martes, 25 de febrero de 2014

Thor: El mundo oscuro


  Reconozco que Thor era uno de mis superhéroes favoritos de crío, de hecho, no era un superhéroe al uso, era un dios nórdico. Sin embargo, con esta película creo que han hecho un batiburrillo que intenta contentar a todos y finalmente no ha contentado a nadie.

 ¿Es Thor un dios nórdico? ¿Es un extraterreste? ¿Vive en otra dimensión? Al no definir claramente el origen de personaje hay bastantes cosas que no acaban de encajar. Puede que en la puritana Norteamérica actual no sea admisible una religión politeísta ni siquiera como excusa para un film de superhéroes, así pues ha habido que dejar la naturaleza de los personajes en tinieblas. Sigo sin entender por qué los dioses (o lo que sean) usan naves espaciales y pistolas de rayos. Tampoco veo bien que Heimdall (el guardián del arcoíris entre Asgard y la tierra) sea un afroamericano (hay que cumplir la cuota de actores negros aunque sea interpretando a dioses nórdicos) por mucho que lo haga el siempre eficiente Idris Elba. Tampoco resultó verosímil (ya sé que es pedir demasiado) que dicho arcoíris mágico se pueda atravesar con una nave espacial. El film adolece de una indefinición no sólo temática sino también de tono y estilo visual que me resultó algo indigesta. Las escenas de lucha recuerdan peligrosamente a las de El señor de los anillos y los escenarios me recordaron a los escenarios digitales de Star wars.  Thor 2 no es capaz de hallar su estilo visual propio.

 El guión es flojo, para qué vamos a mentir. Parece que han intervenido demasiadas manos para su elaboración y muchos elementos no acaban de encajar. El guión no consigue que el tono del film sea el acertado, no es tan divertida ni desenfadada como Los vengadores ni tan sobria como la primera entrega. Incluso algunos momentos de humor a cargo de los becarios me resultaron forzados y fuera de lugar. Tampoco la aparente locura del personaje del personaje de Stellan Skarsgård me pareció coherente con el resto del film aunque sirva para uno de los cameos más divertidos de Stan Lee.

El personaje de Natalie Portman está metido con calzador (qué casualidades tiene la vida). Por cierto, el mundo mágico de la mitología no puede ser explicado con aparatos de medición y alineaciones de planetas, menuda chorrada. La magia es magia y no tiene sentido intentar medirla con aparatos electrónicos. Lo del éter maligno no hay quien se lo crea y el villano Malekith no termina de resultar amenazador. Sólo la presencia de Loki (genial Tom Hiddelston) consigue levantar una trama que va dando tumbos sin demasiado acierto. Por cierto, yo sigo echando de menos el casco con cuernos característico de este personaje en los cómics. Debe ser otro atributo que no han considerado apropiado. ¿qué decir de Anthony Hopkins? Pues que cada día está más pasota: voy, me visten de drag queen, digo unas frases delante de una pantalla verde y me embolso unos cuantos millones de dólares. Yo también lo haría.

 Por cierto, me resultó ridículo y forzado el plano sin camisa del guapo y fornido Chris Hemswoth, es un plano que no aporta nada excepto evidenciar que Thor se lava las manos como cualquier mortal (aunque de forma mucho más atractiva).
Sí hay buenos efectos especiales, como es de esperar, pero poco más. El director Alan Taylor, curtido en las mejores de televisión de los últimos años como Juego de Tronos, Mad men, Los Soprano o Boardwalk empire, dirige de forma eficiente esta inconsistente torre de Babel que finalmente acaba cayendo en el olvido. Su forma de rodar es acertada y consigue que la trama se siga con algo de interés (a pesar de lo previsible que es) pero el guión es tan irregular... Seguro que Taylor es capaz de cosas mucho mejores con una historia bien hilvanada.

Por mucho mundo oscuro que se cite en el título, el film es bastante blandito y para todos los públicos. Quizás la compra de Marvel a manos de Disney se esté empezando a notar.
4,5

domingo, 23 de febrero de 2014

Nebraska


 Alexander Payne sigue empeñado en mostrar en su cine las anodinas vidas de la gente normal. No hay en su cine grandes aventuras ni efectos especiales que te dejen con la boca abierta. Por suerte, Payne forma parte de ese grupo de directores, cada vez más  reducido, decididos a tocar el alma del espectador a base de historias pequeñas con las que es fácil identificarse.

 Una vez más Payne (Los descendientes, Entre copas) oscila entre el drama y la comedia a base de momentos que bordean lo patético. Quizás la vida de la mayoría de nosotros no sea exactamente una comedia ni un drama, es una patética combinación de ambas. Payne consigue retratar esos momentos cotidianos de forma admirable, momentos en los que todos podemos reconocernos aunque preferiríamos que no fuera así.

Bruce Dern es uno de mis actores favoritos desde que lo vi de niño en Naves misteriosas y La trama. Aquí está magistral en su encarnación de este moderno Don Quijote que decide emprender su particular viaje en busca de un sueño. Si Don Quijote había perdido la cordura por los libros de caballerías, Woody ha perdido ya toda esperanza en su vida y se aferra a un sueño del todo imposible. Una estafa que, al menos, le dará algo por lo que vivir. En su obstinación arrastrará a buena parte de su familia y se reencontrará con su pasado. El cruel paso del tiempo y la sensación de haber desperdiciado su vida no serán exclusivos de nuestro protagonista, también el espectador se contagiará de la melancolía y la pesadumbre de un personaje que ya no tiene nada que perder ni ganar.
 Como en toda road movie que se precie, el viaje interior es mucho más profundo que el físico. Woody descubrirá la mezquindad de sus familiares y amigos, nadie quiere creer en él hasta que ven que pueden sacar partido. Sancho Panza no creía en las locuras de Don Quijote hasta que ve la posibilidad de gobernar una ínsula.

 Payne sigue siendo un gran director de actores y un escritor más que sólido. Nebraska es su historia más triste y pesimista, lo que supongo que influiría en la elección de rodar en blanco y negro. Los gélidos y bellos paisajes sirven de perfecto acompañamiento para este film que da un nuevo sentido a la palabra crepuscular.

 Nebraska parte de una premisa similar a Una historia verdadera de David Lych. Creo que ambas son buenas películas con planteamientos distintos pero me gustó bastante más la de Lynch. Una historia verdadera no se me hizo pesada en ningún momento, mientras que Nebraska sí se me atragantó un poco.  El film se me hizo lento y pesado en algunos momentos. Quizás un poquito más de ritmo le hubiera hecho mucho bien.

 El cine de Payne tiene mucho mérito pero su delicado equilibrio entre drama y comedia suele acabar aburriéndome por momentos.


6


viernes, 21 de febrero de 2014

Alejandro Jodorowsky sobre el cine

Aquí os dejo una reciente entrevista a Alejandro Jodorowsky con el motivo de la presentación de su nueva película La danza de la realidad. En la entrevista Jodorowsky plasma su visión sobre el cine, la economía, la libertad y otras muchas cosas (por suerte, esta vez no se pone muy metafísico).

 Tipo curioso el Jodorowsky. Siempre me ha fascinado su visión terapéutica del arte. Me encanta su visión del cine como arte genial que siempre ha sido prostituido por la industria. Yo destacaría perlas como las que suelta sobre el cine de Hollywood: "Entras a la sala de cine tonto, te diviertes una hora y media o dos horas y sales tonto" o "Nunca olvidé la imagen del ojo rasgado de El perro andaluz, vi Avatar y al mes la olvidé, no me queda nada"

lunes, 17 de febrero de 2014

La vida de Adèle (La vie d'Adèle, Blue Is the Warmest Color)



El cine francés sigue dando muestras de calidad a pesar de la crisis. Siempre hay buenas historias que contar y los franceses saben muy bien que no hacen falta grandes presupuestos para entregar una historia que consiga transmitir toda su carga emotiva al espectador.



 En La vida de Adéle el director Abdellatif Kechiche adapta el cómic de Julie Maroh sobre la historia de una adolescente que no encuentra su lugar en la vida. Kechiche narra de forma aparentemente sencilla esta historia de iniciación y aceptación en la siempre difícil pubertad. No es que la historia sea nada del otro mundo, pero Kechiche consigue que sintamos cada duda y cada decepción de la protagonista. Tal es el esmero y la sutileza con la que está tratado el personaje principal. Es tal la fusión entre Adéle Exarchopoulos y el personaje, que Kechiche hasta le cambió el nombre a su protagonista. Se nota que director sintió una especial fascinación por la actriz, sólo así se puede explicar esa manera de hacernos sentir como si fuéramos el personaje. Gracias a ello tenemos una interpretación memorable, en la que uno no sabe dónde acaba el personaje y dónde empieza la actriz. No sabemos qué gestos son impostados o aprendidos, todo resulta totalmente veraz, el personaje de Adéle (con sus dudas, sus miedos y sus errores) está vivo. Es esa verosimilitud el mayor triunfo del film.


 El film parte de la idea de cómo la presión social nos condiciona desde niños y acaba por moldearnos en la pubertad, justamente la edad en la que debemos decidir qué camino queremos (o debemos) seguir en la vida. Adèle no se siente cómoda dentro de su propia piel, no acaba de encontrarse a sí misma (suponiendo que tal cosa sea posible). La presión social y las costumbres la arrastran por un camino que ella se esfuerza en seguir pero que no le satisface. Deberá buscar su propia personalidad y aceptarse a sí misma. Pero la cosa no será tan fácil, las compañeras de instituto y los amigos pueden llegar  a ejercer involuntariamente una presión enorme. Adéle deberá aceptar su propia sexualidad y para ello pasará por no pocas decepciones. Por el contrario, el personaje de Léa Seydoux es una joven artista con un futuro prometedor que parece tenerlo todo muy claro, ella puede ser la guía para la vida de Adèle. Juntas formarán una pareja que se complementará perfectamente.
 Es en la segunda parte del film cuando el interés decae en buena medida, todo el metraje anterior empieza  a pasar factura al espectador y , aunque la historia no está exenta de interés, nos interesa algo menos. Por suerte Kechiche no carga las tintas en la frustración de la vida adulta en busca de un falso drama lacrimógeno. Consigue mantener la cabeza fría en todo momento por muy mal que lo pase nuestra protagonista. A mí me gustó la forma de afrontar el desencanto de la edad adulta y el desamor. Pasamos de ver a una adolescente que debe encontrar su camino a una mujer que lo ha perdido. No estamos ante un film fácil ni que ceda en lo más mínimo de sus planteamientos para agradar al espectador. Esta dura historia debía de ser contada así. Tampoco veo ninguna lección moral. De haber alguna, yo diría que es: hay gente que no está diseñada para ser feliz, lo intentan con todas su fuerzas pero nunca lo van a conseguir.

 Lamentablemente, una vez más vemos como una  muy buena historia perfectamente interpretada y dirigida pierde buena parte de su interés a causa de un excesivo metraje. 180 minutos son demasiados. Quizás hubiera sido mejor estrenar por separado las dos partes de las que se compone el film. No creo que hubiera que haber eliminado escenas enteras, sólo partes. Hubo varias escenas que se me hicieron muy largas y no aportaban demasiado (las cenas con los padres, las fiestas, algún encuentro sexual, las clases con los niños).
 ¿Hay sexo en la película? Pues sí, y mostrado de forma muy explícita, bordeando los límites de lo pornográfico pero creo yo que en ningún momento son escenas que busquen provocar un sentimiento erótico en el espectador. Son escenas que muestran el aprendizaje, uno más, de Adèle y cómo el sexo es (o debería ser) una pieza clave dentro de toda relación sentimental. Espero que nadie cometa el error de ver esta película sólo por las escenas de sexo entre Léa Seydoux y Adéle Exarchopoulos, Deben ser algo así como unos 8 minutos de metraje.

 Lo dicho, una buena película que sobre la iniciación a la vida adulta y la posterior decepción.

7

domingo, 16 de febrero de 2014

Las brujas de Zugarramurdi


Las brujas de Zugarramurdi es la enésima astracanada de Álex de  la Iglesia. Seguimos hablando de buenas ideas que darían para un corto excelente que son innecesariamente alargadas hasta las dos horas.

De la Iglesia sigue obstinado en conseguir esa fórmula perfecta entre humor y terror que lleva toda la vida buscando, y una vez más el resultado es bastante irregular tirando a malo. El film empieza bien, me gustaron los títulos de crédito con imágenes de brujas de la antigüedad y algunas actuales. Yo eché de menos a Ana Botella y Esperanza Aguirre, supongo que su ausencia se debe a las subvenciones recibidas (incluso de la Comunidad de Madrid).
 Ya metidos en faena, la trama me recordó demasiado a Abierto hasta el amanecer. Lo de unos atracadores que en su huida se topan con un lugar en el que ocurren cosas paranormales no es nada nuevo. Esta vez de la Iglesia lo ha teñido todo de su habitual humor hispánico configurando un guión bastante divertido que casi consigue que no se noten demasiado las deudas del guión. Es en los primeros 50 minutos cuando el film funciona como ácida comedia y tiene buenos golpes de humor (casi todos a costa de las relaciones de pareja). Personajes como el señor de Badajoz o el taxista resultan muy divertidos, igualmente la pareja de atracadores interpretados por los galanes nacionales del momento Hugo Silva y Mario Casas resulta de lo más singular. Por cierto, lo de ir a un atraco con un niño me recordó a Todos al suelo (la peli de Pajares y Esteso dirigida por Mariano Ozores en 1981 en la que Juanito Navarro llevaba a su nieto al atraco al no tener donde dejarlo). Álex sigue teniendo unos referentes culturales bastante arraigados en la cultura española. Otro detalle serían las referencias a Jose Luis Moreno (hay que ver el daño que ha hecho este señor a la cultura audiovisual de este país).

 Sin embargo, como pasaba con Abierto hasta el amanecer, cuando la cosa se desmadraba es cuando el film pierde bastantes enteros. Ni el Akelarre ni toda la parte final con persecuciones y cutres efectos especiales (sí cutres, por mucho Goya que se hayan llevado) pueden evitar que sintamos una vez más que de la Iglesia ha vuelto a sus habituales excesos. Nunca ha sabido cómo acabar una película y opta por los eternos finales grandilocuentes. Mucho ruido y pocas nueces. De la Iglesia sacrifica el desarrollo de la trama o de personajes en favor de un final absurdo y ruidoso que se lastrado por unos efectos especiales y un maquillaje que dejan bastante que desear (esas brujas volando dan pena y el maquillaje de Javier Botet da risa).

 Es en la parte técnica cuando vi fallos imperdonables más propios de un principiante que de un director consagrado (por mucho que nos pese). El film contiene enormes fallos de raccord y edición: hay momentos bochornosos en los que los personajes entran en lugares sin ninguna justificación, otros en los que la voz no acompaña a los movimientos de la boca de los personajes y personajes que se levantan dos veces del sillón. No sé a qué se ha debido pero son fallos imperdonables.


 Tengo que reconocer que los actores no están mal, hasta que llegan los excesos y todo se va al garete. Es gratificante ver a grandes actrices de nuestra escena como Carmen Maura o Terele Pávez pasándoselo en grande, ambas me gustaron cuando están comedidas. La que no me gustó es Carolina Bang, sigue sacando más partido a su canalillo que a sus dotes interpretativas (aún está por demostrarse que existan). Me resultó divertido el hecho de travestir a Santiago Segura y Carlos Areces y darles algunas de las frases más descacharrantes del film.

Lo dicho, otro proyecto fallido de Álex de la Iglesia pero esta vez algo más divertido. Yo me divertí la primera hora pero la segunda me pareció que sobraba. Sólo recomendable para sus incondicionales.

viernes, 14 de febrero de 2014

Robocop (1987)


  Reconozco que soy fan incondicional de Robocop (película que vi en el cine con 12 años y me dejó alucinado). Robocop era un film de acción y ciencia ficción lleno de ironía y violencia. El holandés Paul Verhoeven dio el salto a Hollywood con este film tras la más que interesante Los señores del acero.

  Robocop no era sólo la violenta historia de un policía que es convertido en un cyborg (mitad humano/mitad máquina) sino que usaba la excusa de un futuro cercano para exponer problemas de la sociedad de la época. Problemas que 25 años después aún no hemos sido capaces de resolver e incluso me atrevería a firmar que se han acrecentado. Robocop resultó ser un film casi profético si tenemos en cuenta la quiebra actual de la ciudad de Detroit o nuestra creciente tendencia a las privatizaciones con la excusa de la crisis.
 Primeramente teníamos a unos servicios sociales que habían caído en manos privadas. La policía de Detroit ha sido privatizada (como siempre ha ocurrido en USA con la sanidad o la educación universitaria)  y se encuentran bajo la gestión de unas empresas que, obviamente, buscaban un beneficio económico. Así pues, a la compañía que controlaba a la policía (OCP) le interesaban más los beneficios que el bienestar de los ciudadanos. La misma OCP ha ideado un importante proyecto urbanístico para crear una nueva mega ciudad llamada Delta-City. Obviamente el poder político no será un problema (son fácilmente corruptibles) pero hay que controlar las manifestaciones, huelgas y protestas ciudadanas en contra de la OCP. También la creciente ola de crímenes y disturbios del viejo Detroit debe ser controlada para que el proyecto sea viable. Ya sabemos que en épocas de crisis la libertad cede terreno ante la seguridad. Por todo ello deciden crear a un superpolicía que no les planteara problemas como una huelga ni tuviera problemas de absentismo. Nada mejor que un policía-robot.

 Pero Robocop no es sólo una critica a la privatización de los servicios públicos. Verhoeven introduce anuncios televisivos realmente irónicos, cuando no absurdos, para dejar en evidencia el enorme poder de la publicidad y cómo la gente se cree cualquier cosa que salga en televisión. Esta manipulación mediática parece ir de la mano con una corrupción política generalizada. Todo ello parece ser originado por una ambición humana desmesurada que tiene su máxima expresión en el capitalismo salvaje que se refleja en el film.

Robocop es creado por las clases dirigentes (empresarios que controlan al poder político) para controlar a las masas, no para protegerlas. Los robots no han dado buen resultado al no saber discernir a los criminales por lo que parece obvio que el superpolicía deberá tener una parte humana. El agente Alex Murphy (Peter Weller) es gravemente herido en acto de servicio (en una escena brutal) y se convertirá, sin su consentimiento, en el candidato ideal. En su cerebro se implantarán tres directrices directamente basadas en las tres leyes de la robótica que IsaacAsimov ya planteó a principios de los años 40.

El hecho de tener una cuarta directiva oculta en su programación (consistente en no oponerse ni atacar a ningún directivo de la OCP) evidencia que Robocop es un instrumento del poder para oprimir al pueblo. Lo que realmente convierte a Robocop en un héroe no son sus habilidades robóticas, sino su capacidad de sobreponerse a la programación  impuesta por la empresa. Robocop está programado para hacer cumplir la ley (o así lo venden) pero no puede actuar contra ningún miembro de la corrupta empresa que lo ha creado. Es su parte humana la que acaba imponiéndose y la que le convierte en un héroe al final del film. Él mismo responde con su nombre humano cuando se le pregunta cómo se llama en la escena final. Ha tomado conciencia de sí mismo, no es sólo una máquina, su parte humana se ha impuesto.

Así pues, Robocop no era sólo una violenta película sobre un superpoli, era mucho más complejo que todo aquello. Pero como pasaría posteriormente con Starship Troopers, Verhoeven fue capaz de incluir esta dura crítica al sistema en un Blockbuster aunque mucha gente no se diera cuenta. Incluso Robocop y Starship troopers son considerados por muchos como películas que hacen apología del fascismo cuando, en mi opinión, hacen todo lo contrario.

 Para el reparto se buscaron actores no muy conocidos, creo que fue todo un acierto. Para el personaje de Alex Murphy/Robocop se eligió al casi desconocido Peter Weller, un actor cuya carrera posterior ha sido bastante discreta (quizás lo más destacable sería su intervención en El almuerzo desnudo de David Cronenberg) pero aquí creo que está muy bien. Para el personaje de la bella acompañante del héroe se eligió a Nancy Allen, una apuesta arriesgada ya que Allen se alejaba bastante de los cánones de belleza del cine comercial. SU personaje no es sólo un bonito florero al que el héroe debe salvar. En el tratamiento de los personajes femeninos Verhoeven también ha sido bastante inconformista.


El traje diseñado por Rob Bottin (que ya nos dejó alucinados con sus diseños para La cosa), la violencia extrema del film y la épica música de Basil Poledouris ayudaron a hacer de Robocop una experiencia altamente recomendable. Una de mis películas de ciencia ficción favoritas de los años 80 (tengo la trilogía en DVD y me acabo de comprar el action figure) y unas de las que mejor han soportado el paso del tiempo.
 En breve hablaremos del malogrado guión de Frank Miller para las secuelas y hasta del remake que hoy se estrena.

jueves, 13 de febrero de 2014

lunes, 10 de febrero de 2014

Arrugas


Tanto el cómic como el cine de animación comparten el falso estigma de estar destinados a un público infantil y/o adolescente. No tiene por qué ser así. Tanto el cómic como el cine de animación pueden abordar temáticas adultas con resultados más que satisfactorios. Arrugas es un claro ejemplo.

Ya hemos hablado alguna vez de cómo la sociedad en general y el cine en particular parecen olvidarse deliberadamente de los ancianos. Hecho que considero un tremendo error. Cierto que cuando uno es joven no quiere preocuparse por problemas que aún le quedan muy lejos y que  las salas de cine sobreviven gracias a los sectores más jóvenes de la población, pero olvidarnos de un sector tan amplio de la sociedad y del que tanto tenemos que aprender no puede ser bueno ni a corto ni a largo plazo.

A mí las residencias de ancianos me dan más escalofríos que los cementerios. Me recuerdan a las cárceles o los campos de concentración. Sus vallas me parecen más destinadas a evitar que se escapen los internos que a evitar posibles robos. Tanto los ancianos como los presos parecen ser personas que no tienen hueco entre la sociedad y deben de ser recluidos y condenados a la soledad. El caso de los ancianos es mucho más doloroso, ya que ellos no han cometido delito alguno, sólo ya no son útiles para la sociedad y se han convertido en un estorbo. Es duro, pero la alta esperanza de vida actual nos está llevando a estos extremos. Sólo espero no tener que llevar jamás a un familiar mío a un geriátrico ni acabar mis días allí dentro.


Arrugas es un cómic de Paco Roca (con el que ganó el premio Nacional de Cómic en 2008) que fue adaptado a la gran pantalla por Ignacio Ferreras. Ambas obras comparten una visión valiente de la tercera edad. Ambas afrontan la terrible soledad de sus protagonistas y no caen en el error de intentar suavizar artificialmente los hechos narrados ni buscar la lágrima fácil (cosa que, al menos en mi caso, sí consiguió). Arrugas emparenta directamente con ese cine de animación que tiene en films como Cuando el viento sopla o La tumba de las luciérnagas sus mayores exponentes. A pesar del amable aspecto visual, los temas tratados son de una terrible dureza. Con un dibujo sencillo (heredero del anime japonés) y una limpieza en los trazos, el film se apodera del espectador y pronto le pone el corazón en un puño. Sin alardes técnicos innecesarios y una estupenda presentación de personajes, el film atrapa al espectador sin remisión.

La soledad y el daño provocado por una enfermedad tan terrible como el Alzheimer son el eje central del film. Si la memoria es parte fundamental de nuestra personalidad, los enfermos de Alzheimer no sólo pierden sus recuerdos sino que pierden también su personalidad. En Arrugas también hay hueco para la amistad y la camaradería, siendo casi un film de colegas en apuros (aunque sean ancianos) o incluso del subgénero de fugas. Debo destacar a la pareja formada por los ancianos Emilio y Miguel (tan opuestos entre sí como necesarios el uno para el otro), en mi opinión es una de las mejores del cine español de los últimos años. Es una extraña pareja atrapada que intentará evadirse de la rutina hasta que el avance de la enfermedad sea ya irreversible. Desean seguir viviendo mientras sean capaces de saber quienes han sido. También el tema del sacrificio por los demás está tratado de forma admirable.

No son pocas las veces en las que la emoción se asomó a mis ojos en forma de lágrimas. Sólo por la ternura y la valentía con la que se abordan la vejez y la muerte (muy lejos del paternalismo y la ñoñería de Disney) vale la pena ver esta estupenda película.

7,5

sábado, 8 de febrero de 2014

El consejero


Cormac McCarthy es un buen escritor (suyas son las novelas La Carretera o No es país para viejos que han tenido más que aceptables adaptaciones al cine) pero como guionista deja bastante que desear. McCarthy parece no haberse dado cuenta que de una mala novela se puede hacer una excelente película (en eso era un genio Hitchcock) y de una buena novela se puede hace una pésima película (lo más habitual). Son medios distintos con técnicas narrativas distintas.

 La historia de El consejero no es nada nuevo pero el guión de Cormac McCarthy es todo un despropósito: aburrido y lioso a partes iguales. Lleno de personajes con mucho atractivo potencial que no es desarrollado. Tampoco la dirección de Ridley Scott (que debería haberse retirado hace varios lustros) ayuda demasiado. Scott está muy mayor y ya no es capaz de sacar partido a este tipo de historias, se queda en la superficie y no profundiza en las motivaciones de los personajes ni sabe narrar una historia de forma que atrape al espectador. Scott se queda en la bella fotografía y se limita a dejar hablar a los personajes en unos interminables y anodinos diálogos que se supone deberían de ser interesantes pero al espectador sólo le provocan bostezos. ¿A qué viene la anécdota del parabrisas? ¿Para qué un diálogo tan largo sobre diamantes? ¿Qué aporta el enfrentamiento en el club entre el abogado y un antiguo cliente? Demasiados caminos que no llevan a ninguna parte y demasiados callejones sin salida.


Por suerte, el film no dura 3 horas, con 2 le es más que suficiente a Scott para aburrirnos soberanamente. Sirva de ejemplo la ridícula cháchara que el personaje de Rubén Blades suelta por teléfono, su interlocutor acaba llorando no sabemos si por la tensión del momento o por la sarta de idioteces que tiene que oír. Opino que esta historia se podría haber narrado de otra manera y haberle dado un ritmo del cual carece totalmente. Una pena.

El Consejero es el típico ejemplo de película en la que las interpretaciones están mejor que la película en sí. Mala cosa que ocurre mucho últimamente. Con este plantel de buenos actores y estrellas de renombre tenemos unas interpretaciones aceptables que consiguen levantar una historia que se cae por su propio e inconsistente peso. Tampoco es que los actores den lo mejor de sí, están correctos y punto. Ni Michael Fassbender ni Brad Pitt están al nivel habitual, ambos están infinitamente mejor en 12 años de esclavitud. Aquí se dedican a sacar su estela de estrella a relucir y poco más. Tampoco la pareja Javier Bardem (que parece encasillado en personajes horteras) y Penélope Cruz (encasillada en mujer florero) dan lo mejor de sí. Me gustó Cameron Díaz, creo que es la primera vez que la veo actuar. Está bien en su papel de arpía implacable, ya se le van notando los años y ya era hora de empezar a tomarse en serio lo de actuar. Nunca es tarde si la dicha es buena aunque sea en films tan malos cono el que nos ocupa.

El consejero es una mala película, aburrida y totalmente fallida.

4

viernes, 7 de febrero de 2014

Lore


Al comentar hace poco La ladrona de libros indiqué que me parecía un film sin personalidad que buscaba contentar al mayor número de público posible. Todo lo contrario de Lore. El tema de la infancia y la supervivencia ambientado en la Segunda Guerra Mundial está tratado aquí de forma totalmente distinta y , a mi entender, mucho más lograda.

Lore se inicia con el sueño de una joven adolescente que es interrumpido por la llegada de su padre a toda prisa. Hitler ha muerto y la guerra se ha perdido. La vida de esta acomodada familia cuyo padre es un destacado miembro del ejército nazi ya nunca será igual. La huida en busca de un anonimato que les salve la vida será el inicio de toda una epopeya por la supervivencia. Como en toda buena road movie, el viaje no será sólo físico, para nuestra protagonista será también un viaje iniciático en el que descubrirá que todo en lo que creía era mentira. Por el camino, la joven Lore deberá hacerse cargo de sus cuatro hermanos menores mientras cruzan las zonas en las que los aliados dividieron Alemania sorteando todo tipo de peligros. Lore tomará conciencia de las atrocidades cometidas por su padre y será consciente de las reacciones que provoca su cuerpo en los hombres. La adolescencia es siempre una etapa difícil de la vida pero lo es aún mucho más en una postguerra.

Lore no es un film que pretenda agradar, más bien busca contar unos hechos que normalmente no son contados. La historia la narran los vencedores y el bando perdedor pocas veces tiene opción a contar sus penurias. Lore me recordó a El hundimiento (excelente film) en cuanto que los protagonistas son fieles seguidores de Hitler y ven derrumbarse su sueño. No es fácil empatizar con los nazis, pero tanto el hundimiento como Lore consiguen que sintamos su zozobra hacia el final de la guerra (lo cual no quiere decir que nos identifiquemos con su ideología). ¿En qué creer cuando todo tu mundo se desmorona y descubres que todo en lo que habías creído es mentira? Por suerte, a la cabeza del reparto tenemos a la joven Saskia Rosendahl que plasma perfectamente la evolución de su personaje.

Cate Shortland aporta una mirada casi poética la historia cercana al mejor Terrence Malick (el menos aburrido). Apoyada en una exquisita fotografía Shortland consigue momentos de gran belleza visual así como momentos de gran tensión. Su film no hace concesiones pero tampoco se recrea innecesariamente el lado más escabroso de la guerra. Su equilibrio entre el intimismo y la crueldad del mundo exterior me pareció todo un acierto que es muy de agradecer. El film mantiene el interés en todo momento y tiene momentos de buen cine.

Recomendable.
7

miércoles, 5 de febrero de 2014

Plan de Escape (Escape Plan)


A estas alturas del partido ¿tienen sentido este tipo de películas?. Puede que Stallone esté viviendo una segunda juventud con su saga de Los mercenarios y no voy a negar que volver a juntar a Stallone y Schwarzenegger podría ser una buena idea. Sin embargo, no hay en Plan de escape casi nada de la ironía y la autoparodia de Los mercenarios.

Los grandes héroes del cine de acción de los años 80 Stallone y Schwarzenegger se resisten a la jubilación y siguen insistiendo en una fórmula que les ha dió muy buenos resultados en el pasado. Error. No parecen darse cuenta que su tiempo se acabó y que el cine de acción va (o debería ir) por otros derroteros. Plan de Escape es la misma película que llevan rodando demasiadas décadas. No hay factor sorpresa ni ningún elemento que invite a verla excepto ver juntos a estos dos héroes del cine de acción de los ochenta.

Stallone toma el protagonismo una vez más mientras Schwarzenegger parece contentarse con un papel algo menos estelar. Stallone sigue con su eterno personaje del héroe que arrastra un trauma del pasado. Esta vez es un tipo listo que se dedica a probar los fallos de seguridad de las prisiones fugándose de ellas, ahí es nada. Una premisa argumental delirante que se pasa por alto sin problemas en este tipo de cine. Todos sabemos a lo que nos exponemos cuando el amigo Sly sale en pantalla. Los continuos dislates e incongruencias del guión son demasiado como para enumerarlos ahora (lo del sextante es de risa) y como película de fugas es bastante floja e inverosímil. Nada que ver con maravillas como La gran evasión o Fuga de Alcatraz. Plan de escape se parece más a Encerrado.
 Todo lo anterior sería perdonable si el film tuviera un ritmo endiablado o unas escenas de acción trepidantes. Nada de ello ocurre. El desarrollo del film no puede ser más obvio y las escenas de acción no pueden ser más rutinarias. Si no fuera por lo mayores que están Stallone y Schwarzenegger, yo diría que este film es de 1988. Peor aún, los efectos especiales por ordenador cantan bastante y parecen realmente de 1988. Todo el apartado visual es bastante cochambroso, los decorados y el diseño de la prisión me parecieron muy cutres y poco originales. Como si se hubieran quedado sin dinero un mes antes de empezar a rodar. Es tan poco original que los guardias de la prisión son un calco de los policias del film de George Lucas THX 1138.




Ni siquiera el villano es un villano a la altura, el pobre Jim Caviezel está fatal en su personaje de alcaide de la prisión. A mí me gusta este actor pero aquí está totalmente descolocado y fuera de lugar. Casi lo mismo puede de decir del bueno de Sam Neill, su personaje parece escrito a toda prisa el último día de rodaje para dar algo de coherencia a la trama (cosa que no consigue).
 Por cierto, no puedo dejar de comentar el hecho de que esta vez se ha sustituido al típico secundario de color por el secundario musulmán. Para que no se diga que en Hollywood tiene prejuicios ni son racistas. Obviamente es un personaje que cumple su misión en el guión y es eliminado en el momento oportuno de la trama. Todos sabemos cuando va a morir el compañero negro del héroe, pues aquí todos tenemos claro cuando iba a morir el compañero musulmán (no sin antes cambiar de bando y dar la vida por la causa, que lo de inmolarse por un bien superior parece que lo tienen muy bien aprendido). La verdad es que el tratamiento de los elementos religiosos en esta película es un desastre.

¿Y como están estas viejas glorias del cine de nuestra infancia? pues en su línea, Stallone sigue con su eterno rictus y su ceja levantada mientras a  Schwarzenegger se le nota muy mayor. Es una pena que el pobre guión no haya sabido aprovechar la faceta irónica de estos dos tipos. Sólo hay un momento de humor destacable (el de la cámara de televisión) en un film que debería estar plagado de ironía.

 El tipo al timón de este desaguisado es el sueco Mikael Hafström, responsable de otros grandes fiascos como 1408 o El rito. Parece que para este proyecto no se buscaba a un director con personalidad propia. Hafström cumple a la perfección su encargo y entrega un film impersonal y desastroso que ni siquiera ha sido el gran éxito comercial que se esperaba. Me alegro.

Plan de escape llega tres décadas tarde y sólo gustará a los fans menos exigentes del caduco cine de acción de Stallone y Schwarzenegger.
3,5

domingo, 2 de febrero de 2014

Adiós a Philip Seymour Hoffman


Se ha ido uno de los mejores actores de su generación y uno de mis actores favoritos. Vaya desde aquí un sentido adiós a este grandísimo actor que tantas veces nos hizo disfrutar con su talento.