jueves, 1 de septiembre de 2016

KUBO Y LAS DOS CUERDAS MÁGICAS (KUBO AND THE TWO STRINGS)


Al inicio de Kubo y las dos cuerdas mágicas con la pantalla totalmente a oscuras, oímos la frase “Si han de parpadear, háganlo ahora”. La frase no podría estar mejor elegida para avisarnos del torrente visual que estamos apunto de contemplar. Una vez empieza la acción uno desea no perderse ni un solo fotograma de esta gran película de animación.
La galopante crisis creativa reinante en el cine comercial (repleto de remakes y secuelas) es especialmente sangrante en el cine de animación. Los grandes estudios evitan el riego y explotan franquicias de probada rentabilidad. Ahí siguen empecinadas en alargar hasta el ridículo sagas agonizantes como Kung Fu Panda o Ice Age (que ya va por la quinta entrega). Cualquier película de animación que tenga éxito debe tener una continuación o un spin off, ahí está Gru con sus dos entregas y el film sobre Los minions. Incluso Pixar ha patinado con secuelas como Cars 2, Monstruos University o Buscando a Dory.
Por suerte, no todo está perdido. Como si de la aldea gala de Astérix se tratara, hay una compañía de animación que resiste en medio de tanto miedo a salir de la zona de confort. Me refiero a los estudios Laika Animation, quienes han hecho de la calidad, el riesgo y la innovación una característica de sus productos. Laika se caracteriza por hacer animación a base de la vieja técnica del stop motion (ayudada puntualmente por algo de ordenador) y por unas historias más sombrías de lo habitual y no destinadas exclusivamente al público infantil. Su andadura empezó de forma brillante en 2009 con Los mundos de Coraline bajo la  dirección de Henry Selick (Pesadilla antes de navidad, James y el melocotón gigante) basada en la novela de Neil Gaimam (un autor que lleva el riesgo en su ADN). Luego vino El alucinante mundo de Norman (2012) que mantuvo el nivel y Los Boxtrolls (2014) que, en mi opinión, fue un paso en falso. Sin embargo, con Kubo han vuelto a su mejor nivel.
Kubo y las dos cuerdas mágicas es una excepcional película de aventuras. Su historia es mucho más compleja de lo que estamos acostumbrado y algunos pasajes son realmente tenebrosos. Vamos, que estamos ante un film más cercano a los films de estudio Ghibli que a la ñoñería de Disney. Algo que es muy agradable para los espectadores adultos, da gusto que no te traten como un idiota en la sala de cine.
La verdad es que Travis Knight se estrena en la dirección de manera impecable. Su film es un prodigio visual lleno de poesía y belleza conjugado sabiamente con el mejor cine de aventuras. Kubo y las dos cuerdas mágicas no es solamente es un regalo para los ojos, su historia es una maravilla. El guión tiene matices, los personajes no son planos, evolucionan y todo tiene un significado. Hasta las dos cuerdas del título. Estamos ante el típico viaje iniciático del joven héroe, nada nuevo bajo el sol, pero con las suficientes variantes como para hacerlo fascinante. Valga como ejemplo que el protagonista es un chico discapacitado que se gana la vida como narrador callejero de historias a la vez que cuida de su madre. Nada de princesitas aburridas en sus castillos en busca del príncipe azul. También los secundarios están mucho más elaborados en el guión, nada es lo que parece y reconozco que algunos giros me pillaron por sorpresa. Pero todo film de aventuras depende de sus villanos, en este caso las dos brujas hermanas son tan malvadas como terroríficas. Es cierto que a los más pequeños algunos pasajes les pueden asustar un poco pero los acertados toques de humor y la camaradería que desprende el film lo acercan a terrenos muy adecuados para los peques. Mis hijos pasaron algo de miedo, se asustaron, se rieron, se divirtieron, se maravillaron y vibraron con esta historia. Todo un torbellino emocional.
Ya para acabar, debo destacar que el tratamiento a la cultura en la que enmarca su historia. No es mero folclore ni se limitan a copiar paisajes y edificios. Se nota un verdadero interés por la cultura japonesa y su tradición. Me agradó mucho la partitura de Dario Marianelli y su manera de basarse en la música tradicional japonesa. Hablando de música, me sorprendió la excelente versión que Regina Spektor se ha marcado con aires japoneses del While my guitar gently weeps de George Harrison que acompaña a los bellísimos los títulos de crédito finales (que recomiendo ver hasta el final).

Kubo y las dos cuerdas mágicas es, por ahora, la mejor película de animación de 2016.


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