jueves, 14 de mayo de 2015

Mad Max: Fury road


 La carrera del director George Miller se había disuelto como un azucarillo en un vaso de agua. Nada quedaba en su cine de la violencia de sus primeros films. Ni Babe, el cerdito valiente ni Happy feet tienen nada que ver con su Mad Max. La enorme falta de ideas del cine actual puede haber servido para que Miller revisite ese polvoriento futuro post-apocalíptico que nos brindó lo mejor de su filmografía.

 ¿Es esta Mad Max: Fury road una secuela, una precuela o un reboot?  Poco importa. Lo único que le podíamos pedir a esta revisión es que fuera lo suficientemente violenta, salvaje y macarra como lo fue Mad Max 2 (la mejor de la saga) hace ni más ni menos que 35 años. Cualquier otra cosa hubiera sido una gran decepción. Nadie quiere una revisión naif/edulcorada/adolescente de un clásico del cine post-apocalíptico ni otro insulso remake como Robocop. Por suerte, George Miller esta en plena forma a sus 70 años y nos entrega un gran espectáculo lleno de violencia y velocidad. Las escenas de acción son trepidantes y el espectador no tiene apenas ni un segundo de respiro. Mad max es un torbellino incontrolable de polvo y sangre. Es lo que todos esperábamos. Bravo.


 Mad Max: Fury road es puro entretenimiento. Miller ha vuelto para reclamar el trono del cine de acción y velocidad que parece que le había robado la saga de The fast & the furious. Miller se ha adaptado increíblemente bien a las nuevas directrices de un género que él ayudó a parir. El tiempo no ha pasado en balde, su film tiene 2.700 cortes frente a los 1.200 de la segunda entrega. El cine de acción se ha hecho mucho más vertiginoso en estos años. Como bien se dice en la publicidad del film, el futuro pertenece a los locos. Amén.
 Miller nos regala varias escenas simplemente geniales, desde el prodigioso inicio hasta la batalla final, el film está plagado de algunas de las mejores escenas de acción de los últimos 15 años. Y mira que hemos visto cine de acción (alguno realmente bochornoso). Mad Max: Fury road es un prodigio perfectamente rodado a la vieja usanza (sin dejar que lo efectos especiales tomen el control) y con un montaje alucinante. Escenas como la de la cadena o el árbol me dejaron clavado al asiento y con la boca abierta.

¿Y el guión? La historia es una mera excusa para las escenas de persecución. No hay más vueltas. La película es tan simple en su historia como compleja en su ejecución. Obviamente, se han invertido muchas más horas en el rodaje o en la sala de montaje que escribiendo el guión. Sin embargo, Miller ha sido lo suficientemente hábil para incluir atractivas novedades como la religión y las drogas como incentivos de las masas. Su villano es un tirano de libro que usa cualquier medio para dominar a su pueblo. La sociedad mostrada en el film ya no depende solamente del agua o la gasolina, también la sangre y las balas son fundamentales. La sociedad mostrada esta vez por Miller ha mutado de la anarquía a la tiranía existiendo un perverso orden social. En su mirada a la sociedad me pareció ver ecos de Jodorowsky, sobre todo en el uso de personajes como enanos en las clases superiores y amputados en las clases más bajas.

 Que tampoco nadie busque una aguda crítica social o profundidad psicológica en este tipo de cine.  No hay tiempo ni ganas de saber el pasado de los personajes. Con trazo grueso y leves apuntes Miller nos informa del carácter de cada uno de ellos. Es un mundo cruel en el que preguntar antes de disparar te costará la vida más pronto que tarde. Ni siquiera pierde tiempo en contarnos el pasado del protagonista, sería repetirse respecto a la película original. Con una voz en off y unos flashbacks tenemos resuelto el traumático pasado de Max. Miller va directamente a la acción y nos obliga a agarrarnos fuerte al asiento si no queremos salir despedidos de la sala de cine en la próxima curva o perder la cabeza con el próximo disparo. Yo me lo he pasado de coña.
 Debo destacar el sobresaliente diseño de producción. En especial, las máscaras, los vehículos y los volantes me han parecido fascinantes. Miller ha realizado al fin la película que muchos de sus imitadores llevan décadas intentando.


 En cuanto a los actores, todos cumplen, el tándem formado por Tom Hardy y Charlize Theron conforma una atípica pareja protagonista de lo más efectiva. No es que Hardy tenga muchas líneas de diálogo, de hecho, durante buena parte del metraje se limita a monosílabos, pero el tipo sabe dotar a su personaje del carisma necesario y no imita a Mel Gibson. Como pasaba con la saga original, Max me parece el personaje menos interesante de todos. Por su parte,  Charlize Theron compone una Imperator Furiosa que se suma a esas sufridas heroínas que reivindican el personaje de la mujer dentro del cine de acción. Ya era hora que, salvo honrosas excepciones, las mujeres sean en el cine algo más que objetos sexuales y desvalidas damiselas. En esta Mad Max del siglo XXI las mujeres tienen mucho que decir. También aparecen  Zoë Kravitz y Rosie Huntington-Whiteley. Como dato curioso y guiño a los seguidores de la saga original tengo que destacar que Hugh Keays-Byrne (quien ya interpretó a Cortauñas en la primera película) vuelve a interpretar al villano de turno, un Immortan Joe realmente carismático.

 Debo mencionar que me gustó la adrenalítica música del DJ Junkie XL (a base de tambores y guitarras), sin embargo, su música orquestada para los momentos más calmados me resultó demasiado obvia. Pueden ser manías mías.

 No se pierdan Mad Max: fury road, una montaña rusa mortalmente entretenida.

7

lunes, 4 de mayo de 2015

Vengadores: La era de Ultrón


 La verdad es que sólo con ironía y nostalgia se puede enfrentar el espectador adulto a estas películas de super héroes en mallas. El cine comercial ha comenzado hace décadas un viaje sin retorno hacia el espectáculo total desprovisto de alma. ¿Llegaremos a un punto en el que una aplicación generará una película digital a medida de los gustos del espectador? ¿Quedará hueco para la sorpresa? ¿Tiene alma el cine del estudio Marvel? No lo sé, pero nosotros tenemos (todavía) nuestro corazoncito.

 Ya tenemos aquí al esperada segunda parte de Los Vengadores. Visto lo bien que han funcionado las últimas entregas de los estudios Marvel, era de esperar que esta nueva entrega no se moviera ni un ápice de la fómula del éxito. Así ha sido. Los vengadores 2 no aporta nada nuevo que no hayamos visto ya, es más de lo mismo pero ampliado. Los fans de los superhéroes Marvel y los fans de este cine de acción saldrán más que satisfechos. No procede pedirles nada más a estas películas. Leñe, que muchos crecimos con estos personajes y hay que reconocer que estas adaptaciones son muy entretenidas. No filosofemos más, por favor.

 Hagamos un poco de historia. La bancarrota a la que parecía destinada la editorial Marvel a mediados de los años 90 le obligó a vender los derechos de algunos de sus personajes a los grandes estudios cinematográficos para su explotación. Así, Fox compró los derechos de los mutantes (X-men) y los 4 Fantásticos.  Por su parte, Sony compró los derechos de Spider-man. Sin embargo, el éxito de las adaptaciones realizadas por los grandes estudios hizo que Marvel (una vez saneadas sus cuentas) se lanzara a la explotación del catálogo de personajes que aún retenía. Todo ello nos lleva a que hoy Sony sigue explotando Spider-man de forma rastrera y Fox ataca una vez más con otro film sobre los 4 Fantásticos. Finalmente, Marvel ha decidido cancelar la publicación de los cómics de los 4 Fantásticos tras más de 50 años, parece que la bajada de ventas y la imposibilidad de rentabilizar la serie en futuras películas han sido decisivas. Amén que hacerle publicidad a otro estudio no debía hacerles mucha gracia. Seamos francos, ya antes de caer en manos de Disney, Marvel se ha convertido en un estudio de cine para el cual la publicación de cómics es un negocio secundario.
 Sin embargo, lo más sangrante y llamativo para el espectador es que algunos personajes tienen los derechos compartidos entre Fox y Marvel. Así, Quicksilver apareció en X-men Días del futuro pasado (siendo lo más divertido del film) y también aparece en esta Los Vengadores 2. Como Fox tiene el derecho de explotación de todos los mutantes, Quicksilver no es un mutante sino un mejorado (ojito a la artimaña). Lo mismo ocurre con su hermana Wanda (La bruja escarlata), aquí ambos no son mutantes ni hijos de Magneto (ya que éste también es un mutante y no se le puede ni nombrar en una peli Marvel).
 El guión de La era de Ultrón no es gran cosa pero tiene los suficientes elementos de humor, ironía e incluso emoción como para hacernos sentir otra vez como cuando leíamos las historias de estos personajes siendo unos críos. De hecho, el público infantil y juvenil es el target mayoritario de Marvel y su mayor logro es que los adultos también podamos disfrutar de sus películas. Hay mucha pelea, mucho ego y algo de sensiblería para que los héroes no parezcan meras máquinas de luchar. Tony Stark sigue siendo el pilar angular del grupo pero el resto de personajes gana protagonismo haciendo que el conjunto resulte bastante equilibrado. Todos tienen su momento para lucirse y me gustó el trato que se dispensa a secundarios como La viuda negra, Ojo de Halcón o el doctor Banner.
Lamentablemente, el villano de la fución no está a la altura de lo esperado. Más allá de su primera aparición, Ultrón resulta un villano un tanto endeble y poco terrorífico. Su amenaza sobre el planeta tierra no hay quien se la tome en serio, la verdad. Una lástima. Ya sabemos que el villano es fundamental en este tipo de cine y aquí no ha estado a la altura. Tampoco entiendí la necesidad que tiene Ultrón de mover los labios para hablar (¿no era un robot?). Me pareció mucho más atractivo el personaje de Wanda, por sus poderes y su apariencia, que el de Ultrón. Me gustó también el tratamiento del personaje de Visión, la verdad es que Paul Bettany es clavadito al personaje.

  La era de Ultrón funciona a las mil maravillas si lo que buscas es acción a raudales. Los vengadores 2 es una montaña rusa que una vez que no deja ni un segundo de respiro al espectador. Por momentos me recordó a Transformers (esa lucha entre Iron man y Hulk parece rodada por un Michael Bay hasta arriba de ácido) y a Fast & the furious. Estas tres sagas son claros exponentes del cine de acción moderno, un cine al que no hay que exigirle nada más allá de la acción sin freno. Nada de filosofar sobre el origen y la deriva del ser humano, no procede. Esto es cine de consumo inmediato. Obviamente, yo prefiero Los vengadores aunque sólo sea por el cariño que les tengo a los personajes.
Esta vez no había que contar cómo se forma el grupo y el guión se permite desarrollar las relaciones interpersonales entre los vengadores. Sigue habiendo piques y peleas entre ellos que harán las delicias de los espectadores. Nos se traiciona nada de lo mostrado en las anteriores películas de Marvel y las tramas están bien integradas. Se habla de personajes ya vistos en las películas de Thor, Iron Man o El capitán América dando la sensación de que estamos realmente en un universo cohesionado.
El film sufre un claro parón pasada la mitad del metraje (la granja) pero creo que le viene bien para que el espectador recupere el aliento y los personajes puedan reflexionar. La cosa no es grave, es un paso atrás para coger carrerilla hacia un final simplemente tan absurdo como grandioso y estridente.

  El director Joss Whedon cumple una vez más y ofrece un espectáculo vibrante  y apabullante. Su estilo narrativo no presenta aquí ninguna novedad. El tipo no ha inventado nada pero al menos no estropea la historia que tiene entre manos. La peli se ve sin problemas y sus 142 minutos no se me hicieron pesados en ningún momento, tampoco las batallas me parecieron eternas ni difíciles. El apartado técnico tiene el mérito de incorporar a decenas de personajes interactuando con miles de efectos especiales y que la cosa no quede incomprensible. Obviamente se han gastado mucho más dinero en efectos que en un buen guión. Sí me molestaron un poco el abuso de la cámara lenta y alguna fantasmada pero sin llegar nunca a lastrar el film.

Reconozco que quizás me estoy haciendo mayor para este tipo de cine tan frenético, salí de la sala de cine aturdido pero satisfecho. No me esperaba nada más ni nada menos de lo que esta película me ha dado. Un film ideal para desconectar y volver a sentirnos como un niño.