martes, 27 de mayo de 2014

Non-Stop (Sin escalas)


Jaume Collet-Serra (La casa de cera, La huérfana, Sin identidad) sigue labrándose una carrera en Hollywood como más que correcto director de películas de entretenimiento. Non-stop es su nueva propuesta. Una claustrofóbica y tensa película sobre el secuestro de un avión.

 Es indudable que algo cambió tras el 11-S, lamentablemente nuestra percepción de seguridad ya nunca será la misma. La paranoia por la seguridad se ha llevado a extremos injustificados muchas veces y se ha preferido perder libertad en pos de la seguridad. Todo ellos lo ha provocado el miedo, un miedo que atentados como el 11-S o el 11-M han demostrado que no es del todo injustificado.
 En el film, la inclusión de un pasajero musulmán en el pasaje hace que instantáneamente todas las sospechas recaigan sobre él. Puede que no sea políticamente correcto pero es inevitable no pensar en él como primer sospechoso. Toda esta psicosis por la seguridad es muy bien aprovechada para hacernos pasar un buen rato. También está correctamente desarrollada la paranoica obsesión del protagonista por encontrar al villano de turno.

 Como era de esperar, el guión tiene algunos agujeros que es mejor pasar por alto si el espectador quiere pasárselo bien. Este tipo de película no soportan un análisis pormenorizado de los hechos mostrados y Non-stop no iba a ser una excepción.  Tampoco es una excepción en la inclusión de demasiados tópicos más vistos que el tebeo. Primeramente tenemos a un héroe que no pasa por su mejor momento. En la mejor tradición de los personajes de Stallone, nuestro héroe arrastra un trauma que deberá de superar mientras, a la vez, intenta salvar al pasaje de un avión a nueve mil metros de altura en mitad del océano. No sólo eso, incluso tendrá la oportunidad de resarcirse de la tragedia acontecida a su hija fallecida. Nuestro héroe expiará sus culpas, salvará a todo el mundo, limpiará su nombre y encontrará el amor. Demasiado hasta para el bueno de Stallone o Bruce Willis.

 En cuanto a los actores, Liam Neeson cumple aunque corre el peligro de encasillarse en este tipo de thrillers. Por su parte, Julianne Moore está correcta en un papel alimenticio que le habrá reportado un buen cheque y poco esfuerzo interpretativo. La verdad es que su personaje está metido con calzador y aporta bastante poco para una actriz de la talla de la señora Moore. Al menos, no han optado por una jovencita florero para acompañar al afligido héroe.


Collet-Serra no busca ser recordado por su trabajo, sólo busca entretener al público y parece ser que lo consigue con cada una de sus películas. No innova ni parece tener un estilo propio. Cumple su objetivo. Yo sigo esperando una película más personal de este eficiente artesano para saber si estamos ante un director importante o sólo un tipo cumplidor (que no es poco con la ingente cantidad de basura que nos llega desde el otro lado del Atlántico en forma de blockbuster).

Non-stop se ve sin problemas, entretiene y se olvida al rato. Recomendable sólo para los que no le tengan miedo a volar.

5

sábado, 24 de mayo de 2014

Stockholm


 Una noche de fiesta, dos jóvenes se conocen. Pese al rechazo inicial de ella, ambos inician una conversación de camino a casa.

 Está visto que la crisis no puede con la creatividad, sino que, más bien, la potencia. Puede que el dinero no fluya como antes pero eso hace que el ingenio se agudice. Stockholm es la primera película como director de Rodrigo Sorogoyen, quien ya dirigió en 2008 8 citas conjuntamente con Peris Romano.

 Para la elaboración de Stockholm, Sorogoyen ha contado con la financiación de familiares, amigos y hasta colectas en internet. Todo para conseguir los 78.000 euros que ha costado esta película en la que ningún miembro del equipo cobró un céntimo. Eso se llama amor al arte y lo demás son tonterías. Que no están los presupuestos generales del estado ni las subvenciones como para tirar cohetes y financiar historia de jóvenes de fiesta. Sin embargo, esta historia merecía ser contada y si nadie quiso producir esta película es que la industria del cine en este país está en manos de completos idiotas. Casi mejor así, es posible que algún productor ávido de beneficios hubiera modificado este proyecto hasta dejarlo irreconocible.


Con muy pocos medios pero con una buena historia y muchas ganas  Rodrigo Sorogoyen ha logrado parir esta estupenda película que nos ocupa. No hace falta un gran presupuesto para llegar a conquistar al espectador, es suficiente con una historia cercana en la que todos nos podamos ver reflejados en mayor o menor medida. Y exactamente eso que le puede pasar a una inmensa mayoría de nosotros. Esta historia de dos jóvenes que se conocen una noche de fiesta nos llega debido a que es veraz y a todos nos ha pasado alguna vez algo parecido. ¿Qué chico no ha hecho el idiota por una chica? ¿Qué chica no ha espantado algún pesado? ¿A quién no le gusta que le digan que están enamorado de él/ella?

 Stockholm no es un film sobre excesos nocturnos (ya tenemos muchas películas sobre el tema) ni es una comedia alocada sobre adolescentes. Stockholm es un rara avis, una película que no trata a los jóvenes como simples imbéciles en busca de evasión sino que es un reflejo de cómo somos los seres humanos. Somos capaces de cualquier cosa por conseguir nuestro objetivo pero, cuando lo hemos conseguido, mostramos  nuestra verdadera personalidad. Los personajes protagonistas (de los cuales no sabemos ni siquiera los nombres) nos muestran en el transcurso de unas horas la evolución de toda pareja con el curso de los años. Del cortejo inicial y el enamoramiento pasamos a la decepción y el desengaño. También es un film que trata sobre cómo a veces nos dejamos engañar.
Viendo el film me vinieron a la mente varios refranes como Prometer hasta meter, Por la noche todos los gatos son pardos o Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Verdades como templos salidas de la sabiduría popular.

 El tour de force interpretativo entre Aura Garrido y Javier Pereira es la clave que hace verosímil las situaciones retratadas en un guión excelente lleno de matices . Los diálogos se hacen fluidos y creíbles gracias al buen hacer de estos dos jóvenes actores. Javier Pereira ganó el Goya a mejor actor revelación pero a mí quien me cautivó fue Aura Garrido. Esta joven actriz posee una de las miradas más fascinantes del cine español y una gran versatilidad de registros, expresando la fragilidad y vulnerabilidad en un segundo y al siguiente fuerza y determinación. Su escena en el baño me pareció de una de las más intensas de los últimos años. Gran trabajo de Aura Garrido a la que seguiremos la pista con sumo interés a partir de ahora.

 No es que Stockholm nos cuente algo que no sepamos, pero lo hace con una mirada muy original y un estilo propio. Todo un lujo en los tiempos que corren con tanta fotocopia y tanto photoshop aplicado a las emociones. Aquellos a los que no les gusten las películas con pocos actores y mucho diálogo mejor se abstienen de ver esta película, ellos se lo pierden.

7

lunes, 19 de mayo de 2014

La Venus de las pieles (La vénus a la fourrure)



 A sus 80 años, Roman Polanski tiene ya muy poco que demostrar. Con una carrera tan extensa y con un ramillete de obras maestras bajo el brazo, el viejo y polémico director no parece dispuesto a rendirse ni a vivir de las rentas. Que a estas alturas Polanski se embarque en un proyecto así de arriesgado me parece digno de elogio.

La venus de las pieles es una adaptación de la obra de teatro del mismo nombre de David Ives que consta de dos únicos actores en un teatro sin parar de hablar. El viejo zorro Polanski parece el director ideal para este proyecto ya que ha demostrado en el pasado su indudable arte a la hora de ofrecernos buen cine con pocos actores y pocas localizaciones. Films como Repulsión, El cuchillo en el agua, La muerte y la doncella o Un dios salvaje dan buena fe de ello.

 Quizás no sea una premisa muy alentadora para el espectador medio, pero en las manos adecuadas se convierte en un estimulante juego de seducción y dominación. El film es un fluido y adictivo diálogo en el que la ficción y la realidad se irán fusionando cada vez más hasta que sea imposible saber si lo que estamos viendo forma parte de la representación del texto o de sus propias vidas. ¿Son los personajes los que hablan a través de los actores o son los actores los que se aprovechan del texto para mostrar sus sentimientos?.  El juego que se establece entre los personajes traspasa lo que era un mero casting y acaba siendo un ejemplar homenaje a las artes escénicas y a quienes las hacen posibles. Desde los escritores a los actores pasando por los directores teatrales, el film es un ejercicio de merecido reconocimiento a todos ellos. No sólo eso, también reivindica a las musas, esas mujeres que siempre han inspirado las más bellas obras de arte realizadas por hombres.

Polanski dirige con maestría y pulso firme. Me gustó el uso de los pocos recursos de los que dispone haciendo gala de ese lema que dice Menos es más.  Su mayor logro es conseguir que nos apasionen tanto la obra que representan los personajes como su propia historia personal (ambas avanzan en paralelo). A pesar del largo diálogo entre estos dos únicos personajes, el ritmo y el interés no decaen.

 Puede que el libo de Leopold von Sacher-Masoch (quien dio nombre al masoquismo), la obra de teatro y el film hayan salido de mentes masculinas pero el mensaje es claramente feminista. Las mujeres son retratadas como mucho más inteligentes que los hombres, quedando éstos como unos peleles. A pesar de la inicial superioridad del personaje masculino (un prestigioso director teatral) sobre una modesta actriz de tercera, las tornas se irán cambiando y la inicial desidia hacia esta vulgar mujer se tornará en fascinación. La magia del teatro convertirá a esta actriz en la candidata ideal y el director entrará en un peligroso juego de dominación a la par que el personaje que representa. Las fronteras entre realidad y ficción se diluyen hasta llegar a un onírico final que quizás defraude a muchos (entre los que me incluyo). Una pena.


 Toda esta evolución no sería verosímil si no se cimentara en unos buenos actores (no hay mucho más en lo que basarse). Tanto Mathieu Amalric como Emmanuelle Seigner me resultaron perfectos en sus papeles. Ambos están en sus mejores interpretaciones hasta la fecha. El film se hubiera venido abajo si su trabajo no hubiera estado a la altura. En especial, me sorprendió Emmanuelle Seigner, a la que siempre he considerado una actriz del montón que tuvo la suerte de casarse con un director de renombre (de hecho, sus papeles más destacados son en las películas de su marido). Sin embargo, Seigner aquí despliega una serie registros que la convierten en una actriz a tener en cuenta. Ahora que pasa de la cincuentena ya es hora irse desprendiendo de su imagen de mujer fatal. Reconozco que me gustó mucho en su complejo y contradictorio personaje. Seigner es capaz de hacer creíble el peligroso juego que se establece entre su personaje y el de Amalric. Por cierto, Amalric tampoco es santo de mi devoción pero aquí me convenció desde el principio.

Viendo el film me vino a la mente la idea de si Polanski no había vertido algo de sí mismo en el personaje del director teatral. No es difícil encontrar paralelismos entre el personaje de Almaric y el propio Polanski, aparte de un cierto parecido físico. Conocida es su fascinación de Polanski por las mujeres (más de un quebradero de cabeza le ha traído) e incluso aquí ha contado una vez más con su actual pareja y musa como protagonista. Así pues, creo que algo de autobiográfico se puede intuir en esta película.

 Resumiendo, La Venus de las pieles es una alabanza al noble arte del teatro y un fiel reflejo de las pasiones humanas.

6

jueves, 15 de mayo de 2014

Only lovers left alive


El veterano director Jim Jarmusch nos ofrece esta peculiar historia de vampiros en los que estos seres fantásticos han perdido la razón de su existencia.

 Jim Jarmusch es uno de los máximos exponentes del cine independiente de las últimas décadas. Por suerte para nosotros sigue siendo fiel a su estilo: ritmo pausado, mezcla de géneros, sutil humor negro, sus protagonistas siguen siendo unos inadaptados con ganas de hablar y la música es parte fundamental de la película.
 Los vampiros de este film son presentados como decadentes estrellas del rock que coleccionan guitarras antiguas y usan el iPhone para comunicarse: su tiempo ha pasado y han perdido toda razón de ser. Son seres cultos y refinados que ya no tienen cabida en un mundo desolado por la necedad y la estupidez humana. Viven recluidos y ni siquiera atacan a humanos para conseguir su preciado alimento, los avances tecnológicos y el mercado negro se encargan de ello. Todo ello ha hecho que casi olviden su naturaleza depredadora, su instinto cazador ha sido reprimido durante demasiado tiempo. Los vampiros consideran a los humanos como zombies que desaprovechan su tiempo en el mundo con banalidades. Los vampiros han sido los verdaderos grandes artistas en la sombra mientras los humanos se han dedicado a destruir el planeta.


El hecho de que la pareja protagonista esté formado por dos vampiros tan opuestos me resultó muy agradable. Mientras Adam (Tom Hiddleston) viste totalmente de negro y vive recluido en la ciudad en ruinas de Detroit (toda una metáfora del mundo actual) su amada Eve (Tilda Swinton) viste de colores claros y vive en Tánger. Adam está profundamente deprimido, ya no ve un sentido a la vida y tiene serios impulsos suicidas. Quizás el volver a encontrarse con su amada le infunda las ganas necesarias para seguir afrontando la eternidad. Es un concepto interesante el de que la eternidad puede ser verdaderamente aburrida.  Por cierto, ¿es causal el nombre de esta pareja de vampiros?

  Esta peculiar visión de los vampiros me sedujo desde el primer momento. Se dedica a romper todos los manidos tópicos sobre estos seres ficticios a la vez que nos ofrece una amarga visión de nuestro mundo. Puede que los vampiros sean un reflejo de las personas que buscan (buscamos) algo de belleza en este mundo tan materialista. Una vez más el cine de ciencia ficción sirve para mostrarnos nuestras miserias. Puede que Only lovers left alive no sea más que una elaborada metáfora de la decadencia de la sociedad occidental.
Reconozco que el estilo pausado y retórico del film no se me hizo pesado. Supongo que a ello ha contribuido el hecho de contar con una pareja de actores que desprende un singular magnetismo en la pantalla. Tanto Tilda Swinton (hay que ver el físico tan extraño que tiene esta señora) como Tom Hiddleston (el Loki de Los vengadores o Thor) están excelentes en sus lánguidos personajes. También Mia Wasikowska (Stoker) y el veterano John Hurt (Alien, The Snowpiercer) están muy bien en unos breves pero transcendentes personajes.

 Probablemente el film  no sea un éxito comercial y se convierta en un film de culto, uno más, dentro de la filmografía de su director. Pues vale. Only lovers left alive es una de las mejores propuestas sobre el mito vampírico de los últimos años junto con Byzantium.

6'5

martes, 13 de mayo de 2014

Una vida en tres días (Labor day)



 Jason Reitman es un tipo al que conviene seguirle la pista. Ya con su primera película Gracias por fumar nos dejó un agradable sabor a ironía que continuó con Juno, Up in the air y Young adult. Sus películas huyen de los convencionalismos aunque la amargura va ganando gradualmente terreno en su filmografía. Su última propuesta es Labor day en la que narra la historia de una madre y su hijo que son secuestrados por un preso fugado.

 La historia no es novedosa, ya hemos visto cientos de películas sobre presos fugados, pero el enfoque y las interpretaciones salvan a este film de la mediocridad. Reitman nos ofrece una estimulante historia sobre personas atrapadas y segundas oportunidades. Dejando de lado la ironía, dota a su film de un toque romántico que puede que a algunos espectadores le resulte forzado pero a mí me agradó. No llega a ser un pastelón pero entiendo que la trama puede llegar a hacerse un tanto inverosímil.
 Sin embargo, para darle credibilidad a la historia tenemos a una Kate Winslet que lleva una década dando una lección en cada interpretación que realiza. Su personaje de madre deprimida con un hijo en la pre adolescencia es lo que realmente mantiene en pie este inconsistente castillo de naipes melodramático. Ella es el motor del film y sólo por ella vale la pena dedicarle tiempo a la propuesta más almibarada de su director. Lo que podría ser perfectamente un simple telefilm es elevado a la categoría de drama de primera gracias al buen hacer de la Winslet, quien consigue dar credibilidad a una historia un tanto inverosímil. Puede que sólo ella y un ramillete de actrices actuales pudieran hacer creíble a este sufrido personaje que pasa de ser una víctima involuntaria a cómplice convencida. A través de sus ojos sentimos la frustración y el miedo de su personaje así como su deseo de escapar de sus problemas.

 Pero Winslet no está sola, también el personaje de Josh Brolin tiene bastante miga. Ambos son dos personajes prisioneros que buscan una salida. Sus prisiones son distintas, la de ella es una prisión psicológica y social mientras la de él es una prisión física. Teniendo ciertos elementos en común no es de extrañar que reconozcan cada uno en el otro a su alma gemela. Su curiosa relación está muy bien reflejada en pantalla y la evolución de sus sentimientos (por paradójicos que parezcan) no se hace forzada a ojos del espectador. Reitman se muestra un director más que solvente a la hora de narrar de forma bastante clásica esta historia, su film tiene un ritmo acertado y unos  agradables giros argumentales.

 Siendo los secundarios una de las bazas del cine de Reitman, aquí destaco el personaje del hijo y cómo están abordados los problemas típicos de su edad: la relación con su madre, la inseguridad, la influencia de los amigos, los primeros amores. También su peculiar compañera de colegio me resultó un personaje bastante refrescante, muy alejado de los estereotipos de jóvenes que solemos ver en las películas americanas.

Reitman nos ofrece una estimulante historia sobre personas atrapadas y segundas oportunidades.
 A pesar de lo obvio de la trama y cierto tufillo romántico, el film se me hizo ameno y me entretuvo.

6,5

jueves, 8 de mayo de 2014

Rompenieves (Snowpiercer)


El director surcoreano Bong Joon-ho, responsable de Memories of murder y The host, nos ofrece ahora esta peculiar película de ciencia ficción basada en el cómic francés Le Transperceneige. The snowpiercer nos presenta un mundo post apocalíptico tras un intento de revertir el cambio climático que sale francamente mal y en el que los pocos supervivientes viven en un tren en constante movimiento.




Me encantan las películas que transcurren en trenes, me parece un medio de transporte que es todo un mundo en sí mismo. Me vienen a la cabeza películas como El tren, Extraños en un tren, Asesinato en el Orient express, Tren al infierno o El puente de Cassandra. También me gustan las peliculas post apocalípticas cuando tienen algo de miga y no sólo efectos especiales. Así pues, esta película tenía de partida bastantes puntos a su favor.

 Como toda buena película de ciencia ficción que se precie,  sirve como metáfora de los problemas actuales de la sociedad. Admito que su premisa argumental (todos los supervivientes acinados en un tren siempre en marcha) es bastante inverosímil, pero cosas peores hemos visto y creído en una pantalla. Si el espectador hace el pequeño esfuerzo de meterse en la trama, su metáfora sobre la sociedad actual resulta de lo más gratificante. ¿Es el tren una metáfora del capitalismo imparable?. En el tren del film asistimos a una sociedad dividida en clases en las que los ricos y poderosos no permiten que los pobres salgan de sus vagones, cada uno debe cumplir su rol en la sociedad. Si te ha tocado nacer y vivir en un vagón de cola, estas jodido. Obviamente habrá quién no se resigne a la pobreza y de ahí el conflicto de clases que plantea el film.
 No hay que ser filósofo para ver el paralelismo entre nuestras fronteras actuales y las puertas de los vagones. Tampoco hay que ser muy listo para intuir cierta crítica al uso de la fuerza para evitar que los pobres escapen de la pobreza en busca de un futuro mejor. Los recientes sucesos en la tristemente célebre valla de Melilla no difieren mucho de algunas escenas de este film. 
 También creo que hay que destacar cómo está tratado el tema de la educación y el control de las masas para que cada uno cumpla su rol en la sociedad. Igualmente el liderazgo y la capacidad de sacrificio son temas sobre los que el film tiene algo interesante que aportar.
Vamos, que bajo la apariencia de un film apocalíptico del montón tenemos una arriesgada película que intenta aunar entretenimiento y una sobria reflexión sobre la condición humana. Que lo consiga es opinable.

 Durente el visionado del film me vinieron a la mente otras películas de ciencia ficción con las que comparte algún punto en común. Me refiero a films como Soylent green (Cuando el futuro nos alcance) o Matrix. Por suerte, Snowpiercer no es una mera copia ni un conglomerado de ideas robadas y aporta bastantes elementos de interés. Me resultó muy estimulante ese enfoque pesimista sobre la condición humana cercano al mostrado en Blindness.

Que nadie se engañe por la aparición de Chris Evans, no estamos ante un film Hollywoodense palomitero al estilo del Capitan América. Estamos ante un film coreano y como tal es violento y excesivo. Una trama irregular y descompondensada pero atractiva. Al final Bong Joon-ho pierde un poco los papeles y su violencia excesivamente coreografiada perjudica un poco la credibilidad de los hechos mostrados. Ya sabemos como se las gastan los coreanos. También unos efectos especiales algo mejorables en algún momento le hacen perder enteros al film.

 Los actores están correctos, tanto John Hurt como como Jamie Bell están bastante creíbles. Sin embargo es Chris Evans el que me sorprendió gratamente. Este muchacho demuestra con este proyecto que es algo más que una montaña de músculos y que no le teme al riesgo. La que tampoco le teme al riesgo es Tilda Swinton aunque en esta ocasión su personaje resulte bastante ridículo, siendo lo peor del film. Tanto su caracterización (esas gafas y esa dentadura son de traca) como su sobreactuada interpretación (casi una caricatura de Margaret Tatcher) dejan ver esa vena histriónica que a veces le sale a Bong Joon-ho.

   Snowpiercer no es una gran película pero sí es una estimulante propuesta post apocalíptica que os hará pasar un buen rato.


6,5

miércoles, 7 de mayo de 2014

Danger Mouse, Daniele Luppi + Norah Jones: Season's Trees

En 2011 se publicó este extraño proyecto llamado Rome en el que el productor Danger Mouse y el compositor italiano Daniele Luppi rendían homenaje a la música de los Spaguetti western y, en especial, a Ennio Morricone. En el disco también colaboraron Jack White y Norah Jones. Aquí os dejo con esta joya llamada Season's trees.


 Por si no lo sabes, Danger Mouse (cuyo verdadero nombre es Brian Burton) fue el creador junto a Cee Lo Green de Gnarls barkley y ha sido productor entre otros de Gorillaz, BeckThe black keys, Norah Jones y U2 (aunque es muy posible que esto último nunca llegue a ver la luz ya que los de U2 no quedaron satisfechos con el resultado, así de perdidos están los irlandeses).

lunes, 5 de mayo de 2014

True detective


 Que actualmente se hace mejor televisión que cine es un hecho inapelable. La que siempre fue la caja tonta ha tomado la delantera a su hermano mayor y le ha dejado a la altura del barro.


 Pongámonos en antecedentes, durante décadas las series de televisión eran un puro divertimento para toda la familia. Las series estaban formadas por episodios autoconclusivos que no exigían ningún esfuerzo del espectador, sus tramas eran sencillas y no pasaba nada si te perdías un episodio. Lo mismo se podía decir de los culebrones, esos insufribles seriales en los que la acción ocurría tan lentamente que no pasaba nada si sólo veías uno de cada diez (o incluso cien) episodios.

 Pero algo cambió a principios de los años 90 de la mano de David Lynch y su Twin Peaks. Lynch introdujo el surrealismo en el mundo televisivo. Lo onírico y lo perverso se dieron la mano en una serie mítica que batió records de audiencia. Sin embargo, En su loable afán por romper moldes, Lynch descubrió quien mató a Laura Palmer en el episodio catorce, dando al público lo que tanto ansiaba, pero el resto de tramas continuaban. Las pesquisas por descubrir al asesino eran sólo una excusa para mostrarnos el fascinante y complejo universo de Twin Peaks. El público ya tenía a su asesino pero los ases en la manga que Lynch se guardaba no fueron suficientes para mantener el interés. Quizás Lynch pecó de ingenuo o pretencioso al pensar que la serie podría seguir atrayendo al público una vez que el gran misterio estuviera resuelto. Lynch no fue capaz de mantener el interés y cada vez los episodios eran más inclasificables hasta que fue finalmente cancelada por su baja audiencia. El último episodio fue realmente alucinante, puede que muchos espectadores no lo entendieran pero seguro que no lo olvidarán en su vida.

Twin Peaks demostró que otra televisión era posible. Fue durante la década de los 90 cuando se gestó la época dorada de la televisión que ahora vivimos. Me vienen a la mente series como Doctor en Alaska, Urgencias o Friends como grandes series de la época.

 El auge de la televisión por cable, la piratería y la caída en picado de las recaudaciones en las salas de cine han originado un éxodo masivo de talento hacia la televisión. Bienvenido sea. El formato de las series permite un desarrollo de personajes mucho mayor (sólo por el simple hecho de disponer de mucho más tiempo) permitiendo el desarrollo de varias tramas de forma simultanea y una mayor identificación con los personajes.  Hay historias que se pueden narrar en 2 horas pero otras necesitan mucho más.



 En especial, las series de la cadena HBO son todo un delicatessen para cualquier aficionado no sólo a las series sino al buen cine. Roma, Los Soprano, The wire, A dos metros bajo tierra, Juego de Tronos, Boardwalk empire o Breaking bad son series de HBO que no tienen nada que envidiar a cualquier película que haya ganado el Oscar a mejor película en los últimos 15 años. Así de claro.

 El último ejemplo de gran serie televisiva de HBO es True detective. Ocho episodios de buen cine. Aparentemente, True detective sigue el esquema clásico de unos policías que investigan un extraño asesinato, como en Twin Peaks, nada nuevo bajo el sol del pantano. Las deudas a films como Seven o El silencio de los corderos siguen estando ahí, indelebles en todo thriller policíaco de los últimos lustros. Pero True detective juega con todos los tópicos posibles, los pervierte y los devuelve convertidos en algo distinto y original. Las situaciones son reconocibles pero la manera de resolverlas son simplemente admirables. El entorno rural sureño con la omnipresente industria química de fondo, pantanos, paletos, putas y fanáticos religiosos son el escenario de este caso.

 Otra baza imbatible de la serie es su pareja protagonista. No estamos ante la típica pareja de  compañeros, la pareja de detectives formada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson (ambos productores de la serie) no pueden ser más opuestos entre sí.

 El personaje de Martin Hart (Harrelson) parece tenerlo todo, una familia feliz y unas fuertes convicciones, sin embargo tras esa apariencia de buen padre de familia se esconde alguien que no vive de acuerdo a sus creencias. 
Por su lado, Rust Cohle (McConaughey) es un verdadero hijo de puta que no lo oculta, tiene una particular visión del universo y vive de acuerdo a ella, no engaña a nadie y menos a sí mismo. Ambos personajes chocarán frontalmente pero deberán unir fuerzas para resolver el caso. 
 Las típicas conversaciones de compañeros dentro del coche se tornan en ácidas reflexiones sobre la existencia. Uno podría pasarse horas oyendo discutir a este par de polis pecadores intentando hacer el trabajo de unos santos, pero el hábito no hace al monje. La evolución de la explosiva relación de estos detectives es el eje de la serie tanto o más que el macabro caso que deben resolver.

Hay momentos que me quedaron grabados y que me hicieron pensar que no estaba ante una serie más del montón que se emiten cada año. Os voy a poner sólo un ejemplo. En un momento dado, se establece una bizarra elipsis narrativa para simbolizar el paso de los años, las hijas de Hart lanzan algo a un árbol en mitad de un juego (no recuerdo ahora el objeto exacto). Cuando la cámara sube por el árbol vemos el coche en el que llega la familia a la casa y de él bajan las hijas de Hart ya crecidas. Sin ningún efecto especial ni un corte nos han narrado el paso del tiempo de una forma admirable. El uso de la ambientación musical en esta escena le confiere un significado casi tétrico, el espectador intuye que el paso del tiempo no ha traído nada bueno.

 Igualmente, el final del cuarto episodio evidencia que no estamos ante una serie más. Estamos ante un entretenimiento de gran calidad al que no le tiembla el pulso a la hora de planificar y rodar un complejo plano secuencia de 6 minutos. Todo un alarde técnico que puede que a muchos espectadores se les pasara por alto que, sin embargo, eleva la serie aún más al Olimpo de las series de la historia de la televisión.

 Lo más aterrador de la serie escrita por Nic Pizzolatto (quien ya colaboró en The killing y parece haber aprendido de los errores de ésta) y el director Cary Joji Fukunaga es la sensación de que el mal es real, que habita entre nosotros y que nosotros formamos parte de él lo queramos o no. Todo un hallazgo.

La peculiar estructura narrativa a base de interrogatorios en varias líneas temporales le confiere a la serie un peculiar ritmo que no decae en ningún momento sino que va mejorando conforme avanzan los episodios hasta una resolución que, por una vez, sorprende y no defrauda. Un final coherente y a la altura de lo esperado.


 Resumiendo, True detective son 8 episodios adictivos y fascinantes que nadie, os lo digo en serio, debería perderse.