sábado, 29 de noviembre de 2014

Primer teaser de Star wars: The Force awakens


 Por fin. Ya está aquí el primer teaser de la nueva película de Star Wars. El estreno de The force awakens no se producirá hasta diciembre de 2015 pero los de Disney (dueña de la franquicia) ya han lanzado este primer teaser para irnos poniendo los dientes largos, cosa que han conseguido sobradamente. La verdad es que el film de J.J. Abrams tiene una pinta estupenda, parece que aúna elementos de sobra conocidos de la saga original con la espectacular forma de rodar de Abrams. No olvidemos que Abrams es todo un experto en actualizaciones de clásicos como dejó claro con sus Star trek.

martes, 25 de noviembre de 2014

El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes)


Reconozco que nunca he sido un fan de la saga original del planeta de los simios. Sí me gustó mucho la primera cuando la vi de crío (mítico final) pero todas las secuelas me parecieron innecesarias y alguna de ellas realmente traída por los pelos. Aún así, me parecieron mejores que aquella estupidez que hizo Tim Burton hace ya unos años y que fue la señal inequívoca de que el talento de Burton se estaba esfumado rápidamente. En su afán de hacer rentables nuevamente viejas franquicias de sobra conocidas por el gran público, Hollywood volvió recientemente sobre El planeta de los simios con un más que aceptable blockbuster que, inevitablemente, ha dado origen a una nueva saga.

 Esta segunda película continúa por la senda iniciada con El origen del planeta de los simios. Estamos ante un cine comercial, un blockbuster veraniego que se toma en serio su tarea de entretener y ofrece una historia que, sin ser perfecta, aporta algo más que batallas sin sentido. Esta historia en manos de criminales como Michael Bay o Roland Emmerich hubiera sido una tontería monumental de efectos especiales. El director Matt Reeves (Monstruoso) salió de la factoría de JJ Abrams y como su mentor busca aunar espectáculo con calidad.

 Esta segunda parte avanza en la historia de cómo los simios acaban dominando el planeta Tierra. Para ello nada mejor que quitar de en medio a los molestos humanos gracias a un virus (mira qué oportuno con todo lo que está pasando con el ébola). Usando el manido pero efectivo recurso de los falsos noticieros, Reeves se carga a casi toda la humanidad durante los títulos de crédito.
No es nada novedoso lo de la epidemia, un recurso facilón que está siendo muy usado en el cine reciente. Desde Contagio a Worl War Z, los futuros apocalípticos están teniendo cada vez más su origen en epidemias. Es esta epidemia la que ha acabado con la civilización humana, quedando sólo unos pocos supervivientes.
 Por su parte, los simios han resultado ser inmunes y viven tranquilamente en sus dominios liderados por Cesar, su libertador. Pero el ser humano no es capaz de adaptarse a la vida en armonía con la naturaleza. Necesitados de los beneficios del progreso y obstinados en vivir en grandes ciudades, los humanos necesitan el confort que les otorga la electricidad. Lamentablemente, una antigua presa que podría ser la solución a los problemas humanos está en territorio simio. A mí esta premisa me recordó a las reservas indias y cómo los indios fueron masacrados por el hombre blanco en nombre del progreso. Algo así ya se plasmó recientemente, de forma mucho menos sutil, en Avatar.

 La historia no es ninguna maravilla pero deja entrever algunos interesantes aspectos sociológicos que siempre son de agradecer. Al contrario que en El señor de las moscas, en El amanecer del planeta de los simios no se profundiza en la forma de gobierno de las distintas comunidades. Ambos están regidos por dictaduras, no hay signos de democracia ni de ningún tipo de elección de los líderes.
 La cosa parece lógica viniendo de los simios (que se supone que son una civilización más primitiva y siguen a su macho alfa) pero los humanos parecen ganado dominado por un Gary Oldman que los gobierna a base de arengas y miedo. Excepto la inevitable bandera norteamericana, no hay signos evidentes del gobierno humano previo a la epidemia. No hay Parlamento ni oposición al poder o, al menos, no se nos muestra. Tampoco hay hueco para la superstición o la religión en ninguno de los dos bandos, algo que sería lógico. Entiendo han evitado todo tema religioso para no herir sensibilidades pero yo lo eché en falta en una sociedad que ha sobrevivido al Apocalipsis.
 En el bando simio sí se nos muestran unas normas básicas de convivencia (simio no mata a simio), unas pinturas que distinguen a los cazadores del resto y unos símbolos grabados en piedra (que emparentan directamente con el pasado de Cesar). Todo ello está basado en el culto al líder, lo que no evitará las luchas por el poder. Al final resulta que tanto humanos como simios son bastante similares, ambos se dejan llevar por el instinto gregario y las ansias de poder.

 Matt Reeves consigue atrapar el interés del espectador y que no decaiga en ningún momento. Ofrece planos de una gran espectacularidad a la vez que una trama lo suficientemente atractiva (sin ser tampoco ninguna maravilla). Me gustó cómo están definidos y cómo evolucionan los personajes simios. Sin embargo, los humanos resultan bastante planos y mal desarrollados en comparación con los simios. Tampoco es que los actores que los interpretan estén demasiado acertados.
En el set de rodaje usando técnicas de captura de movimiento.
 El personaje de Cesar recae en ese genio llamado Andy Serkins, un gran actor que se ha labrado una reputación sirviendo de modelo para la captura de movimiento para la animación por ordenador de personajes. Serkins ha sido Gollum, el capitán Haddock (Tintín) y King Kong. Aquí Serkins repite el papel de Cesar y vuelve a dar una lección de expresividad y comunicación no verbal. Ya quisieran muchos actores profesionales (me vienen a la mente gente como Nicolas Cage o Ben Affleck) tener la cantidad de registros de este actor que casi nunca da la cara. También hay que reconocer que la animación por ordenador ha avanzado de forma espectacular. Las animaciones de los simios y su interactuación son asombrosas.

 Cuando hablamos de los humanos la cuestión actoral pierde bastante nivel, Jason Clarke me parece un actor bastante inexpresivo (yo eché de menos a James Franco, ¿qué ha pasado con su personaje?).  Lo mismo puedo decir de Keri Rusell.  No forman la típica pareja de héroe y heroína guaperas pero creo que sus personajes no están bien desarrollados, demasiado esquemáticos. Tampoco el personaje del joven adolescente parece que aporte nada a la trama. Por su parte, Gary Oldman está en su línea, histriónico.

Un blockbuster digno, ojalá todos los que nos llegan fueran así de correctos.

5,5

jueves, 13 de noviembre de 2014

Seven (1995)


 Cuando vi el tráiler de Seven allá por 1995 pensé que estábamos ante otra película de psicópatas tan de boga en los años 80 y 90 en las que al final cazan al villano justo cuando está a punto de acabar con la chica. La impresión de film intrascendente se acrecentaba con la inclusión del guaperas de Brad Pitt y su novia por aquel entonces Gwyneth Paltrow. Seven parecía ser una copia más de El silencio de los corderos, algo más oscura que lo habitual quizás y con una atractiva estética de videoclip. Sin embargo, cuando vi el film me encontré con algo muy distinto y perturbador.

 El guión de Andrew Kevin Walker para Seven es mucho más perverso, violento e inteligente de lo que venía siendo habitual en este género. Tras el traspiés que supuso su debut con Alien3David Fincher se planteó seriamente dejar el cine para seguir con su carrera como director de video-clips. Por suerte Seven se cruzó en su camino.
 Seven es el thriller que revolucionó el género a mitad de los años 90. Tras El silencio de los corderos, creo que Seven es el film más influyente dentro del género de los serial killers modernos. Su influencia puede verse en films como Resurrección (una copia descarada) o la saga Saw (lo mismo). En todos ellos tenemos a un inteligente psicópata que parece ir siempre varios pasos por delante de la policía o, simplemente, se está leyendo el guión con dos capítulos de ventaja. El hecho de que el asesino se deje atrapar y mantenga el control incluso bajo la custodia policial nos recuerda inevitablemente a la ya citada El silencio de los corderos o la muy posterior El caballero oscuro. Tanto John Doe como Hanibal Lecter son los psicópatas más inteligentes del cine reciente y unos de los mejores villanos de la historia.

 Películas de parejas de policías con caracteres opuestos se habían hecho miles. Pero Seven aporta una mirada novedosa a este subgénero, una visión mucho más terrorífica que la de, por ejemplo, Arma letal. El mal se apodera del film poco a poco llegando a este perverso y retorcido clímax. Como en la reciente  True detective, el espectador es consciente de que el mal se va ganando terreno empezando por su estética hasta su desolador final. Sin grandes efectos especiales ni una traca final apabullante, el film deja desolado al espectador a miles de kilómetros de un lugar seguro. Seven insinúa antes que mostrar, es un film violento en el que la violencia apenas se ve pero sí muestra las terribles consecuencias de la violencia. Algo quizás mucho más aterrador.

 Otro acierto del guión de Andrew Kevin Walker es su peculiar estructura circular. Empieza un lunes y acaba un Domingo. Siete lluviosos días en los que no se cita en ningún momento el nombre de la ciudad en la la acción transcurre. Seven nos quiere convencer de que la gente es malvada. Un ladrón que mutila a sus víctimas sin motivo o un vendedor de pisos que sabe que está timando a su cliente son ejemplos que se nombran en la película. El mundo se ha vuelto un lugar insoportable gracias al ser humano. El mundo ya no es un lugar para tener un hijo. Los siete pecados capitales del hombre han convertido la creación de Dios en un infierno. El ser humano debe escarmentar.


El detective Mills (un gesticulante Brad Pitt) es el joven e impulsivo recién llegado a la ciudad. Mills tiene una bella esposa (Gwyneth Paltrow) con la que vive junto a sus perros en una casa casi inhabitable gracias a un vendedor que les timó. Su compañero Somerset (Morgan Freeman) es un veterano a punto de jubilarse, ha visto demasiada maldad en este cochino mundo como para dejarse impresionar por nada (o eso cree él). Somerset es mucho más cínico, no tiene familia y ya no aspira a nada.


El actor Kevin Spacey accedió a interpretar a John Doe a condición de que su nombre no apareciera en los títulos de crédito. Su imagen aparece brevemente en el encontronazo de Mills con el fotógrafo (Doe/Spacey) y en un retrato robot realizado por la policía basado en los testimonios de testigos. Fincher muestra al actor de forma tan breve que casi es una imagen subliminal, algo que Fincher desarrollaría ampliamente en El club de la lucha. No sabemos realmente nada de John Doe, su nombre (Juan Nadie) es el que se pone a los cadáveres sin identificar. Se ha borrado las huellas digitales, tanto empeño en borrar su pasado nos indica que no debe haber tenido una existencia feliz. Doe envidia la vida normal de los demás, una vida que él nunca ha podido llevar. Envidia la vida familiar del detective Mills. El pecado de John Doe es la Envidia. Doe se siente tan solo que ha escrito cuadernos enteros con sus perturbadas anotaciones sobre el Apocalipsis, el pecado y quién sabe qué más cosas. Doe es un ávido lector de literatura con referencias bíblicas como La divina comedia de Dante Alighieri o El paraíso perdido de John Milton. Por cierto, nunca me ha parecido verosímil que Doe, siendo un asesino frío y calculador, cometa el error de alquilarse los libros en una biblioteca pública. ¿Con tanto tiempo y dinero invertido en sus crímenes y no es capaz de comprarse los libros? Sin embargo, un posterior análisis de la cinta me hizo replantearme la pregunta ¿Un fallo imperdonable o formaba parte de un plan?.
 Doe sólo ha perpetrado 5 crímenes (Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza, Soberbia), le faltan dos para completar su obra. La Ira y la Envidia no han sido todavía escenificadas por Doe. La localización de su madriguera hace que Doe se tope cara a cara con un iracundo Mills y le hace improvisar sobre la marcha, podría haberlo matado fácilmente en el callejón pero parece que alberga otros planes. Al poco tiempo Doe se entrega a la policía con restos en sus manos de sangre humana que no pertenece ni a él ni a ninguna de las víctimas conocidas. Doe guarda un ensangrentado as en la manga.


 El pecado de Mills es la ira. Mills evoluciona de ser un prometedor policía a perderlo todo. No es suficientemente maduro y se deja llevar por su ira. En un momento dado se topa con Doe disfrazado de fotógrafo y le grita airado su nombre. Craso error, sin saberlo está gestando su propia tragedia. En el clímax del film, su ira le lleva a asesinar a sangre fría a un Doe esposado cuando ya no representa amenaza alguna. Mills deja aflorar los instintos más primarios del ser humano dejando atrás la lógica y el imperio de la ley. Mills asesina a sangre fría a un detenido, acto recriminable pero totalmente entendible por el espectador. Probablemente muchos de nosotros hubiéramos actuado igual. El héroe no salva a la chica mientras acaba con el villano. El héroe pierde a la chica (y a su familia) convirtiéndose en una bestia rabiosa que acaba la obra del villano de turno. No sólo no desbarata los planes del villano sino que, en su ira, completa la diabólica misión de éste. No sabemos dónde se ubica el film pero es posible que en ese estado exista la pena de muerte por asesinato. Mills, muy probablemente, acabará ejecutado por el Estado. Los siete pecados tienen, al fin, su representación.

 El final del film es lo que realmente dignifica todo el conjunto. Tras una excelente ambientación y un ritmo magnífico, Fincher consigue rematar su film de una forma soberbia que dejó noqueado al público. Realmente nadie se esperaba un final así. De hecho, el final que se rodó era algo más largo del que se estrenó en los cines. En este final se dejaba más claro mediante el diálogo que Mills debía matar a Doe para que éste completara su misión, ambos debían morir. Fincher barajó otro final en el que Somerset dispara a John Doe antes de que lo haga Mills. En un acto totalmente racional (al contrario que Mills) decide matar a Doe antes de que Mills arruine para siempre su vida y su carrera irremediablemente. El final elegido es bastante más pesimista.
 No me gusta el epílogo con la frase final de Somerset “El mundo es un buen lugar por el que merece la pena luchar. Estoy de acuerdo con la segunda parte de la frase.". No deja de ser un toque optimista poco coherente, a mi entender, con lo visionado en el film. No sé si fue un añadido impuesto por los productores para suavizar el mensaje del film pero creo que no acaba de encajar.

 Valga como apunte final que una película que usa en sus títulos de crédito iniciales música de Nine inch nails no puede ser un film convencional. El grupo de Trent Reznor había triunfado el año anterior con uno de los discos más aterradores de la historia The downward spiral. La colaboración entre Fincher y Reznor no acabaría ahí, Reznor ha realizado las bandas sonoras de los tres últimos films de Fincher hasta la fecha. Para los créditos finales Fincher usó el tema de David Bowie The hearts filthy lessons, un tema oscuro sobre asesinatos con un componente artístico.
 Por cierto, los títulos de crédito de Seven han sido imitados (como el resto del film) hasta la saciedad en los últimos  20 años.

martes, 11 de noviembre de 2014

Knick Knack

 En 1988 Bobby McFerrin triunfó de forma estratosférica con aquel éxito a capella llamado Don't worry, be happy que acabó estando hasta en la sopa. Reconozco que acabé odiando la cancioncilla y a su autor.
 Al año siguiente McFerrin compuso la música para el corto de animación de Pixar Knick Knack que acabo de redescubrir y me parece simplemente genial. McFerrin improvisó buena parte de la música conforme iba viendo el corto. Un ejemplo de perfecta comunión entre música e imágenes. Ahora ya no odio a Bobby McFerrin.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Interstellar

 Tenía que pasar, como todos los directores con ciertas aspiraciones, Christopher Nolan ha intentado realizar su propia 2001



 Hasta ahora a Nolan muchos le acusaban de pomposo y creerse demasiado trascendente, tales acusaciones se hacen irrefutables en Interstellar. Nolan une como nadie espectáculo y complejidad argumental.  Interstellar es demasiado ambiciosa y pretende abarcar demasiado, correcto, pero también es un espectáculo sublime.


 El guión de los hermanos Nolan parte de un argumento nos recuerda a muchas otras películas de ciencia ficción como la citada 2001, Señales, Contacto, Sunshine o Gravity, pero es capaz de aportar su particular visión. A estas alturas es muy difícil lograr una historia original que sorprenda al gran público pero para eso se supone que están los cineastas como Nolan. Sin ir más lejos, el año pasado Alfonso Cuarón nos sorprendió con la maravillosa Gravity que debido a su simpleza argumental era tremendamente entretenida sin dejar de ser una gran película sobre el espacio. Gravity fue un triunfo en toda regla mientras Interstellar es algo mucho más ambicioso.

 Intestellar es una buena película que dudo mucho que hubiera sido mejor si hubiera sido algo menos ambiciosa. Todo lo concerniente a la familia del protagonista, la granja, el abuelo, el dron y demás me resultó un tanto fuera de lugar la primera vez que la vi pero me acabó convenciendo tras un segundo visionado. Entiendo lo que Nolan pretende al introducir el aspecto sentimental en una película de ciencia ficción pero esta vez no he conectado con su propuesta. ¿Puede que el amor paterno sea una variable que debamos tener en cuanta a la hora de pensar en futuro de la raza humana?


 Nolan dirige con mano maestra y sabe crear emoción y tensión en el espectador como nadie en el cine actual. A pesar de sus casi tres horas y un epílogo demasiado largo a mí el film me mantuvo clavado al asiento y en tensión durante todo el metraje. Interstellar tiene momentos que harán las delicias de los aficionados al género de la ciencia ficción y de cualquier persona un pco sensible. Nolan se ha puesto trascendente en grado sumo y nos habla del futuro de la raza humana, el instinto se supervivencia, la familia, la gravedad y los agujeros de gusano en un film simplemente asombroso y emocionante.


 En el segundo visionado entendí mejor las motivaciones de los personajes de Matt Damon y Cassey Affleck. Incluso la química entre Matthew McConaughey y Anne Hathaway me resultó mucho más lograda. Mención aparte se merecen los robots del film, con esa peculiar apariencia me resultaron poco creíbles, la verdad, y no dejaron de recordarme a los androides de Naves misteriosas pero con mejores efectos especiales.
 Siempre es de alabar que una película no trate al espectador de idiota, pero irse al otro extremo tampoco es la mejor opción. Nolan debe creerse que todos los espectadores somos expertos en física, yo ni siquiera puedo leer morse o binario por lo que ciertos pasajes de la trama se escaparon a mi entendimiento. Si hablamos de cinco dimensiones la cosa se me complica aún más. He tenido que verla dos veces para entenderla en toda su complejidad científica (soy de letras) y caer rendido a sus pies.

 Debo destacar la magnífica banda sonora del alemán Hans Zimmer. Es uno de sus mejores trabajos, una partitura  al vez minimalista y grandilocuente que por momentos me recordó a (era inevitable) a 2001. Ese leitmotiv que recorre toda la película a base de unas pocas notas que se repiten incesantemente en un crescendo colosal sólo lo puedo catalogar de sublime. Una partitura hipnótica que eleva la cinta más allá de la estratosfera. Nolan da un gran protagonismo a la banda sonora de Zimmer y, como hace habitualmente, sube deliberadamente el volumen de la música hasta niveles casi excesivos. La energía que proyecta su música sobre las imágenes les da un dramatismo y una halo épico desbordante. .

Interstellar es toda una experiencia.

8

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Open windows


Que conste que Nacho Vigalondo me cae mal. Al contrario que Santiago Segura, Vigalondo no me resulta simpático. No es culpa suya, es más bien una apreciación personal mía que procuro que no me afecte a la hora de enjuiciar su obra. Sirva como ejemplo de mi imparcialidad que su primera película Cronocrímenes me gustó bastante e incluso debo admitir que la propuesta de Open Windows no deja de ser bastante original.

 Vigalondo pretende hacer una actualización de la Ventana indiscreta del maestro Hitchcok (ahí es nada, ambición no le falta a este hombre). Vigalondo viene con la lección bien aprendida y dota a este techno-thriller de un ritmo más que acertado, durante buena parte del metraje el espectador está absorto mirando las múltiples pantallas de ordenador en las que se divide cada plano. El espectador se convierte en un moderno voyeur que invade la intimidad de los demás gracias a las nuevas tecnologías. No es esta una película que yo recomiende a los espectadores aficionados a los thrillers convencionales, supongo que a los espectadores de mayor edad les resultará liosa e incomprensible por todo el vocabulario informático. Sí la recomendaría a frikis de la imfomática y fans de Sasha Grey.

 No me duelen prendas en admitir que pasé una primera hora entretenida, sin embargo, el castillo en el aire hábilmente construido por Vigalondo no consigue mantenerse en el aire y acaba estrellándose contra el suelo de forma estrepitosa. Una pena, la cosa iba bastante bien pero un exceso de metraje y unos giros argumentales totalmente inverosímiles echan por tierra la película. No se puede pretender estirar tanto una trama y estar sorprendiendo al espectador una vez tras otra sin fin. Al final uno está deseando que la peli termine de una vez debido a que hace rato que dejaron de interesarnos las andanzas de los personajes. Vigalondo ha sido demasiado pretencioso y ése ha sido su mayor error.

 Debo reconocer que es la primera película entera que veo Sasha Grey, la chica no lo hace mal como estrella aburrida de su estereotipada imagen pública. O mucho me equivoco o su personaje tiene bastante que ver la propia Sasha Grey (quien huye como de la peste de su pasado de estrella del porno y se dedica a escribir novelas o hacer de DJ, cualquier cosa por demostrar que es capaz de labrarse una carrera fuera del cine X). Lamentablemente para ella, está muy lejos de ser una gran actriz, lo de actuar en el cine convencional no es lo suyo. Por su parte, el bueno de Elijah Wood sigue en su eterno papel de chico inocente metido en un lío terrible. Está como siempre, encasillado. Esa carita no da para más.
 Cabe destacar que me resultaron simpáticos los cameos de actores españoles colegas del director como Carlos Areces. Una vez más Vigalondo se reserva un papel (y el mejor chiste del film) en un claro homenaje a los fans del cine de terror más casposo.

Vigalondo ha logrado rodar con actores americanos, bravo por él, y demuestra que puede tener ideas más que interesantes y novedosas, el problema es que no consigue llevarlas a buen puerto. En su afán de sorprender se ha pasado de frenada y su film resulta excesivamente tramposo.

4,5

lunes, 3 de noviembre de 2014

Upstream colour


 Tras estrenarse con una auténtica película de culto como es Primer, Shane Carruth ha tardado demasiado (9 años, ni más ni menos) en elaborar su segunda película. Viendo el resultado a uno le cabe la duda de si no es mejor tardar casi una década en un proyecto así de arrriesgado antes que rodar una tontería tras otra  cada 2 años .

 No vamos a engañarnos a estas alturas del partido. Sólo existen dos tipos de espectadores: los quieren ver siempre lo mismo y los que no. Dentro del primer grupo encontramos a las personas que desean ver cine con una estructura (presentación, desarrollo y desenlace) y unos personajes (el bueno, el malo y la chica) siempre muy similares. Nada de sobresaltos ni sorpresas. ¿Por qué te crees que hay tantos tráilers que te cuentan prácticamente todo lo que ocurre en la película? ¿Por qué crees que publicitan una película con frases como “De los productores de…” o “Del director de…”? Para que el espectador sepa qué se va a encontrar. Hay personas que tienen muy claro lo que les gusta y desean ver siempre la misma película. Los que tenemos hijos sabemos que a los niños les encanta ver una y otra vez las mismas películas. Adoran recrearse en historias que se saben al dedillo. Necesitan que todo esté bajo control y dentro de unos parámetros en los que se sienten seguros. Todo ello está llevando a una peligrosa infantilización del cine comercial en las últimas décadas, las películas parecen malas fotocopias de un desgastado folletín.  Yo cada día valoro más que una película se salga de los márgenes convencionales y me sorprenda. Quizás por eso me gustó tanto Upstream colour.


 Se dice que Hollywood tentó a 
Carruth con llevar a cabo un proyecto que llegó a estar bastante avanzado pero que finalmente no vio la luz, paree ser que Carruth no estaba dispuesto a perder ni un gramo de libertad creativa. Por ello se ha financiado él mismo (con ayuda de amigos y crowd founding) su segunda película.Carruth parece ser un director perfeccionista hasta límites insospechados, su historia requería de todo este tiempo y mucha implicación personal. Carruth ha sido totalmente independiente y ha tenido control absoluto de su obra gracias a que se la ha financiado él solito con ayuda de amigos y crowd founding. Carruth es el padre del film en todos los sentidos y único responsable del resultado final. Ha sido escritor, director, montador, músico, actor y fotógrafo de su película.

 Upstream colour es una distinta a casi todo que hayas visto. Upstream colour no le debe nada a nadie ni toma premisas de otras historias. Es única y con un universo propio en el que no es fácil penetrar pero del que, una vez dentro, es imposible sustraerse. Un film hecho con mucho mimo y mucho respeto por el noble arte del cine y, cosa nada despreciable, el espectador.

 
Carruth afronta una ciencia ficción adulta, nada de cachivaches infantiloides, y casi filosófica. No nos lo pone fácil al espectador que decida dar el paso, dando información a cuenta gotas. El cómo que es más fascinante que el qué. Upstream colour es un rompecabezas con drogas, gusanos, cerdos, flores raras, técnicos de sonido y un ladrón. No es fácil en un primer visionado. Todo parece estar conectado pero las pistas no son evidentes para el espectador. Una vez más, estamos ante un film que nos obliga a estar atento a cada detalle y a reflexionar sobre lo que estamos viendo a cada momento. Puede que las conclusiones que saquemos no coincidan con las de otros y puede que no lleguemos a ninguna conclusión, pero el viaje es fascinante.
 Carruth elabora un film absorbente, con un ritmo que se acelera y se ralentiza varias veces pero que nunca deja de sorprender. Las bellas imágenes y su arriesgado montaje contribuyen decisivamente a ello. El sonido y la imagen se fusionan de forma casi mágica para darnos un film de una gran belleza y originalidad.  Me recordó en algún momento a la fallida El Árbol de la vida, película a la que supera con creces ya que Upstream colour tiene un significado y un claro final, amén de no durar 3 horas.



 Al igual que pasó con Enemy, aquí os dejo mi interpretación de Upstream colour

(OJITO, SPOILER):

 Un gusano produce una sustancia que provoca una conexión mental entre las personas que la ingieren. Dicha sustancia se puede usar también para anular la voluntad de las personas. Un hábil ladrón introduce el gusano que produce la droga en el cuerpo de sus víctimas para apoderarse de su voluntad y robarles el dinero. Manteniendo su mente ocupada con sencillos trabajos manuales o aprendiendo textos de memoria y alimentándose a base de agua fría, el ladrón consigue apoderarse del dinero de sus víctimas y desaparece. Las víctimas quedan indefensas y todavía con el gusano en su interior, atraídos por un zumbido acuden a una granja en la que un ingeniero de sonido cuida cerdos. El ingeniero/granjero traspasa el gusano a un cerdo, creando un vínculo entre cada víctima del ladrón y un cerdo concreto. Una vez devueltos a su vida normal, las víctimas del ladrón deben rehacer sus vidas, tarea nada fácil con importantes lagunas de memoria y ciertas secuelas como recordar pasajes enteros de libros. El vínculo creado entre víctima y cerdo es duradero, por lo que los humanos sienten las emociones de los cerdos sin ningún motivo aparente.
Sin embargo otro vínculo más se forma entre otras víctimas del mismo ladrón. Los protagonistas se sentirán atraídos el uno por el otro, sin saber muy bien el por qué. El trauma vivido les une de tal modo que hasta confunden sus recuerdos.
El granjero arroja al río a los cerdos, la sustancia creada por el gusano llega hasta unas extrañas orquídeas azules de las cuales saldrá el gusano. Así se cierra el ciclo de la vida, en el que unos son víctimas y otros parásitos.


Todo ello nos lleva a unas cuantas reflexiones que incitan a un debate apasionante: ¿Es el granjero una metáfora del Estado que controla a los ciudadanos? ¿O es una metáfora de Dios? ¿Existe realmente la libertad? ¿Podemos hacer algo por cambiar nuestro destino?
FIN SPOILER

Carruth con sólo dos películas me parece uno de los directores más interesantes del momento.


8