frustración e ira (muy bueno lo de los números en el cristal o las broncas con el jefe). Es un personaje muy interesante, una joven agente que se ha dedicado en cuerpo y alma durante toda su carrera profesional a la caza de Bin Laden. Sin amigos ni vida personal, en ella parece recaer todo el peso de la obsesión de todo un país por encontrar a su mayor y más mortal enemigo. Sin embargo, a Bigelow no parece interesarle profundizar en los personajes, sólo le interesa contar la captura de Bin Laden. Para esto yo prefiero un documental, una película debe ser otra cosa.

 Bigelow sólo expone los hechos, sin patriotismo ni sensacionalismos baratos, es cierto, pero sin alma ni pasión. Tampoco parece que Bigelow quiera hacer leña del árbol caído ni quiera centrarse en los aspectos más tenebrosos de la lucha contra el terrorismo. Muestra torturas y cárceles secretas, cita el pago de millones de dólares a confidentes que resultar ser terroristas y otras cosas que en manos de otro director (estoy pensando en Oliver Stone) serían más que suficientes para hacer un gran film de denuncia. Sí, Estados Unidos se ha convertido (ya lo era) en un monstruo para derrotar a otro. Su obsesiva búsqueda de Bin Laden le ha llevado a ser una máquina de mentir, confundir y torturar (todo ello fuera de su territorio, of course). Pero Bigelow sólo lo muestra de pasada, sin cuestionarlo. Por ejemplo, se da por hecho que se puede violar el espacio aéreo de un país soberano, nadie lo cuestiona en el film. Igualmente se da por hecho que la tortura es necesaria. El fin justifica los medios, o eso es lo que parece decir Bigelow. Espinosa cuestión no exenta de matices.


 No había manera de contar esta historia fielmente sin mostrar los trapos sucios y Bigelow los muestra, pero la escena inicial ya condiciona al espectador y le hace justificar todo lo que venga después. No veo propaganda ni patrioterismo en este film, la verdad, tampoco veo crítica alguna. Sólo veo unos hechos mostrados sin pasión ninguna.

 No es una mala película, pero a mí me dejó frío.

P.d.: ¿A quién demonios se le ha ocurrido traducir el título de esta película como La noche más oscura?

lunes, 14 de enero de 2013

Kon-Tiki


 Sin saber nadar e intentando reproducir las condiciones exactas de navegación que tenían los habitantes de Perú hace 2.500 años, en 1947 Thor Heyerdahl se embarcó en una balsa hecha con troncos con la intención de recorrer 8.000 kilómetros atravesando el océano pacífico. Su intención era probar que la polinesia fue poblada desde Sudamérica y no desde Asia.

Esta película Noruega fue una verdadera sorpresa para mí. No esperaba mucho de ella pero me gustó bastante. Es un film de aventuras distinto, alejado de los triunfalismos y heroicidades a las que nos tiene acostumbrados el cine Norteamericano. Thor Heyerdahl no es presentado como un héroe, más bien como un inconsciente o un científico obsesionado con probar su teoría a toda costa, incluso arriesgando su propia vida y la de sus compañeros. Kon-Tiki es una buena recreación de los últimos auténticos aventureros y sus dificultades para poner en marcha sus expediciones. No olvidemos que hubo un tiempo en el que a los aventureros no les financiaban sus expediciones empresas de bebidas energéticas, teniendo que arriesgar su propio patrimonio y su salud.
Puede que Heyerdahl estuviera equivocado, los estudios genéticos a los habitantes de la polinesia han demostrado que su teoría era incorrecta, pero ello no invalida su aventura. Quizás sólo demostró que aún quedaban aventuras por vivir y locos capaces de arriesgarlo todo por vivirlas.


 El film ha sido dirigido a cuatro manos por los noruegos Espen Sandberg y Joachim Rønning, responsables de aquella idiotez llamada Bandidas (sí, ésa con Penélope Cruz y Salma Hayeck haciendo el ridículo en el oeste). Por suerte, Kon -Tiki es mucho mejor. El film tiene un muy buen ritmo y es una más que correcta película de aventuras. Yo me quedo con la escena en la que la balsa zarpa, en ella Heyerdahl se da cuenta que ya no hay marcha atrás y es consciente por primera vez de lo peligroso de su aventura. Pero sus compañeros confían en él y en su experimento, quizás más que él mismo. Hay un adecuado tratamiento de los personajes y las inevitables diferencias que surgieron entre ellos durante el viaje están bien resueltas. Los actores dan el pego y las imágenes marinas son bastante espectaculares. No sé si todo lo mostrado en el film está documentado o se ha exagerado alguna cosa, a mí me llamó mucho la atención la forma de pescar tiburones. Todo ello hace recomendable su visionado.


 Por cierto, Thor Heyerdahl escribió un libro relatando su aventura y con las imágenes grabadas en la expedición se realizó un documental que ganó un Oscar en 1950. Kon-Tiki también es candidata al Oscar a mejor película extranjera en 2013.

viernes, 11 de enero de 2013

El atlas de las nubes (Cloud Atlas)



Cada vez tengo más claro que el éxito de los hermanos Wachowski con Matrix fue pura casualidad. Tras la horrible Speed Racer los hermanos Lana (antes Larry) y Andy Wachowski intentan recuperar el prestigio perdido con la adaptación del best-seller de David Mitchell, Cloud Atlas. Para un proyecto así de ambicioso han necesitado la colaboración del director alemán Tom Tykwer (El perfume, The international, Corre, Lola, corre).

 Adaptar este relato era un gran reto, las seis historias del libro ocurren en tiempos y lugares distintos abarcando desde el siglo XIX a un futuro apocalíptico. Cloud Atlas era un proyecto de 100 millones de dólares que sólo podía ser o un gran éxito o una gran decepción, yo apuesto por lo segundo. El problema de la cinta no es que sea pretenciosa (que lo es y mucho) ni su duración de casi tres horas. El problema es que las seis historias que narra no acaban de conectarse nunca entre ellas. Cloud Atlas intenta funcionar con la precisión de un reloj suizo pero apenas logra avanzar a trompicones. Las historias tienen un interés desigual y la relación que las une es tan difusa que el espectador nunca acaba de verle la gracia al asunto, la verdad. Hay quien dice que en un segundo visionado se captan detalles que pasan desapercibidos la primera vez y que la trama  cobra más sentido, es posible, pero dudo que vuelva a invertir tres horas de mi vida otra vez en este film.


El inicio del film es bastante torpe, el acelerado montaje no logra que nos metamos dentro de ninguna historia ni que sintamos la más mínima empatía por ninguno de los personajes. El film presenta demasiados personajes en muy poco tiempo y no les dedica el metraje necesario conformando una desangelada presentación de personajes. Al film le cuesta arrancar y durante los primeros 45 minutos el espectador asiste a un galimatías de historias inconexas que nunca le acaban de interesar. Por suerte, la cosa mejora pasados estos 45 primeros minutos y las historias se hacen algo más interesantes (aunque uno sigue sin ver la verdadera conexión entre ellas). Sólo al final se intuye una cierta relación entre todas las tramas, bastante endeble, para qué vamos a engañarnos.

 
  El film se deja ver, no pasa de curioso, ni apasionan sus historias ni fascina por su apartado visual. De todas las historias yo me quedo con la del editor en el asilo, es en la que el estupendo actor Jim Broadbent tiene más protagonismo y se agradece. Me pareció además la historia más entrañable y divertida. El resto no pasan de lo ameno, como mucho. Los segmentos de aventuras están bien rodados pero no están bien hilvanados. No sé qué partes han sido rodadas por los hermanitos más pretenciosos de la historia del cine o por Tom Tykwer, no se nota que el film haya estado rodado a seis manos. Lo que sí se nota es que no ha habido una cabeza pensante que haya sabido llevar a buen puerto este enorme transatlántico a la deriva. Una pena.

 Por cierto, no me gustó la idea de que los mismos actores repitan personajes en cada una de las historias. Algunas caracterizaciones resultan bastante grotescas e inverosímiles. Las imposibles narices postizas de Susan Sarandon  y Halle Berry no quedan nada naturales. Tampoco son creíbles los cambio de raza, Tom Hanks no queda creíble como escritor de color, ni Halle Berry resulta creíble como mujer blanca o señora oriental de avanzada edad. Pero la palma se la lleva la coreana Du-na Bae cuya caracterización de joven pelirroja (y pecosa) es el colmo de lo inverosímil. Tampoco Hugo Weaving (actor talismán de los Wachowski) se ve natural como enfermera (¡¡¡) ni Hugh Grant puede evitar que se le reconozca incluso como jefe de un clan de salvajes caníbales. ¿Realmente era necesario usar siempre a los mismos actores? ¿Aporta algún sentido a la historia? Pues no, sólo sirve para que el espectador juegue a adivinar qué actor se encuentra debajo de esa cochambrosa caracterización.


 Todo sería perdonable si el film emocionara o tuviera un mensaje interesante, pero no es así. Cloud Atlas es Un enorme y atractivo envoltorio vacío de contenido.
Fallida.

4,5


miércoles, 9 de enero de 2013

Matrix Reloaded y Matrix Revolutions


El mundo virtual de infinitas posibilidades que los Wachowski nos presentaron en Matrix no fue desarrollado de forma satisfactoria en las posteriores secuelas: Matrix Reloaded y Matrix Revolutions. Ambos films se rodaron a la vez para abaratar costes y se estrenaron con apenas 6 meses de diferencia en el año 2003.

El éxito de Matrix fue tan grande que nadie dudó en darles total libertad a los hermanos Wachowski, convertidos de pronto en los grandes genios de la ciencia ficción. Lamentablemente, los Wachowski no supieron expandir el universo Matrix y las decepcionantes secuelas fueron un completo horror. No supieron aportar nada novedoso y llenaron de palabrería una trama vacía. Los hermanos quisieron hacer algo que nunca se hubiera visto antes, un espectáculo visual total, pero se olvidaron de la historia. Su guión es tan pretencioso como endeble y risible en muchos momentos. Los personajes hablan, pelean, hablan, pelean y vuelven a hablar sin parar diciendo unas tonterías tremendas. No hay ingenio ni talento en estas secuelas, quizás nunca lo hubo.

Las escenas de acción son excesivamente largas (llegando incluso a aburrir), algunas están metidas con calzador y los efectos especiales no estaban a la altura. La pelea de Neo contra cientos de agentes Smith se me hizo eterna, sobre todo cuando se nota demasiado que los personajes están hechos por ordenador. Por momentos pensé que estaba jugando a un vídeo juego (quizás era esa la intención).

Tampoco me gustó cómo se muestra la vida en Sión, la escena de los humanos bailando como si un festival de música rave se tratara me pareció un horror. No sólo me parece mal rodada sino que no tiene justificación ninguna. Los humanos no desean ser localizados pero bailan a todo volumen, se enfrentan a la extinción bailando.

 Yo me quedo con la escena de la autopista de Matrix reloaded, es cierto que algunos personajes se nota que están generados por ordenador, pero creo que es lo mejor en cuando a ritmo y espectacularidad de estas dos desafortunadas secuelas. Hay que destacar que esta escena fue rodada por el director de la segunda unidad, David R. Ellis. Por cierto Ellis ha fallecido recientemente y fue también director de Destino final 2 (en la que también hay una espectacular escena en una autopista) y la divertida Serpientes en el avión. La mejor escena de la trilogía y ni siquiera la rodaron los Wachowski. Ya decía yo. Pero claro, tras esa escena ya nada puede impresionarnos y el film sufre un bajón importante.


 Si Reloaded es un tormento, Revolutions es un poquito mejor, pero sigue siendo un tostón de cuidado. Peleas y explosiones a doquier aunque no vengan a cuento. La idea no daba para más y Revolutions es quizás la peor forma de cerrar una trilogía. Su narración es confusa y no nos interesa el destino de los protagonistas ni nada de lo que ocurre en pantalla, yo sólo deseaba que acabara de una maldita vez. Conforme avanzaban los minutos yo veía que el film era cada vez peor. Esa larguísima pelea final entre Smith y Neo volando por los aires mientras cae la lluvia no puede ser más carente de emoción y ritmo. Yo sólo deseaba que uno de los dos no se levantara, me daba igual cual de ellos. Al menos los efectos son algo mejores que en su anterior y bochornoso enfrentamiento. Por suerte, Hugo Weaving salva los muebles con su actuación aunque ni él consigue que las pomposas frases del agente Smith tengan algo de interés.


 Como podréis suponer, los Wachowski no ofrecieron respuestas en las dos secuelas simplemente porque no las tenían, toda la apariencia filosófica del primer film se quedó en nadano hay nada tras la filosofía barata de Matrix. Sólo es cine de acción que pretende ser lo que no es. Un galimatías filosófico-mistico-friki-informático infumable construido para enlazar aburridas escenas de acción.

Aun así, hay quien venera esta trilogía y le intenta sacar significados ocultos en cada plano. Voy a solucionaros vuestras dudas, fieles seguidores de Matrix, os dejo una pequeña guía made in Luisci:

-¿Qué es el oráculo? Pues un programa que el propio Matrix tiene integrado para ayudar a los elegidos en su camino hacia el reinicio de Matrix. Los oráculos ya existían en la mitología griega, otra referencia cultural.

-¿Qué pinta el maestro de las llaves en la trama?
 Es sólo un McGuffin, algo que hay que conseguir, un objetivo de los protagonistas, da igual que luego no sirva para nada. Puede ser una estatua de un halcón o un códico de lanzamiento de misiles.
- ¿Qué pinta en Merovingio en esta historia? Nada, sólo rellenar minutos de metraje. Su nombre de dinastía de emperadores alemanes no significa nada, sólo les pareció molón a los Wachowski. Su diálogo sobre la causalidad es digno de estudio de puro ridículo.

 
-¿Y su mujer Perséfone? Nada, Monica Bellucci está espectacular en esos ceñidos trajes pero apenas dice palabra. Su nombre viene de una diosa hija de Zeus que es expulsada al inframundo, pues vale. Más referencias griegas que no aportan nada.

- ¿Qué significa el beso de Perséfone a Neo? Vaya usted a saber, ni los Wachowski lo saben, puede ser que Perséfone sea un troyano, un virus o un programa que detecte mediante el beso si Neo ama realmente a Trinity o puede que Bellucci pidiera una escena de beso con Keanu Reeves. El famoso beso es bastante soso, por cierto.

 -¿Porqué Perséfone ayuda a Neo y sus amigos? Quizás desee fastidiar a su marido (lo más probable) o desee el reinicio de Matrix a ver si tiene más suerte en la próxima versión.

-¿A qué viene que el agente Smith se apodere de una persona fuera de Matrix? Me pareció una chorrada tremenda fuera de toda lógica (suponiendo que haya alguna en esta empanada mental).

-¿Por qué Neo tiene poderes sobrenaturales fuera de Matrix? Es uno de los hechos que más me defraudaron, no tiene ningún sentido. Puede que Neo sea el elegido, pero que adopte poderes en el mundo real (¡¡¡WTF!!!) no tiene ni pies ni cabeza.

-¿Qué significa el final? Neo necesita de las máquinas para acabar con la verdadera amenaza (el díscolo agente Smith), al final se tiene que aliar con Matrix para que Sión pueda sobrevivir. Neo se sacrifica por los demás, hecho que lo asemeja a Cristo (otra referencia religiosa de los Wachowski que no lleva a ningún sitio). Al menos, no es el típico happy end.

-¿Volverán los Wachowski al universo Matrix? No os quepa duda. Su carrera no está siendo todo lo exitosa que se podría suponer, más bien todo lo contrario: enlazan un fracaso tras otro. Seguro que al final deciden volver a reiniciar el sistema e inundar las pantallas con la lluvia digital de Matrix. No olvidemos que el final de Matrix Revolutions dejaba las puertas más que abiertas a futuras entregas. Ya habrá otras oportunidades de reiniciar el sistema, ya se ha hecho otras veces (Neo es el sexto elegido y Matrix se ha reiniciado cinco veces antes).


 Los Wachowski mezclaron filosofía oriental, Kung fu, cristianismo, informática y todo lo que se les ocurrió en un guión ridículo hasta decir basta. El cine de ciencia ficción no debe justificarse intentando tener más relevancia de la que tiene. Pero estas dos secuelas son meras excusas para mostrar escenas de acción. En especial, Matrix reloaded está llena de aburridos diálogos de besugos que pretenden ser profundos pero sólo resultan presuntuosos y huecos. Lo que se podría decir en dos frases, los Wachowski lo dicen en treinta. Venga, veamos unos ejemplos:

-"No estamos aquí porque seamos libres, si estamos aquí es porque no lo somos. No existen motivos para huir ni hay razones para negar el objetivo porque ambos sabemos que sin un objetivo... No existiríamos. Es el objetivo lo que nos ha creado. El objetivo nos vincula.
El objetivo nos motiva, nos guía, nos mueve. Es el objetivo lo que nos define. El objetivo nos mantiene unidos. Estamos aquí por usted, Señor Anderson, para arrebatarle lo que usted intentó arrebatarnos." (El agente Smith a Neo. Demasiada palabrería previa  a una escena de lucha cuyos efectos se pretendían revolucionarios y provocaron vergüenza ajena.)

Ojo a la soberana estupidez que le suelta El arquitecto a Neo:

-"Tu vida es sólo la suma del resto de una ecuación no balanceada conatural a la programación de Matrix. Eres el producto eventual de una anomalía, que a pesar de mis denodados esfuerzos, no he sido capaz de suprimir de esta armonía de precisión matemática. Aunque sigue siendo una incomodidad que evito con frecuencia, es previsible y no escapa a unas medidas de control, que te han conducido inexorablemente hasta aquí."
"Como sin duda estarás deduciendo, la anomalía es sistémica y por eso crea fluctuaciones hasta en las ecuaciones más simplistas."

-"El primer Matrix que diseñé era casi perfecto, una obra de arte. Preciso, sublime. Un éxito sólo equiparable a su monumental fallo. Su ineluctable fracaso se me antoja ahora como una consecuencia de la imperfección inherente a todos los humanos. Por eso lo rediseñé y lo basé en vuestra historia para reflejar con exactitud las extravagancias de vuestra naturaleza. A pesar de ello tuve que afrontar otro fracaso. Entonces comprendí que las respuestas se escapaban porque requería una mente inferior o por lo menos no tan limitada por los parámetros de la perfección. Quien dio con la respuesta de un modo fortuito fue otro programa intuitivo que yo había creado, en principio, para investigar ciertos aspectos de la psique humana. Si yo soy el padre de Matrix, ella es, sin duda alguna, su madre."

Quizás hay que ser ingeniero informático con un máster en Wisconsin para entender estas frases en toda su extensión, pero en el cine sólo provocaban carcajadas. No se vayan todavía, aún hay más frases que intentan ser profundas pero evidencian la empanada mental de quien las escribió pensando que así nos iba a impresionar:

-"La decisión ya la has tomado, ahora sólo estas intentando entender porque la has tomado". (El oráculo a Neo, toma profundidad)

-"Tócame y no volverás a tocar nada en más en tu vida". (Trinity a un esbirro del Merovingio, esta frase sí me gustó, es sencilla y directa. De las pocas frases directas del film.)

—"¿Por qué? ¿Por qué Sr. Anderson? ¿Por qué se levanta? ¿Por qué sigue luchando? ¿Acaso cree que lucha por algo, además de por su propia supervivencia? ¿Podría decirme qué es, si es que acaso lo sabe? ¿Es por la libertad? ¿Es por la verdad? ¿Tal vez por la paz? ¿Quizás por el amor? Ilusiones, desvaríos de la percepción. Concepciones temporales de un frágil intelecto humano que trata con desesperación de justificar una existencia sin sentido ni objetivo. Todas son tan artificiales como Matrix, sí, es cierto, aunque... sólo una mente humana inventaría algo tan insulso como el amor. Debería ser capaz de darse cuenta. Ya debería saberlo. Usted no puede vencer, ¡es inútil seguir luchando! ¿Por qué Sr. Anderson? ¿Por qué se resiste?"
 —¡Porque lo he elegido!
(Dialogo entre el agente Smith y Neo en su eterno enfrentamiento final)

Lo dicho, lo que empezó siendo una estupenda película de acción que revolucionó el género acabó convertida en una pesada losa de hueca palabrería.

martes, 8 de enero de 2013

Matrix (The Matrix, 1999)


Estrenada en 1999, Matrix supuso el blockbuster definitivo del fin del siglo XX. Su impacto fue enorme en su día e incluso eclipsó al decepcionante Episodio 1 de Star wars de George Lucas. Matrix  fue un salto cualitativo en cuanto a efectos visuales y fijó una estética que hoy día sigue siendo imitada.

 Los hermanos Larry (ahora Lana) y Andy Wachowski habían debutado como guionistas de la penosa Asesinos (sí, esa mala película con Stallone y nuestro Antonio Banderas fuera de control), parece ser que su guión sufrió muchas modificaciones y no estuvieron nada contentos con el resultado (ni ellos ni el resto del mundo). A pesar del fracaso de Asesinos, el productor Dino De LAurentiis decidió confiar en estos hermanos y les dejó dirigir otro guión escrito por ellos. Así pues, el debut tras las cámaras de los Wachowski se produjo en 1996 con el film Lazos ardientes (Bound), una película de cine negro sobre dos mujeres que se quedan con un botín de la mafia. El mayor atractivo era la estimulante presencia de Jennifer Tilly y Gina Gershon y alguna tórrida escena entre ellas. El resto del film no está mal y se ve sin problemas, pero nada hacía presagiar que estos dos hermanos iban a revolucionar el séptimo arte con su próxima película.

Matrix costó 64 millones de dólares y recaudó más de 450, convirtiéndose en un éxito sin precedentes y un clásico instantáneo del cine de ciencia ficción. Matrix fue considerada por muchos como una obra del calibre de Alien o Blade runner, otros la vieron como una especie de biblia post-moderna, un film de acción lleno de significados ocultos que le daban una complejidad no habitual en este tipo de cine. El enorme éxito de crítica y público fue refrendado con 4 merecidos Oscars técnicos. Pero, ¿realmente era Matrix tan buena?:


 El argumento de Matrix saquea sin piedad la novela Neuromante de William Gibson, publicada en 1984. Neuromante fue la novela que inició el movimiento Cyberpunk, es decir: historias de ciencia ficción en las que la tecnología se ha desarrollado mucho pero la sociedad está en clara descomposición. Los protagonistas suelen ser marginados de una sociedad dominada por la tecnología. Neuromante ganó los premios más prestigiosos de la ciencia ficción como el Nébula, el Hugo o el Philip K. Dick. Neuromante fue pionera a crear una realidad virtual (matriz o matrix en inglés) a la cual los humanos pueden conectarse, un mundo paralelo en el que casi cualquier cosa es posible. La idea y el desarrollo de Neuromante son la base directa de la que bebieron films como el manga Ghost in the shell (1995) o Matrix. Así pues, los Wachowski ni siquiera fueron pioneros en basarse en Neuromante, ya que Ghost in the shell ya lo había hecho 4 años antes. Incluso copiaron hallazgos visuales de Ghost in the shell, valga como ejemplo la famosa lluvia digital. Obviamente los Wachowski no citaron sus fuentes de inspiración ni aparece agradecimiento o mención alguna en su film. Un poco de humildad no les hubiera venido nada mal.
 Pero también incluyeron abundantes referencias al estado opresor de la novela 1984 de Orwell (Neo vive en la habitación 101), Alicia en el país de las maravillas (Neo recibe un mensaje en su ordenador que le invita a seguir al conejo blanco, que esta vez aparece en forma de tatuaje), hay referencias al cristianismo (Neo es el elegido que debe sacrificarse  para salvar a los demás), etc, etc, etc...



Matrix es también una actualización del mito de la caverna de Platón. En el siglo V a.C. Platón elaboró una metáfora sobre la ignorancia del hombre: supongamos que unos hombres viven atados de pies y manos en el interior de una caverna y de espaldas a una hoguera que proyecta sombras en las paredes. Estos hombres sólo conocerían las sombras, nunca ha visto los objetos reales que las provocan, son ideas erróneas que conforman su realidad. Los objetos reales (con su forma y color verdaderos) son desconocidos e impensables para ellos. Si a uno de estos hombres se le sacara de la cueva, probablemente no creería la existencia de una fuente de luz tan radiante como el sol. Pero, una vez acostumbrados sus ojos y asimilada la real naturaleza de las cosas, podría darse el caso de que quisiera volver a contar la verdad a sus compañeros de cautiverio y sacarlos del engaño. En Matrix, Neo decide tomar la pastilla roja y enfrentarse a la verdad, por dolorosa que sea. Neo sale de la cueva, acepta la verdad y decide liberar a sus compañeros. Así pues, la modernidad de Matrix ya la había inventado Platón hace 2.500 años.


Pero Matrix no pasará a la historia por sus connotaciones filosóficas sino por sus espectaculares escenas de acción. La revolución que supuso la combinación de efectos especiales con artes marciales y el bullet time hicieron de Matrix un espectáculo magnífico y un entretenimiento ideal. Yo lo pasé francamente bien en el cine. Escenas como la del entrenamiento entre Neo y Morfeo, el rescate de Morfeo o la lucha final con el agente Smith son clásicos del cine moderno. Obviamente, se nota la influencia del cine de Hong Kong y del maestro John Woo en muchas de sus escenas. Pero es innegable que cogiendo elementos de otros sitios estos hermanos dieron en la diana. Incluso su estética y su fotografía en tonos azules han sido imitadas hasta la saciedad.

Matrix era un entretenimiento perfecto, pero había que convertirlo en trilogía aunque no hubiera ideas para ello.




David Bowie vuelve a la vida


Hoy David Bowie cumple 66 años, pero la noticia es que ha anunciado un nuevo disco llamado The next Day para este mismo mes de marzo de 2013. Parece que Bowie sale por fin de su retiro forzoso causado por sus problemas de corazón. El tema que ha elegido como adelanto Whre are we now? no es ninguna maravilla, Bowie suena viejo y cansado,  es un tema triste que habla del desencanto producido por la evolución de la ciudad de Berlín en los últimos años. Ya no queda nada del excitante Berlín de los años 20 ó 70 del siglo pasado. Yo esperaba otra cosa, la verdad, algo más transgresor, pero es un tema que va ganando con las sucesivas escuchas. Es muy probable que el Bowie arriesgado y experimental de décadas pasadas no vuelva nunca. Los años no pasan en vano ni para los iconos del pop.
 Igualmente, feliz cumpleaños y sea usted bienvenido señor Bowie, le echábamos mucho de menos.

domingo, 6 de enero de 2013

The black keys: Next girl


Hoy rescatamos otro temazo del disco Brothers (2010) de The black keys. Cualquier época es buena para ver a un dinosaurio de peluche tonteando con chicas en bikini, qué demonios. Este vídeo de The black keys es casi tan barato y cutre como el de Lonely boy pero igual de efectivo (o más). No sé qué tiene que no puedo dejar de verlo una y otra vez.

Ánimo, amigos y amigas, ya falta menos para el verano.

Mátalos suavemente (Killing Them Soflty)


Killing them softly es la nueva película de Andrew Dominik, quien ya fascinó a buena parte de la crítica (no fue mi caso) con su anterior película El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. En esta ocasión Dominik refleja la decadente sociedad americana usando como espejo una historia de asesinos a sueldo y atracadores de poca monta.

Ya desde los títulos de crédito iniciales Dominik nos sitúa en la campaña electoral de 2008 entre Barak Obama y John McCain, eran los primeros meses de la crisis financiera y empezaba a ser evidente que el sistema político y económico estaba corrompido hasta la médula. Igualmente la sociedad americana aparece en esta película en franca decadencia, ya ni la mafia ni los traficantes de medio pelo son lo que eran. Todo se ha ido al traste, la gente se ha relajado en exceso, ya ni los asesinos a sueldo son tipos de los que puedes esperar un trabajo bien hecho. Falta profesionalidad y valores, parece que todo se ha corrompido por el dinero fácil.
No es mala la idea de Dominik pero su forma de presentarla no acabó de convencerme. Vale que siempre haya un televisor o un aparato de radio encendido dando noticias sobre la crisis o los debates electorales. Me pareció interesante el paralelismo que traza Dominik entre los países y la mafia (ambos deben recuperar la confianza de los mercados a cualquier precio). Pero los diálogos se extienden demasiado y el film adolece de excesiva parsimonia. Killing them softly sólo dura 104 minutos y se me hizo eterna. Todos los actores están muy bien (hasta Ray Liotta en papel de siempre) pero la trama no engancha y el carismático personaje de Brad Pitt no puede él solito levantar esta losa con forma de película.

Este tipo de propuestas de cine negro moderno y diferente le salen redondas a Tarantino (del que este film bebe demasiado) o los hermanos Cohen. Pero Dominik aún debe encontrar su propio estilo. El tipo sabe rodar (crea una excelente tensión en la escena del atraco) y sabe dirigir actores (James Gandolfini está estupendo), pero no tiene claro hacia donde quiere llevar al espectador. Hace experimentos visuales que no vienen a cuento como la escena del asesinato bajo la lluvia (rodado al estilo bullet time) o cuando algún personaje se va quedando dormido, son escenas que rompen la estética de la película y la llevan hacia ningún lugar. Dominik se hace un lío y aburre al espectador con unos diálogos inflados hasta lo indecible, sus anécdotas apenas resultan interesantes y sólo sorprende al espectador una vez. Dominik no es Tarantino, copia su uso de la música y sus experimentos formales pero le falta ese toque que sólo Tarantino posee y muchos intentan copiar.

 Funciona mejor como metáfora que como película de cine negro. Me quedo con la frase final del film: "América no es un país, es un negocio."

viernes, 4 de enero de 2013

Samsara


 Casi 20 años después de Baraka, Ron Fricke y Mark Magidson nos ofrecen su nueva aventura visual, Samsara. Rodada durante 4 años en 25 países, Samsara es un documental sin palabras que expresa sólo mediante imágenes las distintas relaciones que el ser humano establece con el medio.

Samsara no aporta nada nuevo que no hubiéramos visto ya en la citada Baraka, pero es igualmente recomendable. Otra vez veremos bellos paisajes naturales y cómo la mano del hombre está cambiando de forma irreparable nuestro planeta. Esta vez Fricke se centra algo más en las religiones y en cómo el hombre se enfrenta a la eternidad.
 Por el documental veremos colegios abandonados, templos budistas, instalaciones penitenciarias, un centro de reciclaje, el muro de la vergüenza de Israel, desiertos que ganan terreno, mataderos, tropas desfilando, monasterios, mezquitas, palacios, catedrales, armerías, impresionantes performances, etc en un viaje que nos llevará a recorrer casi todo el planeta. Sin una palabra, Fricke pone en contraste las diferentes formas de vida que el ser humano ha desarrollado. La tranquilidad y la calma de oriente contrastan con la frenética actividad productiva y consumista en occidente. También elementos como las armas, la guerra y sus consecuencias están perfectamente retratados en toda su crudeza (durísimo el plano del soldado norteamericano). Las relaciones del ser humano con el mundo que nos cobija son complejas y diversas. Samsara intenta mostrarnos esta diversidad de forma impecable.

Todo un prodigio de la tecnología, Samasara contiene algunas de las imágenes más bellas jamás rodadas. Para ello se han usado cámaras de 70mm con el sistema Panavision cuyos resultados son espectaculares, los colores adquieren una viveza única dando como resultado un espectáculo visual insuperable.

No te la pierdas.